Se abre la m¨¢s dif¨ªcil de las 'cumbres' centro americanas
La cumbre m¨¢s dificil y trascendental que hayan celebrado los cinco presidentes de Centroam¨¦rica comenz¨® ayer en Costa Rica en un clima de pesimismo y desconfianza, y en horas en que el belicismo domina la regi¨®n. La reuni¨®n intentar¨¢ una tregua en el conflicto de El Salvador y buscar¨¢ nuevas f¨®rmulas para el desmantelamiento de la contra nicarag¨¹ense. El Nobel de la Paz y presidente de Costa Rica, ?scar Arias, se esforzar¨¢ para que cuatro a?os de trabajo en pro de la reconciliaci¨®n y la convivencia centroamericanas no se vayan al traste.
ENVIADO ESPECIAL
Ning¨²n pron¨®stico apunta hacia un acuerdo en esta cumbre, pero, con la misma terquedad de que hizo gala para la firma hace 28 meses de los acuerdos de Esquipulas 2, Arias exigi¨® ayer a sus hom¨®logos de Nicaragua y El Salvador que se comprometan con la palabra empe?ada y cumplan con las exigencias de paz.Todo empez¨® tarde y mal en el centro acad¨¦mico de San Jos¨¦ habilitado para el encuentro. La inauguraci¨®n oficial se hizo hora y media despu¨¦s de lo previsto. Caras serias y pocos comentarios hubo en la mesa donde se sentaban los cinco presidentes: de izquierda a derecha, Jos¨¦ Azcona (Honduras), Alfredo Cristiani (El Salvador), ?scar Arias (Costa Rica), Vinicio Cerezo (Guatemala) y Daniel Ortega (Nicaragua), quien esta vez no vino vestido con su uniforme militar.
Cristiani y Ortega
Los dos protagonistas de la reuni¨®n, Cristiani y Ortega, llegaron a Costa Rica con posiciones intransigentes. El presidente salvadore?o coment¨® en el avi¨®n que le traslad¨® hasta la capital costarricense que ven¨ªa con la moral alta y "con ¨¢nimos para pelear con Ortega", a quien el Gobierno de El Salvador acusa de enviar armas a la guerrilla.Daniel Ortega dijo antes de llegar a San Jos¨¦ que estaba decidido a condenar expl¨ªcitamente a Cristiani por los bombardeos sobre la poblaci¨®n civil salvadore?a y las violaciones de los derechos humanos. El otro punto en la agenda de Ortega es el de fijar, sin posibilidad de nuevas pr¨®rrogas, la fecha del 31 de diciembre como l¨ªmite para la desmovilizaci¨®n de la contra.
El enfrentamiento entre Ortega y Cristiani, que impidi¨® la celebraci¨®n de esta cumbre en Nicaragua y provoc¨® la suspensi¨®n de relaciones entre los dos pa¨ªses, es tan profundo que, en pura l¨®gica, arruinar¨¢ cualquier posibilidad de entendimiento.
Oscar Arias intenta, sin embargo, un nuevo regate al pesimismo y a la guerra. Propondr¨¢ a Cristiani una tregua desde ma?ana, d¨ªa 12, hasta el pr¨®ximo 15 de enero, y el inicio de un di¨¢logo sin condiciones con el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN). Al mismo tiempo, pedir¨¢ a Ortega que deje de enviar armas a la guerrilla salvadore?a, que decrete una amnist¨ªa total y que sostenga tambi¨¦n desde ma?ana mismo conversaciones con la contra para intentar una desmovilizaci¨®n pactada de los antisandinistas.
El presidente de Costa Rica lleva, asimismo, en su agenda planes para que la fuerzas de paz de las Naciones Unidas para Centroam¨¦rica (ONUCA) reciban m¨¢s poderes y un nuevo mandato para verificar sobre el terreno el respeto de la tregua en El Salvador, el cese del env¨ªo de armas al FMLN y el cumplimiento de la desmovilizaci¨®n de la contra.
Lo cierto es que s¨®lo Arias cree en esos planes. Los dem¨¢s est¨¢n en otro juego. Daniel Ortega, que no ha querido negar su responsabilidad en el abastecimiento de armas al FMLN, pretende intercambiar la soluci¨®n en El Salvador con el fin de la contra; Alfredo Cristiani, amparado en que es un presidente leg¨ªtimamente elegido y muy limitado por la presi¨®n del Ej¨¦rcito, ha confesado que no est¨¢ en condiciones de hacer una sola concesi¨®n a la guerrilla; Jos¨¦ Azcona, con la sombra ya de un presidente electo en su pa¨ªs, tiene a¨²n menos influencia que hace unos meses, y Vinicio Cerezo, amenazado por su propio Ej¨¦rcito y su propia guerrilla, no puede ofrecer m¨¢s que sus conocimientos como cintur¨®n negro de karate.
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