La central sindical peronista se divide en dos sectores, pese a la mediaci¨®n de Menem
El presidente argentino, Carlos Menem, una vez cumplidos los primeros 100 d¨ªas del Gobierno que asumi¨® el pasado 8 de julio, y tras cerrar este ciclo con los decretos de indulto a militares y civiles, se enfrenta al primer problema pol¨ªtico no heredado. La poderosa Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), central sindical ¨²nica controlada por el peronismo, se dividi¨® en dos a pesar de la mediaci¨®n personal de Menem.
La disputa aparece en la superficie como el conflicto entre un dirigente combativo, Sa¨²l Ubaldini, y el sector menemista, agrupado en la llamada Mesa de Enlace, que encabeza Luis Barrionuevo, l¨ªder de los empleados de hosteler¨ªa y funcionario del Gobierno en su puesto de administrador de los fondos que utilizan las obras sociales de los sindicatos. Estos fondos est¨¢n calculados en unos 3.000 millones de d¨®lares (360.000 millones de pesetas). La crisis de la CGT es una nueva erupci¨®n del siempre activo volc¨¢n ideol¨®gico peronista.La impresionante fuerza centr¨ªfuga desatada por el Gobierno de Menem, que ha establecido una poderosa, clara y definitiva alianza con la derecha pol¨ªtica y econ¨®mica, modific¨® las relaciones de poder. El combativo Ubaldini a quien Menem invitaba a sus actos de campa?a electoral, se convirti¨® ahora en un obst¨¢culo para la aplicaci¨®n de las ya aprobadas leyes de Emergencia Econ¨®mica y de Reforma del Estado. Ubaldini rechaz¨® dos puestos diplom¨¢ticos en el exterior que le ofreci¨® Menem, y los gremios de la Mesa de Enlace decidieron entonces convocar un congreso de delegados para elegir una nueva direcci¨®n de la CGT.
La apresurada alineaci¨®n de tropas detr¨¢s de Ubaldini y Barrionuevo incorpor¨® el debate ideol¨®gico a la lucha por el control de la central de trabajadores, que los peronistas consideran "la columna vertebral" de su movimiento. Junto a Barrionuevo se ubic¨® el ministro de trabajo, Jorge Triaca, ex dirigente de los obreros de las industrias del pl¨¢stico y l¨ªder de la CGT-Azopardo, que tom¨® su nombre de la calle donde funcionaba provisionalmente durante la dictadura militar. En aquel momento, Ubaldini era el secretario general de otro sector de la CGT, que acusaba de colaborar con los militares a la central sindical dirigida por Triaca.
Detr¨¢s de Ubaldini asoma Lorenzo Miguel, capo hist¨®rico de la Uni¨®n Obrera Metal¨²rgica y del sindicalismo peronista. Un ortodoxo que coloc¨® en su momento al entonces desconocido Ubaldini, dirigente del sindicato de obreros de las f¨¢bricas de cerveza, al frente de la CGT y ahora defiende con obstinaci¨®n al pibe, como ¨¦l le llama. Miguel mantiene un v¨ªnculo estrecho con un sector de empresarios que podr¨ªan ser los m¨¢s afectado por la ley de Emergencia Econ¨®mica Por su parte, la Asociaci¨®n de Trabajadores del Estado, un gremio de los llamados renovadores dentro del peronismo, se ali¨® a su vez a su tradicional enemigo, Lorenzo Miguel, para sostener a Ubaldini. Este sindicato se opone a lo que llama "las privatizaciones salvajes" autorizadas por la ley de Reforma del Estado.
Enfrentamientos
Los dos sectores pidieron la mediaci¨®n de Menem y acordaron realizar un congreso ordinario entre el 10 y el 11 de octubre pasados. Menem queria una lista ¨²nica para evitar la divisi¨®n, pero Ubaldini se neg¨® a renunciar a su cargo de secretario general, y se lleg¨® as¨ª a la votaci¨®n despu¨¦s de que las barras bravas de metal¨²rgicos de Lorenzo Miguel y matones contratados por Barrionuevo se enfrentaran a palos en la puerta del teatro General San Mart¨ªn, sede de las deliberaciones, en pleno centro de Buenos Aires.
La Mesa de Enlace logr¨® el control de la llamada comisi¨®n de poderes que legalizar¨ªa el mandato de los congresistas. Al d¨ªa siguiente, los ubaldinistas denunciaron "graves irregularidades" y se refugiaron en la sede de la central obrera. El congreso continu¨® sus sesiones y eligi¨® al secretario de la Federaci¨®n de Empleados de Comercio, Guerino Andreoni, como nuevo secretario general.
Hoy, 17 de octubre, la coincidencia de las fechas habr¨ªa permitido el festejo p¨²blico de los 100 d¨ªas en el momento de mayor popularidad del presidente Menem, seg¨²n las encuestas, y la evocaci¨®n de la jornada fundacional del peronismo, en 1945. Pero el acto, tradicional, fue suspendido por primera vez en 44 a?os ante el temor de que se enfrenten los activistas de los dos sectores sindicales enfrentados.
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