Enturbiando recuerdos
La cantante Deborah Harry, uno de los s¨ªmbolos de la nueva ola norteamericana en el comienzo de la d¨¦cada de los setenta, present¨® en Madrid su ¨²ltimo elep¨¦ ante menos p¨²blico del esperado. La sala J¨¢cara registr¨® una floja entrada, lo que no impidi¨® que la anta?o musa de Andy Warhol y su grupo se entregasen al m¨¢ximo.Pero sus buenas intenciones no fueron suficiente para satisfacer a los viejos seguidores de Blondie, la banda que mejor ha sabido explotar la presencia en sus filas de una mujer. El mon¨®tono y triste sonido, basado en la bater¨ªa y el bajo, ha convertido su repertorio en una sucesi¨®n de canciones demasiado similares entre s¨ª, fundiendo en m¨¢s de una ocasi¨®n los dos per¨ªodos que marcan su personalidad: de su ¨¦poca con Blondie destacaron las melod¨ªas, brillantes y siempre muy comerciales; Def, dumb and blonde, su nuevo elep¨¦ en solitario, estuvo representado por numerosos temas, que resumieron sin m¨¢s complicaciones el amplio y poco concreto car¨¢cter de sus trabajos m¨¢s recientes.
Deborah Harry
Deborah Harry (voz), Chris Stein (guitarra), Stanley Lisowski (bajo y coros), Caria Olla (guitarra y coros), James Clarke (bater¨ªa) y Susie Davies (teclados). Sala J¨¢cara. Madrid, 14 de diciembre.
Las luces se unieron al oscuro ambiente creado, y no contribuyeron en absoluto a que el clima fuese m¨¢s alegre. Dos hileras de focos rojos y morados, instalados en los laterales del escenario, trataban de camuflar el paso de los a?os por el cuerpo de la rubia vocalista. Vestida con un traje negro, falda y mangas cortas, y medias tambi¨¦n negras, se encuentra lejos del sex-symbol que fue en su ¨¦poca dorada. Muy justa de voz y de recursos coreogr¨¢ficos, se apoy¨® en el agobiante sonido de su grupo y en la astuta distribuci¨®n de canciones como Heart of glass, The tide is high o Call me.
Finalizaron con una mediocre versi¨®n del cl¨¢sico de Lou Reed I'm waiting for my man, perfecto resumen de un concierto dif¨ªcil e irregular. Los m¨²sicos, entre los que afortunadamente se encontraba Chris Stein, guitarrista y compositor de algunos de los mejores temas de Blondie, pusieron inter¨¦s y ganas.
Pese a sus buenas intenciones y los innegables esfuerzos que realizaron no lograron jam¨¢s una conexi¨®n real e intensa con el p¨²blico. ?nicamente hubo espacio para algunas pinceladas coloristas, tantas como los temas que interpretaron de su primera ¨¦poca.
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