Tusell puede hablar
Nunca me he re¨ªdo de la ignorancia del se?or Tusell ni de la de nadie; como no soy cristiano, tampoco me da pena: s¨®lo me preocupa un tanto y me irrita un poco cuando veo que no impone recato a la hora de hablar de lo ignorado. Tom¨¦ a risa la comparaci¨®n del libro de Antonio Escohotado con Indiana Jones por que la supuse un rasgo de humor ahora que veo que iba en serio la juzgo m¨¢s severamente, porque la mala fe es peor que la ignorancia. No se si soy un cruzado de la causa aritiprohibicionista. Lo que s¨¦, desde luego, es que no he permanecido cruzado de brazos ni cerrado de boca y mollera ante el atentado contra la, libertad que supone, por lo que desde hace anos vengo argumentando contra ella en un sentido que al principio no compart¨ªa casi nadie y hoy, en cambio, tiene m¨²ltiples partidarios.Como cuando empec¨¦ hablaba solo, mal he podido impedir a nadie que hablase. Por el contrario, he luchado lo indecible porque se estableciera un debate abierto y racional sobre el tema, porque se generalizara la informaci¨®n no manipulada y porque se recordase la g¨¦nesis hist¨®rica y antropol¨®gica del problema. Me parece que he contribuido a lograrlo. Este empe?o me ha llevado a m¨²ltiples coloquios y debates, en los que he Intentado comprender y responder a todo tipo de argumentos salvo uno: el de autoridad. No el de autoridad cient¨ªfica, sino el de autoridad gubernativa: cuando algo est¨¢ prohibido, sus razones habr¨¢. Si se hubiera escuchado en su d¨ªa este argumento, seguir¨ªa vigente la esclavitud y la pena de muerte, seguir¨ªa prohibido el voto femenino y hasta el sufragio universal. Desdichadamente, ¨¦ste es el ¨²nico argumento que le recuerdo a Tusell en un debate televisado sobre la cuesti¨®n hace a?os y es el ¨²nico que le sigo escuchando ahora, cuando me asesta los 200 pa¨ªses firmantes de la convenci¨®n de la ONU sobre drogas. Ser¨¢ impaciencia m¨ªa de cruzado, pero empiezo a desesperar de que alguna vez mejore. De todas formas, ya en mi art¨ªculo Tomarse libertades le exhortaba a hablar, no a callarse. Y ahora urbi et orbi le reitero fervientemente este deseo. ?Por favor, sobre drogas o sobre lo que, sea, que hable Tusell! Que hable, que hable y que hable... hasta que encuentre algo que decir-
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