Antiguo y nuevo r¨¦gimen luchan por el control del Estado en Polonia
La batalla entre el antiguo y el nuevo r¨¦gimen por el control del Estado no ha hecho m¨¢s que empezar apenas un mes despu¨¦s de la formaci¨®n del primer Gobierno no comunista en Polonia. Los primeros intentos del jefe del Gobierno, Tadeusz Mazowiecki, de extender su poder real a la Administraci¨®n provincia? y de desarticular las camarillas locales acaban de tropezar con una fuerte y eficaz resistencia.
En el momento de asumir el poder, Mazowiecki se declar¨® partidario de evitar la caza de brujas en la Administraci¨®n del Estado, con el fin de evitar un conflicto abierto con la nomenclatura comunista. Los sucesos ocurridos en Polonia en los ¨²ltimos d¨ªas se?alan que tal conflicto ser¨¢ muy dif¨ªcil de eludir.Un verdadero reto para Mazowiecki lo supone el fracaso de sus dos candidatos a la alcald¨ªa de la importante ciudad industrial de Lodz (a 100 kil¨®metros al oeste de Varsovia). La elecci¨®n de un hombre de Mazowiecki como alcalde fue impedida por el voto negativo de los representantes del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), mayoritarios en el consejo municipal, elegido en 1986 por un procedimiento que poco ten¨ªa que ver con la democracia y menos a¨²n con la actual correlaci¨®n de fuerzas de la actual sociedad polaca. La prensa de Solidaridad calific¨® de "escandalosa" la acci¨®n de los ediles comunistas, coordinada por el jefe provincial del POUP.
El diario del partido comunista, Trybuna Ludu, por su parte, se congratula por la postura de sus correligionarios que tuvieron, seg¨²n la publicaci¨®n, sus bien fundamentados motivos para rechazar las candidaturas en una situaci¨®n en la que el primer ministro hab¨ªa propuesto s¨®lo a dos hombres pr¨®ximos a Solidaridad y a ning¨²n candidato comunista.
Residuo totalitario
El caso de Lodz refleja muy bien el conflicto entre el antiguo y el nuevo r¨¦gimen. Seg¨²n uno de los concejales democristianos, sus colegas comunistas no son m¨¢s que "un residuo del sistema totalitario que cuida m¨¢s por el inter¨¦s de su partido que por el de la ciudad y sus habitantes". Mazowiecki encara ahora la humillante alternativa de nombrar a un comisario de la ciudad o proponer nuevas candidaturas. Otras soluci¨®n ser¨ªa la disoluci¨®n del consejo municipal y la convocatoria de unas elecciones municipales, las cuales, sin embargo, ser¨ªan consideradas por el POUP como un casus belli. La soluci¨®n definitiva de conflictos como el de Lodz no ser¨¢ posible antes de que se celebren, probablemente en junio pr¨®ximo, unas elecciones municipales plenamente democr¨¢ticas.
La batalla entre el nuevo y el antiguo r¨¦gimen se desarrolla tambi¨¦n de forma menos abierta. El pasado jueves, el ministro de Justicia, Aleksander Bentkowski, reconoci¨® en un programa en televisi¨®n que representantes de la administraci¨®n local hab¨ªan tratado de enga?arlo con objeto de que diera la orden de reprimir por la fuerza un supuesto motin en el centro penitenciario de Nowogard (noroeste de Polonia). S¨®lo unas negociaciones que mantuvieron diputados de Solidaridad con los presos permitieron aclarar que se trataba de una protesta pac¨ªfica y evitar un derramamiento de sangre que habr¨ªa comprometido al Gobierno.
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