La estrella roja se qued¨® sin luz
H. T.Todo el Budapest monumental, a ambos m¨¢rgenes del Danubio, est¨¢ espectacularmente iluminado en estas noches de oto?o avanzado ya. Tan s¨®lo se echa en falta una luz, a la que h¨²ngaros y visitantes estaban muy acostumbrados.
La gran estrella roja que, sobre la aguja en la c¨²pula central del imponente Parlamento hac¨ªa recordar qui¨¦n manaba en Hungr¨ªa, permanece ya a oscuras. Le han cortado la corriente el¨¦ctrica al s¨ªmbolo del poder comunista d¨ªas antes de que los ¨²ltimos dirigentes no electos del pa¨ªs anuncien la liquidaci¨®n total del r¨¦gimen que encarn¨® este poder.
La enorme estrella roja, que no volver¨¢ a brillar, ser¨¢ desmontada pr¨®ximamente, al igual que todas las que dominan las fachadas de los edificios p¨²blicos y f¨¢bricas. Algunas llevan ya meses pintadas de negro por manos que han querido adelantar a¨²n m¨¢s los acontecimientos, ya de por s¨ª vertiginosos.
Habr¨¢ que cambiar los escudos y s¨ªmbolos en todo el pa¨ªs, desde los sellos oficiales a las insignias de la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito. Los gastos son ingentes, pero este gran acto de afirmaci¨®n de soberan¨ªa bien les vale a los h¨²ngaros el esfuerzo econ¨®mico.
Para el rodaje de una pel¨ªcula sobre el levantamiento de 1956, el pasado mes fue instalado un monumento a Stalin en las calles de Budapest que despu¨¦s habr¨ªa de ser derribado por los insurgentes. La visi¨®n de la inmensa estatua no dej¨® de causar escalofr¨ªos a los que la vieron instalar, pese a saber que el regreso del d¨¦spota georgiano era ficci¨®n. Las fotograf¨ªas de la cabeza de la estatua original rodando por el asfalto aquel 23 de octubre de hace 33 a?os dio la vuelta al mundo.
Mientras en Hungr¨ªa se desmontan los s¨ªmbolos en las ciudades y las mentiras en la historia, los irredentos del comunismo ortodoxo o simples defensores de sus privilegios en Checoslovaquia o Rumania siguen utilizando la fuerza en esfuerzos bald¨ªos por detener el tiempo e impedir el cambio.
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