Juan Pablo II condena la "execrable violencia" y llama a la concordia

Juan Pablo II rompi¨® ayer el silencio del Vaticano sobre la matanza de seis sacerdotes jesuitas y dos mujeres en un atentado en El Salvador con una dura condena de la "execrable violencia" y una llamada a la "responsabilidad y a la concordia".

El Papa expres¨® su repulsa con dos telegramas personales enviados al arzobispo de El Salvador, Arturo Rivera Damas -otra de las personalidades condenadas a muerte por los escuadrones asesinos de la extrema derecha-, y al superior general de los jesuitas, Hans-Peter Kolvenvak. Juan Pablo 11 asegura a este ¨²ltimo que participa "del dolor de la entera Compa?¨ªa de Jes¨²s y de las familias de las v¨ªctimas" y comparte su "inmensa pena por el horrible asesinato". El Pont¨ªfice hace votos para que el sacrificio no sea en vano y se convierta en "semilla de amor fraterno y de concordia por el martirizado pa¨ªs de El Salvador".En su misiva al arzobispo de El Salvador, sucesor de Oscar Romero (asesinado en 1980), por cuya vida se teme ahora en Roma, el Papa manifiesta su "en¨¦rgica, reprobaci¨®n por las acciones contra las vidas de las personas" y hace votos para que el sacrificio impulse a todos a rechazar la, violencia y respetar la vida de los hermanos".

El Papa no hace referencia alguna en sus telegramas a la personalidad de los jesuitas martirizados, bien conocidos por haber sido los paladines de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n en El Salvador y por estar directamente empe?ados en el dificil di¨¢logo entre la guerrilla y el Ej¨¦rcito.

Hasta el ¨²ltimo momento se esper¨® que el Papa, que vive a unos pasos de la casa generalicia de los jesuitas, se trasladara para compartir con la c¨²pula de la orden su dolor y rezar juntos, o bien. que les hubiese convocado a su capilla vaticana, dado que es conocida la predilecci¨®n del papa Wojtyla por los gestos simb¨®licos.

Mientras, en la casa generalicia de Roma lucha entre la vida y la muerte el ex general Pedro Arrupe con el cual el Papa tuvo relaciones muy dif¨ªciles, hasta el punto de que, en la pr¨¢ctica, le oblig¨® a retirarse.

Misa en Roma

El lunes, el general jesuita Kolvenvak celebrar¨¢ una misa por los jesuitas asesinados en la preciosa Iglesia romana del Ges¨´. Se espera que el Vaticano env¨ªe una representaci¨®n.

Se especulaba ayer en el Vaticano con la posibilidad de que Juan Pablo II, como hizo con L¨ªbano, expresase su deseo de hacer un viaje r¨¢pido a El Salvador, para demostrar con su presencia el! apoyo a cuantos siguen a¨²n amenazados de muerte, que son, como se sabe muy bien, cuantos se esfuerzan por poner en pr¨¢ctica la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, al colocarse al lado de los humildes e indefensos.

Precisamente hace s¨®lo unos meses, uno de los asesinados confi¨® a un periodista de la RAI-TV: "Aqu¨ª se est¨¢ preparando un ba?o de sangre. A nosotros no nos importa morir, ya que de lo contrario no ser¨ªamos buenos misioneros. Lo que m¨¢s nos doler¨ªa es que nos expulsaran del pa¨ªs impidi¨¦ndonos as¨ª estar al lado de los que sufren y mueren injustamente".