Dos filorrom¨¢nticos

El segundo concierto del nuevo ciclo de la Orquesta Nacional, dirigido por uno de sus invitados principales, Walter Weller, combin¨® dos obras filorrom¨¢nticas: el Concierto para piano y orquesta en la menor de Grieg y la Primera sinfon¨ªa de Rasmaninov. Joaqu¨ªn Ach¨²carro protagoniz¨® una versi¨®n magn¨ªfica y hondamente comunicativa de la partitura de Grieg, cuya parte solista es clara y brillante y, a lo largo de su curso, inspirada, por utilizar un t¨¦rmino en desuso, como lo est¨¢ la misma obra. La versi¨®n de Walter Weller fue rigurosa y desentrafiadora, y sirvi¨® al casi principio de que "la claridad es la caridad de un int¨¦rprete". Son¨® bien y compacta la Orquesta Nacional, sobre la que, a mi modo de ver y pese a momentos de cierta crisis, abundan juicios excesivamente pesimistas. Hay que tener cuidado en esto, pues las opiniones, al convertirse en t¨®picos, resultan desorientadorasy, en definitiva, da?inas. La ¨²ltima actuaci¨®n de nuestra primera orquesta revela muy a las claras sus posibilidades y nos dice c¨®mo merece toda clase de cuidados. El ¨¦xito no sehizo esperar, y maestro y orquesta recogieron, as¨ª como Joaqu¨ªn Ach¨²carro, largas ovaciones.