"Somos alemanes y queremos ser eso, s¨®lo alemanes"
"Somos alemanes y queremos ser eso, s¨®lo alemanes. Tenemos que unirnos. Queremos la reunificaci¨®n". Estas frases, de un matrinionio anciano en una taberna del pintoresco barrio Nicol¨¢s de Berl¨ªn Este, las suscriben ya, parece, una inmensa mayor¨ªa de los alemanes orientales.
Interlocutores en Halle o Leipzig, Rostock o Berl¨ªn est¨¢n m¨¢s convencidos hoy que nunca de la necesidad e inevitabilidad de la unidad alemana. Muchos ven en la reunificaci¨®n el medio m¨¢s f¨¢cil de tener las tiendas y grandes almacenes repletos, de cambiar sus cochambrosos y diminutos coches Trabant por los occidentales, que ya pueden admirar cuando quieren en sus visitas a Berl¨ªn Oeste o a la Rep¨²blica Federal de Alemania.
Si el pangermanismo tiene a¨²n detractores alemanes, o no est¨¢n en la Rep¨²blica Dernocratica Alemana o permanecen callados. Durante 20 a?os, el jefe del Estado y del partido comunista, Erich Honecker, hab¨ªa insistido en la inmutabilidad de la divisi¨®n. Tambi¨¦n hab¨ªa asegurado a¨²n hace pocos meses que "el muro seguir¨¢ existiendo dentro de 50 y 900 a?os".
Esto ¨²ltimo ya ha quedado desmentido. La unificaci¨®n de los dos Estados alemanes s¨®lo parece presentar problemas en la RDA a los dirigentes pol¨ªticos, sean del Gobierno o de la oposici¨®n. Todas estas fuerzas pol¨ªticas est¨¢n perdiendo la influencia sobre la poblaci¨®n, sobre la calle. En Leipzig, en Rostock y tambi¨¦n en Berl¨ªn cada vez son m¨¢s las pancartas en las manifestaciones casi diarias que piden "un Estado para un pueblo" y "unidad, derechos y libertad". Se habla mucho de la soluci¨®n de la confederaci¨®n o de la alianza. Que son fases m¨¢s o menos cortas hacia una Alemania queda claro para todos.
Miedos innecesarios
El Gobierno ya s¨®lo hace advertencias t¨ªmidas de que la unidad alemana no es un punto del orden del d¨ªa actual, sin negar que pudiera serlo en un futuro pr¨®ximo. Miembros de la oposici¨®n, por consideraciones de oportunidad pol¨ªtica, dicen que esta unidad debe estar al final del proceso de unificaci¨®n europea. "No hay que despertar miedos innecesarios", dicen, refiri¨¦ndose a polacos y franceses, italianos y belgas, ingleses, y ante todo sovi¨¦ticos.
Mijail Gorbachov tambi¨¦n ha dicho que es peligroso acelerar artificialmente el proceso de unificaci¨®n alemana, pero siempre insiste en que la "historia est¨¢ abierta". La mayor¨ªa de la poblaci¨®n de la RDA, harta del r¨¦gimen que ha sufrido, consciente de las diferencias de bienestar con la RFA y embriagada por la ira y la humillaci¨®n y por su primera victoria popular, comienza a no creer en m¨¢s soluci¨®n para su Estado que la uni¨®n con el hermano grande. "Qu¨¦ mejor cosa puede pasarnos que convertirnos en nuevos Estados federales de una Alemania fuerte, rica y pac¨ªfica", pregunta una joven estudiante sin esperar respuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.