Bienvenida
"Esta canci¨®n, Freedom now, es para Nelson Mandela", dijo Tracy Chapman en la mitad del concierto. Fueron las ¨²nicas palabras no cantadas de la artista m¨¢s distante que haya pasado por Madrid en muchos a?os. Habr¨ªa que remontarse a los a?os heroicos de los colegios mayores para buscar un recital con mayor econom¨ªa de medios y recogimiento en el p¨²blico. Desde entonces, nunca se hab¨ªa visto tanta penumbra en un escenario, tanta sencillez en un planteamiento musical, que en el caso de Tracy Chapman resulta especialmente significativo y gratificante por ser una cantante que en s¨®lo dos a?os ha vendido millones de ejemplares de sus dos ¨²nicos discos.Durante una hora y media, Tracy Chapman ofreci¨® sus canciones, compuestas sobre media docena de acordes, dentro de la m¨¢s pura tradici¨®n de los cantautores norteamericanos de los a?os sesenta. S¨®lo la ternura y la emoci¨®n de sus melod¨ªas, y su natural adecuaci¨®n con la voz, los textos, la escenograf¨ªa y los arreglos musicales, permitieron a la cantante suavizar la monoton¨ªa que plane¨® durante su concierto en Madrid, a causa de la sistem¨¢tica repetici¨®n de esquemas arm¨®nicos y r¨ªtmicos en la estructuraci¨®n de sus canciones. Consciente quiz¨¢ de estas limitaciones, Tracy Chapman confirm¨® en Madrid su intento de escapar de los lugares comunes a trav¨¦s del empleo de variaciones de mayor disonancia en canciones como Crossroads y This time, que pueden enriquecer su m¨²sica.
Tracy Chapman
Tracy Chapman (voz y guitarra ac¨²stica), Scarlett Rivera (viol¨ªn), Bobby Hall (guitarra ac¨²stica) y Joel Marc Bernstein (percusi¨®n). Teatro Monumental. Madrid, 4 de noviembre.
Confirmaci¨®n
Temas como For my lover y Baby, can I hod you, de su primer disco, o This time y All that you have in your soul, del segundo, son de los que confirman a cualquier compositor por su capacidad de escapar de lo convencional a trav¨¦s de la senrillez, la poes¨ªa y la calidez. El compromiso de sus textos y su postura enigm¨¢tica, lejana y herm¨¦tica, conforman una personalidad atractiva y que escapa de lo habitual en la m¨²sica de hoy. Este individualismo radical de Tracy Chapman, que se enfrenta a lo establecido por las leyes comerciales mientras acepta entrar en la vor¨¢gine mercantilista sin contradicciones aparentes, es lo que la diferencia y constituye una de las razones de su ¨¦xito.Su voz profunda, matizada y segura, que recuerda a las cantantes de blues por el sentimiento en las inflexiones, aunque sin alcanzar su dramatismo ni su intensidad expresiva en la interpretaci¨®n, es otro de los atractivos de la joven cantante norteamericana, que prendi¨® en un p¨²blico entregado y que asisti¨® al concierto con esp¨ªritu lit¨²rgico.
El ¨¦xito de Tracy Champan es la constataci¨®n del renovado inter¨¦s hacia los, hasta hace pocos a?os, denostados cantautores. Un compromiso social y pol¨ªtico, sencillas canciones y m¨²sicos para dar color son las caracter¨ªsticas que, en Espa?a, dan lugar a la paradoja. Porque cuando algunos de nuestros cantautores, los que no se han quedado en el camino olvidados por ese p¨²blico que hoy aplaude a la norteamericana, han forzado la comercialidad de su m¨²sica para mantenerse, la tendencia en el mundo es el retorno a esa sencillez esencial que abandonaron por razones de supervivencia art¨ªstica.
Bienvenida sea la Chapman por lo que representa de integridad, individualismo y oposici¨®n a las reglas de juego que imperan en la m¨²sica actual. Y bienvenida sea tambi¨¦n si se convierte en espejo de nuestro papanatismo cultural, como dir¨ªa Cela -otros prefieren llamarlo colonialismo musical-, que se rinde ante el m¨¦rito for¨¢neo mientras olvida a artistas espa?oles tan interesantes, renovadores y enfrentados como la norteamericana.
Y si el atractivo reside en no cantar en castellano, conviene recordar la personalidad renovadora y herm¨¦tica de veteranos que cantan en euskera, como Mikel Laboa, o la originalidad de j¨®venes que interpretan en catal¨¢n, como Albert Pla. Por todo, bienvenida Tracy Chapman.
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