Muerte en el mitin

LAS CIRCUNSTANCIAS de la muerte de Ram¨®n Trias Fargas, conseller de Econom¨ªa y Finanzas de la Generalitat de Catalu?a, que cay¨® fulminado por un ataque al coraz¨®n mientras se dirig¨ªa a sus partidarios en un mitin, introducen una nota dram¨¢tica en esta campa?a electoral, en la que, aparentemente, nada se juega y nadie parece creer lo que dice y lo que hace.Con Ram¨®n Trias Fargas no desaparece ¨²nicamente un pol¨ªtico liberal y un economista insigne, sino, ante todo, un intelectual que busc¨® en la raz¨®n, en sus razones, el sustento de su pr¨¢ctica personal, ind¨®mito ante los partidismos al uso y sin reparo alguno en el lucimiento p¨²blico de las discrepancias. Como conseller de Econom¨ªa y Finanzas de la Generalitat, a diferencia de sus antecesores, no fue un hombre de detalle, sino una cabeza capaz de dibujar l¨ªneas maestras y de realizar algunas apuestas, pocas pero valiosas -como es el mercado de futuros de Barcelona-, y de mantener, a veces a contracorriente, una clara posici¨®n contra el fraude fiscal.

La muerte le pill¨® en un momento de declive pol¨ªtico, en el que nuevas y no siempre m¨¢s limpias formas de hacer superaban su talante dem¨®crata, liberal y tolerante. Pudo haber sido presidente de la Generalitat, ministro de alg¨²n Gobierno espa?ol o alcalde de Barcelona, y muchas cosas m¨¢s posiblemente, y todo en su trayectoria supon¨ªa merecimientos para tales destinos. Pero debi¨® conformarse con el papel m¨¢s modesto de una consejer¨ªa y con su lucidez cr¨ªtica y su fe, infatigable en la gente y en la palabra. Su s¨²bita e inesperada desaparici¨®n, en plena campa?a electoral, proporciona a su figura una luz nueva, a?adida a los perfiles indiscutibles de su personalidad, y es la que surge de una bella muerte, la de un hombre consecuente con sus ideas que las sabe defender y asumir hasta el ¨²ltimo soplo de vida.