Un conflicto eterno
LA CONMOCI?N en Europa oriental arroja un inevitable y tupido velo sobre los puntos de fricci¨®n internacional en el resto del planeta, al tiempo que ya comienza a modificar algunos de sus datos esenciales. El eterno conflicto de Oriente Pr¨®ximo aparece, por ello, claramente cloroformizado: Estados Unidos siente menos inter¨¦s en proseguir sus contactos con la OLP; Israel suspira de alivio al ver decrecer la presi¨®n sobre su pol¨ªtica exterior; la Uni¨®n Sovi¨¦tica apenas disimula que los d¨ªas de apoyo a la l¨ªnea de enfrentamiento con Israel han terminado, y s¨®lo la OLP sigue teniendo una justificada prisa por avanzar hacia una soluci¨®n pac¨ªfica, pero choca con barreras insuperables para que ese deseo se plasme en hechos reales. Por todo ello, la ¨²ltima de las crisis de la complicada relaci¨®n entre los derechistas del Likud y el laborismo en el Gobierno de Uni¨®n Nacional israel¨ª aparece a¨²n m¨¢s claramente como una pirueta que s¨®lo sirve para caminar sobre el propio terreno.Las acusaciones del primer ministro, Isaac Shamir, contra el ministro de Ciencia y Tecnolog¨ªa, el inconformista Ezer Weizman, de que hab¨ªa sostenido contactos con la OLP palestina, penados con la c¨¢rcel en la legislaci¨®n israel¨ª, se han saldado con un compromiso de quienes ya estaban comprometidos de antemano. Shamir retira su petici¨®n de dimisi¨®n a Weizman, ¨¦ste mantiene la cartera, pero, como si se tratara de una charada de colegio, abandonar¨¢ durante 18 meses las reuniones m¨¢s delicadas del Gabinete. Que Weizman y el partido laborista hayan aceptado tal compromiso resulta decepcionante para los que desean que en Israel se decante una opci¨®n neta a favor de la paz, como la que se expres¨® en la manifestaci¨®n, duramente reprimida, que tuvo lugar en Jerusal¨¦n. De esta forma se aleja un peligro que probablemente nunca existi¨®: la ruptura de la coalici¨®n israel¨ª.
La cuesti¨®n de fondo no parece que sea, por tanto, la de si los laboristas pueden o no seguir formando parte de un Gabinete cuya direcci¨®n trabaja denodadamente por mantener el estado de guerra contra el pueblo palestino. Desde el momento en que el partido de Sim¨®n Peres acepta integrarse en un Gobierno que proh¨ªbe cualquier contacto con el adversario, lo que est¨¢ haciendo es renunciar a la paz. Es Cierto que el laborismo se sentir¨ªa debilitado ante su electorado si fuerza la ruptura con el Likud, con la probabilidad de nueva convocatoria de elecciones. Pero la conclusi¨®n de todo ello es que las dos grandes formaciones pol¨ªticas israel¨ªes -una, el Likud, porque no quiere, y otra, el laborismo, porque no se atreve- est¨¢n de acuerdo en desde?ar la paz.
Al mismo tiempo, la reanudaci¨®n de los vuelos regulares directos entre Mosc¨² y Tel Aviv y el aumento de la salida de emigrantes jud¨ªos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica son los ¨²ltimos datos de una b¨²squeda de equilibrio en Oriente Pr¨®ximo por parte de Mosc¨². El restablecimiento de relaciones entre Israel y la URSS puede a¨²n tardar, pero se est¨¢ produciendo diariamente en la pr¨¢ctica. Y su efecto diplom¨¢tico en el mundo ¨¢rabe es que Siria -que ya no puede contar con el respaldo moscovita de anta?o- se acerca a Egipto, y que el r¨¦gimen libio inicia maniobras diplom¨¢ticas en la misma direcci¨®n. La l¨ªnea centrista ¨¢rabe en el conflicto de Oriente Pr¨®ximo, representada por Egipto, Marruecos y hasta cierto punto Arabia Saud¨ª, deber¨ªa cosechar ¨¦xitos gracias a la aproximaci¨®n entre las dos grandes potencias. As¨ª ocurrir¨ªa sin duda si fuera otra la ecuaci¨®n pol¨ªtica en Israel, si Estados Unidos tuviera el mismo inter¨¦s en presionar para una soluci¨®n del conflicto en tiempos tensos o calmos, y si la Uni¨®n Sovi¨¦tica no tuviera quehaceres m¨¢s urgentes a los que atender. Pero esas condiciones no se dan y todo apunta a una devaluaci¨®n del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, que cada d¨ªa es simplemente m¨¢s palestino-israel¨ª. Y eso es malo porque significa que las concesiones del l¨ªder de la OLP, Yasir Arafat -que Europa salud¨® en su d¨ªa como decisivas-, no han dado los resultados que era l¨®gico esperar de ellas. Mientras la paz parece que domina el horizonte diplom¨¢tico europeo, el conflicto de Oriente Pr¨®ximo se eterniza sin perspectiva de soluci¨®n.
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