El Supremo de EE UU, obligado a fallar por primera vez sobre un caso de eutanasia
El derecho a morir y la legalidad de la eutanasia se plantearon ayer, por primera vez, ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, en medio de una gran pol¨¦mica. Joe y Joyce Cruzan solicitan que se permita morir a su hija Nancy, de 32 a?os, que desde 1983 se encuentra en estado vegetativo persistente. El fallo se retrasar¨¢ probablemente hasta el verano.
El caso Cruzan versus Departamento de Salud de Misuri ser¨¢ uno de los asuntos m¨¢s espinosos que los nueve miembros del m¨¢ximo ¨®rgano de justicia de este pa¨ªs deber¨¢ resolver. Nancy tiene un coraz¨®n y unos pulmones sanos que, seg¨²n los m¨¦dicos, le permitir¨ªan vivir unos 30 a?os m¨¢s, y est¨¢ siendo alimentada mediante un tubo conectado a su est¨®mago. Sus padres quieren que ese tubo sea desconectado.Ayer, el Defensor del Pueblo, Kenneth Starr, en nombre de la Administraci¨®n de Bush, puntualiz¨® la diferencia que existe entre retirar a un paciente el equipo m¨¦dico, por ejemplo un respirador, y simplemente dejar de alimentarle y permitir que muera de inanici¨®n.
En el caso de Karen Ann Quinlan se le retir¨® un respirador artificial y, contrariamente a lo que los m¨¦dicos opinaban, no muri¨®. El fallo de la Suprema Corte afectar¨¢ no s¨®lo a Nancy Cruzan, sino a otras 10.000 personas que sin requerir un equipo t¨¦cnico de mantenimiento, sino s¨®lo alimentaci¨®n, est¨¢n siendo mantenidas con vida en estado vegetativo.
La familia Cruzan argumenta que el derecho constitucional a la privacidad le permite, conjuntamente con los m¨¦dicos, decidir sobre la interrupci¨®n del tratamiento que prolonga la vida de su hija en estado de coma.
Mientras, tanto el fiscal general de Misuri, Robert Pressen, como el representante de la Administraci¨®n de Bush, Kenneth Starr, defienden el derecho del Estado a proteger la vida.
Se espera que la Suprema Corte d¨¦ su veredicto en verano, en un caso que probablemente ser¨¢ el m¨¢s dif¨ªcil para sus miembros, y competir¨¢ con el tema del aborto por las primeras p¨¢ginas.
Cinco minutos
Nancy Cruzan y su esposo Paul Davis regresaban a su casa, cada uno de ellos en un coche, el 11 de enero de 1983. Nancy tuvo un grave accidente y sali¨® despedida del autom¨®vil. Cuando lleg¨® la ambulancia, y los sanitarios que la atendieron, su cerebro hab¨ªa estado sin ox¨ªgeno entre 14 y 22 minutos. Nunca recuper¨® la conciencia. Sus padres lamentan que la ambulancia no hubiera llegado cinco minutos antes, o cinco minutos despu¨¦s.Al mes del accidente los m¨¦dicos pidieron autorizaci¨®n para conectar un tubo a su est¨®mago y poder alimentarla. Los Cruzan accedieron, porque parec¨ªa que su hija podr¨ªa recuperarse. Cuando supieron que la situaci¨®n era irreversible no consiguieron que ese tubo fuera desconectado. Tras tantos a?os en el hospital, el cuerpo de esta mujer de 32 a?os esta contra¨ªdo, en posici¨®n fetal, con los dedos clavados en sus mu?ecas. Su tratamiento cuesta al Estado de Misuri 130.000 d¨®lares anuales, m¨¢s de 15 millones de pesetas.
Ayer los padres de Nancy estaban en la primera fila de la secci¨®n de espectadores de la Sala, siguiendo los argumentos a favor y en contra de su petici¨®n.
Uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos fue cuando uno de los jueces, Harry Blackmun, experto en asuntos legales y m¨¦dicos, interrumpi¨® al asistente del fiscal de Misuri para preguntarle si alguna vez hab¨ªa visto a una persona en estado vegetativo persistente. Presson contest¨® afirmativamente, y dijo que hab¨ªa ido a ver a Nancy en el centro de rehabilitaci¨®n.
Los Cruzan aseguran que si su hija pudiera, pedir¨ªa que por favor la dejaran morir. "Junto a Nancy, nosotros estamos en el limbo. Es el tiempo entre la muerte y el funeral", sostuvo Joe.
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