La memoria de un viejo
Estoy escribiendo en 1995, y la memoria, de los ancianos es muy fr¨¢gil. Las guerras insignificantes llegan y pasan, e incluso las muertes de Gaza y Beirut, que tanto revuelo provocaron en los a?os ochenta, parece que pertenecen ahora a la historia, si bien dudo que el a?o 1994 deje alguna vez de horrorizarme. El acontecimiento de aquel a?o tiene a su alrededor un halo de pesadilla: muertes en la oscuridad, en la profundidad del oc¨¦ano, muertes causadas por la mutilaci¨®n y por la asfixia. Los cuerpos descompuestos de los que no pudieron ser identificados yacen todav¨ªa en ambas orillas del canal.Se hab¨ªan preparado elaboradas celebraciones para conmemorar la apertura del t¨²nel del Canal de la Mancha, y ya se hab¨ªan preparado los dos primeros trenes que se iban a cruzar en medio del canal. Por supuesto, y del mismo modo que se hab¨ªan producido en la conmemoraci¨®n parisina de la revoluci¨®n, en 1989, se hab¨ªan producido algunas disensiones en el Reino Unido, originadas por la devastaci¨®n causada a la campi?a de Kent por las nuevas autopistas entre Dover y Londres, pero hab¨ªa muy pocos disidentes cuando el primer tren que hab¨ªa cruzado el canal lleg¨® a Dover procedente de Par¨ªs. Por supuesto, Mrs. Thatcher, que hab¨ªa vencido en su cuarta confrontaci¨®n electoral, se encontraba en la Plataforma para vitorear al tren franc¨¦s en cuanto saliese del mar y se detuviese en Dover para unirse a la celebraci¨®n. Por supuesto, el embajador franc¨¦s tambi¨¦n se halla ba presente, y por alg¨²n oscuro motivo Mrs. Thatcher estaba acompa?ada por el ministro de Defensa. Tal vez fuese para tranquilizar a algunos disidentes, que recordaban el fracaso de los planes de Hitler para invadir el Reino Unido tras nuestra huida de Dunkerke. Si entonces hubiera existido el t¨²nel, ?hubi¨¦ramos dispuesto del tiempo suficiente para destruirlo? Y si lo hubi¨¦ramos, destruido, ?lo hubi¨¦ramos reconstruido cuando finaliz¨® la guerra?
En 1994 todo se hallaba bien preparado. Yo no me encontraba en Dover. Era mucho m¨¢s f¨¢cil (o al menos as¨ª lo cre¨ªa) ve todo el acontecimiento por tele visi¨®n. Cuando el tren franc¨¦s emergi¨® del interior del t¨²nel se interpret¨® La Marsellesa, y despu¨¦s, Rule Britannia, pero no God save the Queen. Tal vez la reina compart¨ªa alguna de las dudas de su pueblo, pero Mrs. Thatcher se puso en pie, muy erguida, e interpret¨® el papel de Britannia. En la otra orilla del canal, el presidente de Francia se hallaba esperando para saludar al tren brit¨¢nico, pero ¨¦ste no lleg¨® nunca. Las noticias nos llegaron cuando Mrs. Thatcher estaba comenzando su discurso, perfectamente preparado. Hab¨ªan explotado unas bombas bajo el canal, y el tren brit¨¢nico hab¨ªa sido destruido antes de que alcanzase Calais, lo que supuso la p¨¦rdida de todas las vidas.
?Qui¨¦nes eran los terroristas?
Se pensaba que el explosivo utilizado era semtex. En un desastre a¨¦reo acaecido en los a?os ochenta, cuando un avi¨®n se estrell¨® contra un pueblo escoc¨¦s, s¨®lo hab¨ªa sido necesario un radiocasete para transportar 300 gramos de semtex. Desde entonces se hab¨ªan producido grandes avances, y los explosivos se pod¨ªan programar con d¨ªas de anticipaci¨®n, en lugar de horas. Las nuevas explosiones tuvieron lugar poco despu¨¦s de que la locomotora inglesa hubiese cruzado la demarcaci¨®n de la mitad del canal. El primer sospechoso, por supuesto, fue el IRA, debido a sus actividades en Alemania y a sus relaciones con Gadaffi, de quien se sab¨ªa que hab¨ªa suministrado semtex al IRA; pero los iran¨ªes no hab¨ªan perdonado jam¨¢s al Reino Unido por apoyar a Rushelie ni a los norteamericanos por haber derribado su avi¨®n inocente. Porque a bordo del tren hab¨ªa a¨²n m¨¢s norteamericanos que ingleses.
?Qui¨¦n hab¨ªa sabido d¨®nde colocar las bombas? Durante cuatro a?os hab¨ªan trabajado cientos de obreros en la cons trucci¨®n del t¨²nel. Hab¨ªa sido como un reto abierto para que los terroristas causaran todo el da?o posible. Entre todos estos cientos de trabajadores, deb¨ªa haber sido bastante f¨¢cil encontrar uno o dos que, a cambio de una gran suma de dinero, estuviesen dispuestos a bosquejar un plano de sus trabajos en el t¨²nel, y una vez encontrados los mejores objetivos, encontrar otros que depositaran los casetes.
En la Prensa. se hab¨ªa dado mucha public¨ªdad a las medidas de seguridad, de las cuales no eran responsables en ¨²ltimo t¨¦rmino los que se hab¨ªan dedicado a los trabajos de construcci¨®n. Se hab¨ªan comprobado minuciosamente, todos los equipajes, que hab¨ªan sido pasados por rayos X, as¨ª como todos los pasajeros, a quienes se hizo atravesar el mismo tipo de arco que tenemos en nuestros aeropuertos. Pero ?c¨®mo pod¨ªan toniarse todas las medidas sibles en las profundidades de? propio canal?
Los terroristas no hab¨ªan tenido prisa, hab¨ªan dispuesto de mucho tiempo, de cuatro a?os, para planear, para escoger, para corromper.
Ya han pasado dos a?os y no se han producido detenciones, pero, lo que pue.de ser sorprendente hasta para los terroristas las Empresas del eurot¨²nel, incitadas por sus accionistas y dadas por los Gobiernos brit¨¢nico y franc¨¦s, han anunciado la reapertura del t¨²nel, y ya se han comenzado los trabajos, que deber¨¢n finalizar en 1997. Los costes ser¨¢n casi tari elevados como los que supuso la construlci¨®n del primer t¨²nel.
Ya he hablado de la fragaidad de la memoria de un anciano, pero me pregunto si habr¨¢ alguien en 1997 que tenga una memoria lo sufic¨ªentemente fr¨¢gil como para persuadir a un pasajero a embarcarse en el vag¨®n que ha de sumirlo en las profundidades del canal, con una iluminaci¨®n tan mortecina como la del gran t¨²nel que atraviesa los Alpes, pero con agua y roca sobre sus cabezas, y qui¨¦n sabe con cu¨¢ntos cad¨¢veres pudri¨¦ndose a¨²n bajo los ra¨ªles.
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