Y para la escena, carb¨®n
A los ni?os buenos los Reyes Magos les traen juguetes y a los malos, carb¨®n. En la noche del 5 de enero los Reyes Magos del p¨²blico trajeron juguetes para los cantantes y carb¨®n, mucho carb¨®n, para los responsables de la nueva producci¨®n de Manon Lescaut que se ofrec¨ªa en el Liceo.Mirella Freni, que esta temporada ya ha sido una gran Tatiana (Eugene Oneguin) y una soberbia Adriana (Lecouvreur), estuvo sensacional como Manon. Economiz¨® voz y energ¨ªa durante todo el primer acto y una parte del segundo pero, cuando a partir de In quelle trine morbide, la primera intervenci¨®n en solitario importante de su personaje, se puso a cantar en serio, fascin¨®, sedujo y arroll¨®. Mantuvo el nivel durante el tercer acto y aun lo super¨® en el cuarto en el que se entreg¨® totalmente para mayor goce del respetable. La soprano recibi¨® de los Reyes el mejor premio al que pueda aspirar una cantante, aplausos y bravos enfebrecidos.Peter Dvorsky, que ya hab¨ªa aparecido fugazmente en el Liceo en una sola representaci¨®n de Lucia di Lammermoor, asumi¨® el dificil y pesado papel de Des Grietix. Dvorsky, uno de los valores m¨¢s claramente en alza en el mundo tenoril posee una voz importante, potente en todo el registro, timbrada, un? forme de color, clara y con agudo f¨¢cil, brillante y espectacular; una gema de muchos quilates que, sin estar ni mucho menos en bruto, a¨²n tiene facetas por tallar. El tenor, en exceso r¨²stico y tosco en escena, inici¨® su actuaci¨®n visiblemente descolocado, cal¨® seriamente en algunas ocasiones y se mostr¨® inseguro y acab¨® arruinando frases que se pod¨ªan atacar de muchas maneras, pero no con dudas.
Manon Lescaut
De Giacomo Puccini. Int¨¦rpretes principales: Mirella Freni, soprano; Peter Dvorsky, tenor; Enric Serra, bar¨ªtono; Alfredo Mariotti, bajo, y Josep Ruiz, tenor. Orquesta y Coro del Liceo, dirigidos por Silvio Varviso. Producci¨®n del Liceo dirigida por Lorenzo Mariani. Escenograf¨ªa y vestuario: Maurizio Bal¨®. Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 5 de enero.
En el d¨²o del segundo acto la voz ya corr¨ªa bien, pero a¨²n mostraba problemas de afinaci¨®n; a partir del tercero tom¨® aplomo y en el cuarto Dvorsky justific¨® con creces la fama que le preced¨ªa y que le llevar¨¢ a cantar Manon Lescaut pr¨®ximamente en el Metropolitan de Nueva York con Mirella Freni. Muy bien Enric Serra, que fue un eficaz y seguro Lescaut y Alfredo Mariotti, que incorpor¨® el desagradable papel de Geronte di Ravoir. Lorenzo Mariani, que en la temporada pasada realiz¨® Tancredi para el Liceo, firmaba esta nueva producci¨®n de Manon Lescaut. El p¨²blico, soberano inapelable y, en esta ocasi¨®n, implacable, le regal¨® a Mariani carb¨®n y castig¨® su labor con un sonoro y contundente abucheo, quiz¨¢ en exceso severo habida cuenta de lo permisivo que a menudo se muestra en estos aspectos. Con un movimiento esc¨¦nico complejo aunque respetuoso con el texto, la producci¨®n, es cierto, no era como para echar las campanas al vuelo, pero s¨ª era elaborada, ambiciosa, honrada y a pesar de algunos tropiezos, bastante bien servida en relaci¨®n con los niveles habituales del Liceo.En un proceso coherente con el drama que abarcaba los cuatro actos y conduc¨ªa desde el realismo hasta la abstracci¨®n, de la luz a la oscuridad, de la felicidad y la vida a la angustia, el dolor y la muerte, en una tr¨¢gica e imparable espiral, la nueva producci¨®n presentaba detalles que revelaban un estudio en profundidad, quiz¨¢ pretencioso en demas¨ªa, del tema.
Manon Lescaut, la primera gran ¨®pera de Puccini, tiene su gran m¨¦rito en la frescura, impulso y derroche mel¨®dico; todo lo que en Tosca o Madama Butterfly ser¨¢ estilo aqu¨ª a¨²n es descubrimiento ingenuo, ind¨®mito, imperfecto, limpio y sincero. El experimentad¨ªsimo director Silvio Varviso ofreci¨® una Manon Lescaut digna, en algunos momentos notable, sin grandes pretensiones ni riesgos. Gato muy viejo, no pidi¨® a la orquesta m¨¢s de lo que pod¨ªa dar. Los Reyes tambi¨¦n le trajeron juguetes.
Babelia
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