La subasta del siglo, por ahora
El cuadro de Picasso 'Au lapin agile' fue vendido en 4.762 millones de pesetas
El mercado del arte est¨¢ vivo, plet¨®rico de salud, y reside en Nueva York. En la madrugada del pasado jueves (hora peninsular), una nueva subasta de pintura impresionista y posimpresionista y de escultura contempor¨¢nea, celebrada en la sala neoyorquina de Sotheby?s, pulveriz¨® las cifras alcanzadas el d¨ªa anterior en los locales de su archirrival, Christie?s.
Una de las obras vendidas, sin embargo, no respondi¨® a las expectativas puestas en ella. A las 20.20 (2.20, hora espa?ola), John Marion, el veterano y experimentad¨ªsimo subastador de Sotheby?s, dio el martillo con el que, por 11 millones de d¨®lares, (unos 1.276 millones de pesetas), adjudicaba a un marchante japon¨¦s el Entre las flores de lis, de Paul Gaugin, levant¨® la vista y, sin una inflexi¨®n de voz, anunci¨®: "Lote 31. Es el Picasso". Se hizo un breve silencio en la sala mientras giraba la plataforma sobre la que estaba colocado el Au lapin agile. Se ilumin¨® el panel gigante con una enorme diapositiva del cuadro para facilitar su visi¨®n desde el fondo de la sala y el marcador del precio quedaba en cero. Tranquilamente, Marion dijo: "Empezaremos a 20 millones de d¨®lares. Veinte millones de d¨®lares, 20 millones de d¨®lares... ?Veo una oferta? Veinti¨²n millones de d¨®lares...".Exactamente dos minutos y 16 segundos m¨¢s tarde, el subastador mir¨® una vez m¨¢s alrededor de la sala y dijo: "Vendido en 37 millones" (40,7 millones de d¨®lares, si se le a?ade el 10% que cobrar¨¢ Sotheby's), aproximadamente 4.762 millones de pesetas.
Peg¨® un solemne martillazo en su pupitre de caoba, acogido con una salva de aplausos que se transform¨® en ovaci¨®n entusiasta cuando Marion a?adi¨® que el lienzo hab¨ªa sido adquirido por la Fundaci¨®n Annenberg, que lleva el nombre de su fundador, el conocido magnate de la radio y televisi¨®n estadounidense. Igual que la noche anterior el director del museo Getty se hab¨ªa mostrado feliz por llevarse en Christie's el Manet de la Rue Mosnier, los representantes de la Fundaci¨®n Annenberg estaban exultantes con su compra.
Pero el r¨¦cord pagado por una obra de arte segu¨ªa perteneciendo a Los lirios, de Van Gogh. El cuadro de Picasso ni siquiera hab¨ªa superado el mejor precio obtenido por una obra suya. "Puede que sea", dijo Edmund Peel, presidente de Edmund Peel Asociados en Madrid, "porque el cuadro es maravilloso y lo tiene todo menos la garra que se requiere para llegar tan alto".
R¨¦cord de Mir¨®
?R¨¦cord? Tal vez no de Picasso, pero ciertamente el absoluto de una subasta de obras de arte: en las dos horas que hab¨ªa durado la venta se alcanz¨® una cifra nunca vista: 269.467.000 d¨®lares (unos 31.528 millones de pesetas). De ellos, 92 millones de d¨®lares (10.765 millones de pesetas) hab¨ªan correspondido a cinco lienzos de Picasso y 9.350.000 d¨®lares (casi 1.100 millones de pesetas) al cuadro de Mir¨® L'oiseau au plumage deploy¨¦..., lo que tambi¨¦n constitu¨ªa un r¨¦cord para el pintor mallorqu¨ªn.Las cifras alcanzadas en la subasta de Christie?s del d¨ªa anterior, 232 millones de d¨®lares, unidas a las de anteanoche y a las que en la madrugada pasada pretend¨ªa obtener Sotheby?s con la segunda parte de la misma subasta de impresionistas y posimpresionistas, ha hecho que los financieros y cr¨ªticos de arte neoyorquinos bautizaran estos d¨ªas como "la semana de los mil millones de d¨®lares".
Anteanoche abarrotaban la sala gris de Sotheby?s m¨¢s de 2.000 personas. Estaban todos los financieros, cr¨ªticos de arte, pol¨ªticos, marchantes, coleccionistas y celebridades imaginables. Una sola persona iba inmaculada y tradicionalmente vestida de blanco: Tom Wolfe, el autor de La hoguera de las vanidades, que parec¨ªa, como siempre, reci¨¦n salido de una pel¨ªcula de Scott Fitzgerald.
El segundo cuadro m¨¢s caro de la noche, el maravilloso Espejo de Picasso, fue vendido al millonario japon¨¦s Shigeki Kameyama por 26,4 millones de d¨®lares. El tercero, el cuarto, el sexto y el s¨¦ptimo -un Picasso, un Manet, un Van Gogh y un Gaugin- tambi¨¦n fueron vendidos a marchantes japoneses. De las 74 obras de arte, 44 superaron el mill¨®n de d¨®lares.
Sorprende el aire, si no moderadamente festivo, s¨ª de estudiada indiferencia, que hay en la sala. Bajo brillant¨ªsimos focos, la gente, que minutos antes parec¨ªa dispuesta a matar discretamente por un asiento, se levanta y se vuelve hacia el vecino para h acer comentarios. S¨®lo los japoneses se quitan las chaquetas y esperan tensamente a poder subastar. "No puedo aceptar dos pujas seguidas de la mi¨¢ma persona", exclama John Marion con buen humor. Hay una carcajada general. "Se quiere usted gastar m¨¢s dinero del que queremos sacar".
A mi lado, un personaje alto y distinguido espera su turno. Cuando aparece La promenade, el cuadro de Manet que vende el financiero australiano Alan Bond, entre otras cosas para hacer frente a lo que queda de su deuda con el propio Sotheby?s por la compra de Los lirios, mi vecino levanta la mano. La puja ha empezado en cinco millones de d¨®lares y sube de cuarto de mill¨®n en cuarto de mill¨®n. Una vez y otra mi vecino puja sin que se le altere la expresi¨®n. Cuando la subasta alcanza los 10,5 millones, hace un gesto de impaciencia y abandona. El cuadro se vende por 14.850.000 d¨®lares.
"?Por qu¨¦ no se baten ya r¨¦cords espectaculares?", pregunta un periodista ingl¨¦s en la conferencia de prensa posterior. "Mondrian y Mir¨® han batido r¨¦cords personales esta noche. Para vender obras que puedan alcanzar cifras astron¨®micas hace falta que nos las traigan. Ha visto usted el cat¨¢logo de esta exposici¨®n. Pues podr¨ªamos haber hecho uno cuatro veces m¨¢s grande conlas pinturas que hemos rechazado, no por malas, sino porque la gente espera demasiado de los precios que se pueden alcanzar".
A la salida de Sotheby?s, un negro grande y apacible toca en su trompeta la balada New York, New York. No se le puede pedir m¨¢s a esta ciudad.
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