Primera antol¨®gica de Jos¨¦ Luis Verdes en Zaragoza
Jos¨¦ Luis Verdes confiesa ante los 60 cuadros de su primera exposici¨®n antol¨®gica (1955-1989) que en estos a?os no ha perdido el tiempo. "Me atra¨ªa ver los cuadros juntos, y s¨¦ que con la antol¨®gica adquiero un gran compromiso con el p¨²blico: pienso dedicarme a pintar m¨¢s en el futuro, siempre que tenga algo que decir, porque si no, es mejor callar". La muestra se inaugur¨® el pasado martes en la sala Luz¨¢n, de la Caja de Ahorros de la Inmaculada en Zaragoza, y permanecer¨¢ abierta hasta el 2 de diciembre.Verdes ha distribuido la obra en siete etapas, "en siete casetas, como si fuera una feria de arte. Cada etapa es obra de un personaje distinto. Veo los cuadros como hijos, pero ninguno ha salido de mi cabeza, sino de mis entra?as". La primera etapa es de influencias de V¨¢zquez D¨ªaz, Zabaleta o los impresionistas. "Cuando sal¨ª de mi maestro Manuel Guti¨¦rrez, el hombre que m¨¢s he admirado en mi vida, sab¨ªa pintar, pero no era yo. Fui a pedir consejo a Zabaleta y me dijo: Tri la pintura, como en la vida, hay que tener padres y reconocerlos. Las influencias las dejar¨¢s y te encontrar¨¢s a ti mismo. No mires los libros de arte, mira tus tripas".
El paso siguiente fue pintar "objetos de campo, simples y tristes, junto a los que pasamos sin darles importancia, y yo he querido dignificarlos. Una tercera fase es la del realismo m¨¢gico: "Una b¨²squeda sobre el aislamiento del hombre; el hombre an¨®nimo pero m¨¢gico; son cuadros en los que aparecen partes fraccionadas del hombre". Verdes continu¨® profundizando en la despersonalizaci¨®n del individuo y pinta en la cuarta etapa hombres y mujeres an¨®nimos en negativo. Las sombras como s¨ªmbolo de la despersonalizaci¨®n constituyen la quinta fase, en la que destaca el cuadro montaje titulado Naturaleza muerta, cuya acci¨®n transcurre en el mercado de Legazpi: cajas de madera, pollos colgados, una manzana podrida, una escoba, plumas. "Un pintor del siglo XX no puede hacer bodegones como en el Renacimiento", declara.
Llegaron despu¨¦s seis a?os de silencio y sin pintar: "No ten¨ªa nada que decir, y lo mejor era callarse. A ese silencio le sigui¨® un estallido de color, pinturas abstractas que ocultan juegos de banderas. En la ¨²ltima etapa vuelve al consejo que le dio Zabaleta, a mirarse las tripas.
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