La manera de Jes¨²s Hermida

Al ver el pat¨¦tico espect¨¢culo de Jes¨²s Hermida en A su manera no comprendo c¨®mo se puede disculpar tal despliegue de pomposidad y arrogancia camuflada con la coletilla de que es gran profesional. Conozco cientos de grandes profesionales con curr¨ªculos mucho m¨¢s brillantes, complejos y arriesgados que una corresponsal¨ªa bien hecha en Nueva York que no son tan plastas al hablar, tan humildemente arrogantes, tan pomposamente sencillos, tan tranquilamente nerviosos y tan rematadamente narcisistas. Ya el titulito del programa (A mi manera) es un preludio de la autoimportancia y af¨¢n de protagonismo del se?or Hermida, y de hecho responde muy bien al contenido: unos mon¨®logos bochornosos sobre una idea sacada del telediario, la reiteraci¨®n ad infinitum de frases y reflexiones que hace a?os que entendimos, las amaneradas esesss... finales, ultras¨®nicas y seguidas de ese silencio significativo, preludio ?Dios m¨ªo! de otra repetici¨®n de la misma idea, sencilla pero muy profunda, que s¨®lo a Jes¨²s Hermida se le pod¨ªa haber ocurrido y, desde luego, s¨®lo ¨¦l necesitar¨ªa explicarla tanto y de una manera tan paternalista y pe?azo. Le encanta o¨ªrse a s¨ª mismo, le encanta apu?alamos sin remedio con una an¨¦cdota de su fascinante pasado intentando que parezca que no es fascinante, sino normalito, y que no quiere extenderse, pero irremisiblemente, tarde o temprano, tarde tras tarde, nos lo cuenta, no falla. Jes¨²s Hermida es la definici¨®n andante de chupar c¨¢mara, chupar plano, chupar tiempo, chupar protagonismo, chupar programa y chuparnos la moral. Su discurso es tangencial, pueril, anecd¨®tico y cubierto de falsa modestia. Le estoy viendo venir, su pr¨®ximo programa, que durar¨¢ 16 horas y en directo, se llamar¨¢ Yo, Jes¨²s y directamente prescindir¨¢ de los invitados.-