Punto de llegada
En febrero se publicar¨¢ 'Manchas en el silencio', cuatro textos in¨¦ditos en Espa?a, del escritor irland¨¦s
Dec¨ªa Blake que la inocencia s¨®lo puede convivir con la sabidur¨ªa; jam¨¢s con la ignorancia. La obra de Samuel Beckett es quiz¨¢, entre las m¨¢s radicales y subversivas de este siglo, la que mejor ha asumido esa aparente contradicci¨®n que fundamenta una gran porci¨®n del arte contempor¨¢neo. Como sus admirados Masson, Tal Coat, Bram van Velde o Arikka en el terreno de la pintura, el escritor irland¨¦s ha hecho del empobrecimiento y la desnudez los materiales b¨¢sicos de su trabajo. Pero para llegar a ello hay que recorrer un largo y fatigoso camino de olvido y despojamiento. El protagonista de Primer amor (Marginales, 2, 1972), por ejemplo, el vagabundo harapiento que cuenta sus experiencias a ese grupo de "huevones" que constituye el p¨²blico lector, no se diferencia de los desechos humanos llamados Watt, Molloy, Moran, Malone, Mahood, Pozzo o Clov, pero a¨²n no se ha liberado completamente de su origen cultural. Sabe lo que significa la palabra amor porque recuerda haber le¨ªdo, bajo la direcci¨®n de su tutor, novelas italianas, francesas y alemanas, en prosa y en verso, "donde se hablaba del tema". Su desconcierto no proviene, pues, de la ignorancia, sino del absurdo esencial que subyace a toda forma de saber. Es preciso desconocer para tener acceso a la sabidur¨ªa del conocimiento. Es en ese trabajo de olvido y destrucci¨®n donde se sit¨²a el humor, porque ah¨ª reside la tragedia. Y ah¨ª tambi¨¦n la aparente crueldad de una inocencia que no es sino el ¨²nico espacio posible para la lucidez [ ... ].Desbrozamiento
Ver el mundo como es, asumir su ca¨®tico desorden constitutivo, no puede ser, por tanto, sino el resultado de un arduo trabajo de desbrozamiento previo y destrucci¨®n sistem¨¢tica. La mirada inocente, capaz de comprender lo que hay, no es nunca un punto de partida, sino de llegada, porque, en definitiva, incluso para que haya silencio son necesarias palabras que lo digan. "En el fondo de esta noche abovedada, ah¨ª es donde estoy injertado, no comprendiendo lo que oigo, no sabiendo lo que escribo", dice la voz de Relatos (Marginales, 7, 1970) y Textos para nada (Marginales, 22, 1971). Parafraseando a Claes Oldenburg, podr¨ªamos afirmar que la escritura beckettiana se esfuerza en neutralizar los significados, ya que los significados no se dejan expulsar.
Ese trabajo desde la impotencia (la tarea del escritor es m¨¢s dif¨ªcil que la del pintor, pues act¨²a con palabras que significan) en busca de lo que no sea polvo (lo nombrable), de lo no-dicho, de lo indecible, constituye el centro motor de casi toda su escritura, fundamentalmente desde la d¨¦cada de los a?os sesenta, y ofrece un interesante desafilo a la labor tradicionalmente explicativa de la cr¨ªtica acad¨¦mica [ ... ].
En los primeros meses de 1945 Samuel Beckett escribi¨® un largo texto en torno a la pintura de los hermanos Abraham y Gerardus van Velde, con ocasi¨®n de las exposiciones retrospectivas que de su obra realizaban, respectivamente, las galer¨ªas parisienses Mai y Maeght. Dicho texto, titulado La peinture des Van Velde ou le monde et le pantalon, apareci¨® publicado en la revista Cahiers dArt, volumen 20-21, correspondiente a los a?os 1945-1946. Han tenido que pasar m¨¢s de cuatro d¨¦cadas para que su autor autoriza se su edici¨®n en volumen separado, poni¨¦ndolo as¨ª al alcance de lectores no habituados al rastreo de archivos y hemerotecas. Este hecho no es nuevo. Son tambi¨¦n abundantes las reediciones de textos breves -fundamentalmente traducciones- aparecidos en publicaciones peri¨®dicas anteriores a los a?os cincuenta, as¨ª como la edici¨®n de in¨¦ditos del per¨ªodo 1940-1960, dados paulatinamente a la imprenta con posterioridad a la concesi¨®n a Samuel Beckett del Premio Nobel de Literatura en 1969. El mundo y el pantal¨®n vendr¨ªa a sumarse as¨ª a una ya larga lista que incluye, entre otros t¨ªtulos, Primer amor, Mercier y Camier, Foirades, los esbozos teatrales y radiof¨®nicos y las versiones de poetas franceses, recogidas en la ¨²ltima edici¨®n de su poes¨ªa completa [ ... ].
La aparici¨®n del ensayo beckettiano El mundo y el pantal¨®n durante la primavera de 1989 en Les ?dition de Minuit ha servido as¨ª para descubrir unas p¨¢ginas capitales para el acercamiento a su escritura, m¨¢s iluminadoras, en mi opini¨®n, que las tan a menudo citadas de su juvenil monograf¨ªa sobre Proust.
En efecto, escrito en el momento en que inicia su obra francesa, contempor¨¢neo de El calmante, Primer amor y Mercier y Camier, El mundo y el pantal¨®n no responde ya al concepto de escritura del joven irland¨¦s admirador de Joyce, autor de unos textos llenos de riqueza y brillantez verbal y de juegos de palabras que podemos encontrar en Echo's o Murphy, sino al intento de adentrarse en un territorio nuevo donde la pobreza y la desposesi¨®n van a sustituir a los alardes de sabidur¨ªa joyceanos. Beckett habla aqu¨ª desde otro lugar y apunta a otros objetivos [ ... ]. No es por ello tanto un ensayo sobre la escritura cuanto sobre el papel del lector [ ... ].
Papel del lector
Los textos que, en orden cronol¨®gico de escritura, se incluyen en la segunda parte de este volumen son bastante expl¨ªcitos al respecto y caminan en esa direcci¨®n. Su escritura cubre un lapso de tiempo relativamente extenso y pueden, en cierto sentido, servir como paradigma de lo que, en ¨²ltima instancia, constituye la aventura, coherentemente radical, de su obra.
En alguna de sus p¨¢ginas, especialmente en el caso del dur¨ªsimo texto Fuera todo lo extra?o y de Mal visto mal dicho, pueden encontrarse aspectos posteriores o previamente abordados en otros t¨ªtulos de su autor (pienso en El despoblado o No yo, respectivamente). En ning¨²n caso, sin embargo, existe redundancia alguna, toda vez que los residua de este nuevo proceso alqu¨ªmico arrojan sobre los otros textos una nueva y diferente luz.
Por ejemplo, la voz (?neutra, en cuanto tercera no-persona?) que narra Mal visto mal dicho coge y desarrolla una problem¨¢tica ya avanzada en No yo: la expl¨ªcita inscripci¨®n del g¨¦nero sexual en el discurso, tema que en esta ¨²ltima obra aparec¨ªa como centro motor de la escritura. En ese breve y complejo texto teatral de 1972 la asunci¨®n de la narraci¨®n por una voz femenina pon¨ªa en primer plano un tema hoy central en la sociedad contempor¨¢nea: la conexi¨®n entre lenguaje, identidad y "g¨¦nero". En Mal visto mal dicho la protagonista femenina renuncia de entrada a asumir la coherencia propia de un discurso impuesto que no le pertenece y, en consecuencia, s¨®lo puede decir mal lo que ve mal [ ... ]. Ese desplazamiento marca un punto de no retorno que alcanza incluso a la voz masculina del hasta ahora ¨²ltimo texto beckettiano, Stirrings Still.
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