EE UU, satisfecho por la admisi¨®n sovi¨¦tica sobre la violaci¨®n del ABM

La admisi¨®n por primera vez por parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica de que las instalaciones de radar de Krasnoiarsk, en Siberia, constituyen una violaci¨®n del Tratado de Misiles Anti-Bal¨ªsticos (ABM) ha sido acogida con entusiasmo en Washington, que ve en ella una vindicaci¨®n de sus tesis sobre desarme mantenidas tenazmente durante los ¨²ltimos ocho a?os. Por su parte, el secretario de Estado, James Baker, manifest¨® que Estados Unidos tiene delante "la oportunidad m¨¢s clara de reducir el riesgo de una guerra desde la aurora de la era nuclear".En un discurso de una franqueza sin precedentes ante el Parlamento de la URSS, el pasado lunes, el ministro de Exteriores, Edvard, Shevardnadze, calific¨® la intervenci¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n de violaci¨®n de las normas de derecho internacional y admiti¨® por primera vez que la construcci¨®n de la estaci¨®n de Krasnoiarsk contraven¨ªa el acuerdo ABNI de 1972.

El halc¨®n del Pent¨¢gono en materia de desarme durante la Administraci¨®n de Reagan, Richard Perle, calific¨® la nueva posici¨®n sovi¨¦tica como "un signo de madurez pol¨ªtica realmente bienvenido". Para el Departamento de Estado supone "una se?al alentadora" de las intenciones sovi¨¦ticas.

Tras la reuni¨®n de finales de septiembre en Wyoming entre Shevardnadze y Baker, la URSS anunci¨® su intenci¨®n de desmantelar las controvertidas instalaciones de Siberia al tiempo que retiraba la pretensi¨®n de ligar la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) norteamericana o guerra de las galaxias a la posible conclusi¨®n de un acuerdo sobre misiles de largo alcance entre las dos superpotencias.

Krasnoiarsk se hab¨ªa convertido en una especie de pelota de pimp¨®n en las conversaciones sovietico-norteamericanas sobre armas espaciales. Cada vez que Mosc¨² acusaba a Washington de violar el tratado ABM por la guerra de las galaxias, Washington contraatacaba apuntando a Krasnoiarsk. La decisi¨®n tomada ahora por Mosc¨² para desmantelarlo no es gratuita, va paralela a la de Washington de limitar la SDI a la etapa de investigaci¨®n y no al despliegue de armas espaciales.