Un robot para matar en un producto sin valor
Revivir a las grandes estrellas de la pantalla acostumbra a ser uno de los escasos atractivos de los videocines que cada martes programa Telemadrid, con m¨¢s pena que gloria. Pero, en ocasiones, como en Prototipo, la ausencia de grandes figuras en el reparto resta inter¨¦s a un espacio que no ha logrado una verdadera identidad en la programaci¨®n, puesto que los productos que se emiten son heterog¨¦neos y, en general, sin ning¨²n valor cualitativo.Retornando en 1983 la moda de la ficci¨®n cient¨ªfica, esta producci¨®n norteamericana dirigida por David Greene e interpretada en los principales papeles por Christopher Plummer, David Morse, Frances Sternhagen, James Sutorios y Arthur Hill, arranca del cl¨¢sico esquema del anciano doctor que ha dedicado buena parte de su vida y su sabidur¨ªa a la creaci¨®n de un robot, un humanoide que se convierte en una m¨¢quina tan perfecta que es capaz de decidir su propio destino. Otra vez el viejo y trillado mito de Frankenstein, del monstruo que se escapa del control de su creador, abordado desde la perspectiva de la moderna rob¨®tica, de las m¨¢quinas pensantes.
La soluci¨®n del argumento no discurre en este caso por la v¨ªa del terror, sino, por la del g¨¦nero policiaco y la trama de intriga, una vez que 2VR -el robot- es raptado por los militares con intenciones de programarlo para funciones de guerra.
De nuevo el bien y el mal enfrentados como en una vieja pel¨ªcula de James Bond. Todos los esfuerzos del sabio trabajando en favor de la humanidad se pueden convertir en un arma contra ella por esta m¨¢quina de guerra programada para matar.
Nada nuevo ni original aporta este telefilme, realizado al amparo del ¨¦xito de los cl¨¢sicos del g¨¦nero a la saga de los robots.
Ni siquiera sus protagonistas han sido figuras relevantes en la pantalla. ?nicamente la trayectoria de Cristopher Plummer, un actor de gran experiencia en Broadway y sobresaliente por sus papeles de arist¨®crata -uno de los actores que mejor llevaba el uniforme-, puede despertar cierto inter¨¦s.
Fueron sus apariciones en La ca¨ªda del Imperio Romano y Sonrisas y l¨¢grimas las ¨²nicas que le reportaron fama. Junto a ¨¦l, Arthur Hill, otro canadiense con m¨¢s experiencia de actor radiof¨®nico y de teatro -al que dedic¨® 50 a?os de su vida- que cinematogr¨¢fica.
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