Un banco sueco poco neutral
Un historiador y un polit¨®logo holandeses revelan el apoyo de Enskilda y de los Wallenberg a los nazis
Durante la II Guerra Mundial, el poderoso banco sueco Enskilda prest¨® ayuda econ¨®mica a la Alemania el III Reich, a pesar de estar emplazado en un Estado neutral. Encubriendo a los verdaderos due?os de empresas nazis en Estados Unidos y en el Reino Unido, los hermanos Jacob y Marcus Wallenberg, banqueros y t¨ªos del diplom¨¢tico Raoul, desaparecido durante la guerra en extra?as circunstancias, entorpecieron la victoria aliada, pero consiguieron ampliar a¨²n m¨¢s su ya fabulosa fortuna.
As¨ª lo afirman, en su libro Negocios, como siempre. El apoyo secreto prestado por los Wallenberg a los nazis, los holandeses Gerard Aalders y Cees Wiebes, historiador y polit¨®logo, respectivamente. Ambos han dedicado los ¨²ltimos 11 a?os a visitar m¨¢s de 25 archivos en nueve pa¨ªses hasta poder concluir hoy, en Estocolmo, que "el arte de ocultar" a los representantes de empresas susceptibles de confiscaci¨®n en tiempos de guerra y la aceptaci¨®n de fuertes sumas procedentes de la elite nazi fueron pr¨¢cticas habituales en los pa¨ªses neutrales, como Suecia y Suiza, durante la pasada contienda b¨¦lica en Europa.Seg¨²n Aalders y Wiebes, la firma American Bosch Corporation (ABC), dependiente de la alemana Bosch de Stuttgart, fue vendida a Enskilda con la condici¨®n de que el due?o original pudiera readquirirla una vez concluida la guerra. La compa?¨ªa ABC recibi¨® contratos y ¨®rdenes del Pent¨¢gono, y los resultados de sus investigaciones tambi¨¦n llegaron a Berl¨ªn. Con otras empresas, como IG Farben (productora de gases venenosos y gerente de un campo de concentraci¨®n) o Norsk lydro (encargada del agua pesada necesaria para la investigaci¨®n nuclear nazi,), el Enskilda prefiri¨® comprar sus acciones despu¨¦s de 1945 para luego devolverlas al Reichsbank a trav¨¦s de diversos bancos europeos.
Descubrir el enga?o
Los aliados descubrieron el enga?o tras la rendici¨®n alemana, y para conocer su magnitud debieron dinamitar los silos de cemento donde la c¨²pula nazi que rodeaba a Hitler hab¨ªa enterrado los contratos. Cuando todo estuvo claro, las cuentas corrientes de los Wallenberg en Estados Unidos y el Reino Unido fueron blanqueadas, y a Jacob se le prohibi¨® viajar a Alemania durante tres a?os. Luego, Estados Unidos oblig¨® a su banco a paralizar el cr¨¦dito de 280 millones de ,d¨®lares que hab¨ªa ofrecido en 1946 a la Uni¨®n Sovi¨¦tica con la condici¨®n de que adquiriera productos en Suecia. Estas represalias, sin embargo, duraron poco, y los Wallenberg acabaron recibiendo apoyo del Departamento de Estado norteamericano, que dirigi¨® directamente las investigaciones. Uno de sus defensores m¨¢s vehementes, John Forster Dulles, ser¨ªa nombrado ministro de Asuntos Exteriores. Y es que, al parecer, importantes pol¨ªticos de Washington hab¨ªan tenido tratos con los Wallenberg durante la guerra y no quisieron remover m¨¢s escombros."Por sorprendente que parezca esta historia, no hemos afirmado nada en el libro que no pueda ser probado con documentos p¨²blicos", afirm¨® a EL PA?S Cees Wiebes poco antes de viajar a Suecia. "El mayor problema ser¨¢ ahora convencer al pueblo sueco de que los art¨ªfices de la transformaci¨®n econ¨®mica de su pa¨ªs colaboraron con los nazis sin pudor", a?adi¨®. Nadie forz¨® a los Wallenberg a establecer contactos con el III Reich, pero incluso una vez perdida la guerra el banco registr¨® patentes y recibi¨® numerosos bonos alemanes que deb¨ªan servir para reconstruir Alemania tras la guerra.
Seg¨²n Gerard Aalders, ambos pidieron permiso a los actuales due?os de Enskilda para consultar el archivo del banco en Estocolmo. "Nos dijeron que hab¨ªan decidido que no ten¨ªan nada interesante para nosotros. Incluso su abogado nos prometi¨® documentos importantes para la investigaci¨®n aunque nunca ha querido mostrarlos, evitando as¨ª dar la otra versi¨®n de los hechos".
Hay otra pregunta sin respuesta en el libro, y se refiere a Raoul Wallenberg. El sobrino diplom¨¢tico de Jacob (fallecido en 1982) y Marcus (muerto en 1981) fue detenido por los sovi¨¦ticos y confinado hasta su muerte en una c¨¢rcel. Estos datos han sido s¨®lo recientemente revelados por la propia Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?Estuvo entonces Raoul encerrado como revancha por el deterioro de las relaciones sueco-sovi¨¦ticas tras el problema del cr¨¦dito o las posteriores trabas comerciales que sus t¨ªos impusieron al r¨¦gimen comunista?. "No lo sabemos, pero s¨ª es cierto y est¨¢ probado que Jacob y Marcus rechazaron la ayuda del presidente Truman, dispuesto a buscar a Raoul, diciendo: 'D¨¦jelo, a estas alturas ya debe estar muerto".
El material sobre su caso es, adem¨¢s, materia reservada hasta el a?o 2050 en los archivos de la Oficina P¨²blica de Informaci¨®n brit¨¢nica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.