La asistencia a los ancianos en Espa?a
Desde hace varios a?os la opini¨®n p¨²blica y la Prensa se hacen especial eco de un hecho lamentable. Algunas familias, al llegar las vacaciones de verano, abandonan a sus ancianos en los servicios de urgencia de los hospitales y cada pocos meses salta la noticia de las condiciones infrahumanas en que viven en algunas residencias. Tras ello subyace un gran problema: las deficiencias de asistencia m¨¦dica y social que padecen los ancianos en nuestro pa¨ªs.El encanecimiento de las naciones desarrolladas ha emergido como uno de los m¨¢s importantes problemas de la pol¨ªtica p¨²blica de nuestro siglo. Los datos demogr¨¢ficos hablan por s¨ª mismos y justifican este extraordinario inter¨¦s: la esperanza de vida en los pa¨ªses desarrollados es de 73-74 a?os para los hombres y 79-80 para las mujeres, el envejecimiento de las poblaciones (personas mayores de 65 a?os), alcanza al 11-15%, m¨¢s de cinco millones de espa?oles. Este aumento es mucho m¨¢s notable en los mayores de 80 a?os (los viejos de los viejos), m¨¢s de un mill¨®n de espa?oles en la actualidad que llegar¨¢n a 1.500.000 en el a?o 2000. Si pens¨¢semos que en este grupo de poblaci¨®n es m¨¢s frecuente la pluripatolog¨ªa, la patolog¨ªa cr¨®nica y degenerativa, los trastornos mentales (demencia), la incapacidad o invalidez y los problemas sociofamiliares (soledad, aislamiento, etc¨¦tera), se comprende el mayor impacto en la utilizaci¨®n de servicios y la creciente atenci¨®n sanitaria y social requerida.
Una de las principales causas del envejecimiento de las poblaciones es la disminuci¨®n de la natalidad, pero en los ¨²ltimos a?os va cobrando importancia la disminuci¨®n de la mortalidad por el v¨¦rtice de la pir¨¢mide de poblaci¨®n, es decir, en las d¨¦cadas de los 60 y los 70 a?os.
Disminuye, por tanto, la poblaci¨®n activa que tiene que soportar el peso, cada vez mayor, de la poblaci¨®n pasiva. La jubilaci¨®n adelantada ha venido a empeorar esta situaci¨®n, por lo que en muchos pa¨ªses esta decisi¨®n de los Gobiernos est¨¢ en plena revisi¨®n. Se buscan formas de jubilaci¨®n m¨¢s flexibles y que su comienzo se pueda retrasar, de forma voluntaria, en determinadas circunstancias.
Proporcionar a los ancianos pensiones de jubilaci¨®n en relaci¨®n con el coste real de la vida es el principal objetivo de toda pol¨ªtica sobre ancianos, si bien estas pensiones son insuficientes en todas las naciones, sobre todo en los ancianos de alto riesgo por econom¨ªa insuficiente, los que viven solos y los mayores de 80 a?os. Como complemento indispensable los Gobiernos de la mayor¨ªa de los pa¨ªses han establecido otras ayudas, b¨¢sicamente sanitarias y sociales, a trav¨¦s de una amplia legislaci¨®n o de programas y planes concretos para ancianos.
En nuestro pa¨ªs se han proyectado muchos planes para ancianos. Una buena parte no se ha puesto en pr¨¢ctica y los que han prosperado no cumplen casi ninguna de las directrices generales aceptadas por la mayor¨ªa de las naciones y propuestas por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Lo que los ancianos prefieren, y la geriatr¨ªa propugna como esencial, es la permanencia en su propio hogar el mayor tiempo posible con buena salud f¨ªsica, mental y funcional que les proporcione independencia y una digna calidad de vida.
La asistencia sanitaria y social son igualmente importantes y se deben proporcionar de forma coordinada, lo m¨¢s cerca posible del domicilio del anciano, en su barrio o ¨¢rea sociosanitaria. La asistencia sanitaria a ancianos con enfermedad aguda debe ser proporcionada por los m¨¦dicos de familia, los diferentes servicios m¨¦dicos y quir¨²rgicos de hospital general del ¨¢rea y el servicio de geriatr¨ªa del hospital que debe atender espec¨ªficamente a los pacientes geri¨¢tricos con pluripatolog¨ªa en actividad que evolucione hacia la incapacidad o dependencia y que presente problemas mentales y/o sociales asociados.
Los servicios de geriatr¨ªa hospitalarios tienen una infraestructura, una funci¨®n y una tecnolog¨ªa que los diferencia claramente de los servicios m¨¦dicos convencionales. Cuentan con una serie de niveles asistenciales que adem¨¢s de la asistencia al paciente geri¨¢trico agudo, que acabamos de definir, prestan la asistencia continuada o de larga estancia, inseparable de la anterior, a trav¨¦s del dispensario, el hospital de d¨ªa, la unidad de media y larga estancia y la asistencia geri¨¢trica a domicilio. Realizan su trabajo en equipo multidisciplin ario (geriatras, personal de enfermer¨ªa, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, asistentes sociales, etc¨¦tera) y desarrollan en todos los niveles su aspecto m¨¢s definitorio, la valoraci¨®n integral de los ancianos, de sus enfermedades org¨¢nicas, de su grado de invalidez presente o futuro y de sus posibles alteraciones mentales y/ o sociales.
En nuestro pa¨ªs existe una separaci¨®n absoluta entre la asistencia sanitaria y la social. La desconexi¨®n entre la medicina hospitalaria y la extrahospitalaria (m¨¦dicos de familia) es total, y los servicios de geriatr¨ªa hospitalarios no llegan a 10, a pesar de ser solicitados reiteradamente por nuestros ancianos a trav¨¦s de sus asociaciones representativas. Como dato muy positivo se debe subrayar que dentro del Plan de Investigaci¨®n Cient¨ªfica y Tecnol¨®gica se ha seleccionado un estudio epidemiol¨®gico sobre el envejecimiento.
Asistencia social
La mayor¨ªa de las facultades de medicina de Europa, EE UU, Canad¨¢, Jap¨®n y Australia contemplan en su curr¨ªculo de licenciatura un n¨²mero importante de horas lectivas en gerontolog¨ªa y geriatr¨ªa en asignaturas b¨¢sicas y cl¨ªnicas. Por el contrario, los licenciados en medicina salen de nuestras facultades sin conocer la biolog¨ªa del envejecimiento del ser humano, sus alteraciones anat¨®micas y fisiol¨®gicas, sus peculiaridades semiol¨®gicas, cl¨ªnicas y terap¨¦uticas, ni su organizaci¨®n asistencial.
La asistencia social en las naciones desarrolladas est¨¢ descentralizada y se lleva a cabo por las autoridades locales o ayuntamientos en coordinaci¨®n con el resto de instituciones p¨²blicas y privadas dedicadas al cuidado delos ancianos que trabajan en el ¨¢rea sociosanitaria. La asistencia social a domicilio diversificad¨¢ y un n¨²mero de plazas en residencias para ancianos sanos y residencias asistidas (nursing-home) para ancianos con enfermedades cr¨®nicas e invalidantes son los objetivos m¨ªnimos a cumplir. Las residencias p¨²blicas y las privadas re¨²nen unas condiciones arquitect¨®nicas, higi¨¦nicas y sanitarias que est¨¢n controladas por las autoridades sociales y sanitarias del ¨¢rea.
En nuestro pa¨ªs, ni la Administraci¨®n central ni las Administraciones auton¨®micas han puesto en marcha la descentralizaci¨®n de la asistencia social. Las residencias p¨²blicas, tanto para ancianos sanos como las asistidas, tienen un n¨²mero de plazas muy superior al aceptado universalmente, por lo que reciben ancianos no s¨®lo del ¨¢rea sino de toda la provincia y con frecuencia de provincias distantes. Las residencias privadas no est¨¢n sometidas a la adecuada normativa ni al necesario control, lo que origina las tristes noticias que cada pocos meses publican los medios de comunicaci¨®n.
En la actualidad se est¨¢ elaborando un nuevo plan gerontol¨®gico nacional muy ambicioso, que pretende como objetivo prioritario organizar la asistencia social a don-¨²cifloy construir una residencia asistida en cada ¨¢rea sociosanitaria, as¨ª como controlar la construcci¨®n y el funcionamiento de todas las residencias de ancianos.
Las autoridades provinciales y centrales del Instituto Nacional de la Salud (Insalud) han comenzado a crear servicios de geriatr¨ªa hospitalarios, pero a ritmo lento e insuficiente. Se da la tremenda paradoja de que el n¨²mero de especialistas en geriatr¨ªa formados por el sistema de m¨¦dico interno y residente (MIR) aumenta a?o a a?o, a petici¨®n insistente del Ministerio de Sanidad, pero al propio tiempo no se crean los servicios de geriatr¨ªa hospitalarios necesarios. En la actualidad, muchos de estos especialistas est¨¢n en el paro o en instituciones de tipo social, donde nopueden desarrollar el amplio cometido de su especialidad para el que han sido formados, con grave perjuicio para nuestros ancianos.
Las reuniones y congresos de expertos en todas las instituciones internacionales (OMS, ONU, etc¨¦tera) est¨¢n insistiendo en que es preciso reconocer que la inversi¨®n necesaria para los programas de asistencia a los ancianos en el presente, y sobre todo en el futuro, es inalcanzable hasta en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Por ello es preciso buscar cuanto antes pol¨ªticas y programas alternativos para los ancianos, con imaginaci¨®n y entrega.
Familia
En todas las ¨¦pocas y en todos los pa¨ªses, incluso en los m¨¢s industrializados, se considera a la familia como la unidad m¨¢s importante de soporte para las personas mayores. Por ello se le debe brindar respaldo con desgravaciones fiscales, incentivos econ¨®micos y ayudas de los servicios sociales y sanitarios en el mismo momento en que sean requeridos. En estas condiciones la familia del anciano responde siempre y realiza con sus vecinos y amigos el cuidado infonnal de trascendental importancia.
Los propios ancianos pueden hacer mucho por su salud y bienestar si se les informa adecuadamente sobre la prevenci¨®n y promoci¨®n sanitaria, ense?¨¢ndoles a reconocer precozmente los procesos invalidantes, a mejorar su estilo de vida (ejercicio, alimentaci¨®n, etc¨¦tera), a seguir fielmente los reg¨ªmenes prescritos, sobre todo la medicaci¨®n. Este amplio concepto de la autoatenci¨®n y el autocuidado tienen una gran eficacia sobre el mantenin-¨²ento de la salud y un valor econ¨®mico que no puede ser ignorado.
A esta diversa asistencia econ¨®mica, sanitaria y social, a esta asistencia integral, tienen derecho nuestros ancianos presentes y futuros. Es justo reconocer que toda nuestra clase pol¨ªtica est¨¢ muy sensibilizada por este problema; confiamos que lo traten con prioridad absoluta y con el enfoque adecuado. Los m¨¢s de mil profesionales sanitarios y sociales integrados en la Sociedad Espa?ola de Geriatr¨ªa y Gerontolog¨ªa seguiremos luchando por este objetivo. *
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