Presunto delincuente
Los avatares de un ciudadano que perdi¨® su DNI
Javier Olivares, ingeniero agr¨®nomo, de 33 a?os, es un hombre extremadamente tranquilo. A pesar de trabajar en el centro de Madrid, parece que no le afectan los atascos, el ruido y los dem¨¢s inconvenientes de la gran ciudad. Nunca pierde la calma. ?ste es su relato de las peripecias que ha tenido que pasar tras haber perdido su documento de identidad.
A finales de abril de 1988 tuvo que desplazarse a Palencia por motivos de trabajo. A las tres de la madrugada, cuando dorm¨ªa en su hotel, se abri¨® la puerta de su habitaci¨®n. Era la polic¨ªa.?Es usted Javier Olivares?".
"S¨ª, yo soy".
"V¨ªstase, est¨¢ detenido".
Estupefacto, replic¨®: ?Detenido yo?".
"Hay una orden de busca y captura contra usted. Tiene que acompa?amos".
En comisar¨ªa, tras la espera de rutina, me llam¨® el comisario.
"Filiaci¨®n. A ver, ?usted c¨®mo se llama?".
"Javier Olivares, espa?ol, nacido en Bogot¨¢, Colombia; hijo de Rafael y de Eileen":
"Pero ?usted no siempre se llama as¨ª?".
"?ste es mi nombre". (No cre¨ª necesario contar que mis amigos me llaman Greto.)
"?Usted ha estado detenido alguna vez?".
"No, nunca".
"S¨ª, s¨ª, usted ha estado detenido en Andorra".
"Es imposible, porque yo en Andorra no he estado nunca".
"S¨ª, s¨ª, en el a?o 1982 estuvo detenido en Andorra".
"No. Mire, yo, en el a?o 1982, estuve en el servicio militar, y eso se puede comprobar".
"Bueno, pues aqu¨ª hay una orden de busca y captura contra usted. Ma?ana ya llamaremos al juzgado para ver c¨®mo lo arreglamos. ?Quiere un abogado?".
"No. ?Para qu¨¦ voy a querer un abogado? Esto es un error y cuando lo comprueben con el juzgado tendr¨¢n que soltarme".
Olivares explica que pas¨® la noche en una celda y que por la ma?ana "fue interrogado de nuevo por otro comisario."
?Qu¨¦ est¨¢ usted haciendo aqu¨ª?".
"Buscando un campo para remolacha".
Su versi¨®n coincid¨ªa con la que hab¨ªa contado su compa?ero de trabajo, de nacionalidad holandesa, y era una historia d¨ªficil de inventar, sin embargo, le trasladaron al juzgado esposado despu¨¦s de ficharle.
A lo largo de la ma?ana, merced a las gestiones realizadas por su cu?ada, que es funcionaria, se comprob¨® que se trataba de un error, pero su puesta en libertad no se produc¨ªa. Faltaba la confirmaci¨®n desde Madrid, que ten¨ªa que llegar por telegrama. Al mediod¨ªa el secretario del juzgado dijo que ya estaba solucionado el tema, pero orden¨® a los polic¨ªas su traslado a la c¨¢rcel de Palencia.
"?A la c¨¢rcel? Pero ?si me acaban de decir que el telegrama viene ahora!".
?S¨ª? Bueno, cuando llegue el telegrama ya le soltaremos".
Noticia inquietante
Al llegar a la c¨¢rcel el funcionario de la puerta le indic¨® que dejara sus cosas (maleta, malet¨ªn y cazadora) en un rinc¨®n. A continuaci¨®n le tomaron las huellas y le interrogaron."?Usted ha estado detenido alguna vez?".
"Pues no".
"Aqu¨ª pone que s¨ª. ?Usted se llama siempre Javier Olivares?". Nadie cre¨ªa nada de lo que contaba, y a pesar de su calma cuenta que empez¨® a irritarse.
"?De qui¨¦n son esas cosas?"
"M¨ªas".
" ?Y por qu¨¦ las deja ah¨ª?"
"Usted me ha dicho que las deje ah¨ª?"
"No se da cuenta de que est¨¢ en la c¨¢rcel y esto est¨¢ lleno de chorizos..."
Le metieron en una celda y le autorizaron a telefonear a su familia. Llam¨® a su madre, que estar¨ªa en casa.
Yo le dije: "Mam¨¢, estoy en la c¨¢rcel de Palencia", y ella habl¨® durante los otros 20 duros. Ya en la celda, me tumb¨¦ en el camastro a leer el peri¨®dico. La gente que pasaba miraba por la mirilla. Algunos expresaban su solidaridad. Yo estaba muy concentrado en mi peri¨®dico. Ese d¨ªa se publicaba la noticia, nada tranquilizadora, de que una persona hab¨ªa estado presa un mes en Palma de Mallorca porque su nombre coincid¨ªa con el de un delincuente.
Olivares fue finalmente, por la tarde, puesto en libertad. Cuando volvi¨® a Madrid reclam¨® en el juzgado que ten¨ªa declarada su busca y captura. En el expediente figuraba que hab¨ªa extraviado la documentaci¨®n en el a?o 1985, hecho que hab¨ªa denunciado. En 1986 detuvieron a un sospechoso, que pose¨ªa la documentaci¨®n que Olivares hab¨ªa perdido, y es a aquel al que buscan por delito de falsificaci¨®n. Le aconsejaron que presentara una denuncia por detenci¨®n ilegal, pero que no se preocupara, que no volver¨ªa a pasar, porque se hab¨ªa anulado la orden. Olivares consider¨® que la denuncia supon¨ªa gastos y problemas y decidi¨® que aquello era una bonita an¨¦cdota.
El 26 de septiembre pasado, sin embargo, en el hotel Conde de Floridablanca, en Murcia, le ocurri¨® lo mismo. A las dos y med¨ªa de la madrugada fue despertado de nuevo y trasladado a comisar¨ªa. Explic¨® su historia y como su compa?ero de trabajo conoc¨ªa al comisario las gestiones se agilizaron.De nuevo en Madrid exigi¨® explicaciones. Le dijeron que en abril de 1988 se hab¨ªa cursado orden para anular la busca, pero que nunca se ejecut¨®. Ahora le han dado un documento que dice que ni existe ni ha existido orden de busca y captura contra ¨¦l, lo que es una evidente falsedad.
Nadie le busc¨®
Lo sorprendente del caso, afirma Olivares, es que la orden de busca y captura es contra ¨¦l, en su direcci¨®n actual, pero en tres a?os nadie se ha molestado en ir a su casa para ver si vive all¨ª. Y el caso, dice, es que ya tengo antecedentes por dos detenciones y por haber pasado por la c¨¢rcel de Palencia, aunque sea por error. Como las fichas policiales no se anulan, ya soy presunto delincuente de aqu¨ª a que me muera.Ahora tengo que sacarme el pasaporte y no me atrevo, asegura, porque el ¨²nico documento que se necesita es el DNI, y el m¨ªo es muy peligroso.
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