Jesse Jackson mira el sill¨®n de alcalde
Se prepara la sucesi¨®n de Marion Barry, detenido en Washington por posesi¨®n y consumo de drogas
El proceso judicial iniciado por un fiscal federal contra el alcalde de Washington, Marion Barry, por posesi¨®n y consumo de drogas ha hecho bueno el viejo refr¨¢n espa?ol de el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Mientras Barry se encuentra enclaustrado en una cl¨ªnica de Florida para ser sometido a tratamiento por alcoholismo y drogadicci¨®n, varios de sus ardientes partidarios en el distrito de Columbia han empezado a patrocinar la candidatura del reverendo Jesse Jackson para las elecciones municipales de la capital federal del pr¨®ximo noviembre.
La candidatura de Jackson, dos veces aspirante a la nominaci¨®n dem¨®crata a la presidencia por el Partido Dem¨®crata, ha sido un globo sonda permanente lanzado por sectores interesados desde que las tribulaciones de Barry empezaron a tomar cuerpo.Hasta el momento, Jackson, que conquist¨® un re?ido segundo puesto tras el candidato oficial dem¨®crata Michael Dukakis en 1988, ha sido enigm¨¢tico con relaci¨®n a su posible presentaci¨®n a las municipales. Hasta ahora, el reverendo, famoso por sus posiciones liberales y casi coincidentes con las mantenidas por la socialdemocracia europea en temas de pol¨ªtica interior y exterior, hab¨ªa mantenido la posici¨®n de que nunca se presentar¨ªa a la alcald¨ªa de Washington frente a su antiguo amigo y aliado Barry, que le prest¨® su apoyo incondicional en sus dos intentonas para conseguir la candidatura dem¨®crata a la Presidencia.
Sin embargo, la alcald¨ªa de Washington es algo muy atractivo para Jackson, que ya el pasado verano se dio de baja en Chicago y adquiri¨® la residencia en la capital federal por si la oportunidad se presentaba.
Todas las encuestas est¨¢n a su favor. La alcald¨ªa de Washington le permitir¨ªa seguir en el primer plano de la actualidad nacional y contrarrestar la campa?a de sus enemigos de que nunca ha conseguido un cargo electivo.
Cambio de panorama
Ahora, las circunstancias han cambiado. Barry no ha dimitido, y su abogado, Kenneth Mundy, mantiene que no tiene intenci¨®n de hacerlo y que pretende agotar su mandato hasta las elecciones de noviembre. La posici¨®n es comprensible, si se tiene en cuenta que la dimisi¨®n del alcalde ca¨ªdo puede constituir para Barry una baza de negociaci¨®n con el ministerio p¨²blico para conseguir una sentencia menor. Tirios y troyanos est¨¢n de acuerdo es que Barry no tiene la m¨¢s m¨ªnima posibilidad de presentarse con ¨¦xito a la reelecci¨®n y continuar su carrera pol¨ªtica, como lo demuestran todas los encuestas realizadas por los distintos medios de comunicaci¨®n locales y nacionales.
La detenci¨®n del Barry por agentes del FBI en la habitaci¨®n 727 del Hotel Vista Internacional el pasado viernes, cuando acababa de comprar y se encontraba fumando una dosis de crack, el mort¨ªfero derivado de la coca¨ªna, termin¨® con las aspiraciones futuras del conflictivo alcalde.
Una vez m¨¢s como en el caso de Richard Nixon, Spiro Agnew, Gary Hart y tantos otros pol¨ªticos preeminentes de la escena pol¨ªtica norteamericana, la historia se repite. El establishment norteamericano perdona las tentaciones de la carne, pero no las mentiras. Y Barry minti¨® durante los ¨²ltimos ocho a?os, en los que no s¨®lo neg¨® una y otra vez su relaci¨®n con las drogas, sino que hizo campa?a en todas las escuelas primarias de Washington en contra del uso de los estupefacientes con el lema: "Down with the dope" (Abajo las drogas).
La presentaci¨®n de Jackson, si al final se produce, tendr¨¢ repercusiones en la lucha para conseguir la candidatura dem¨®crata en las presidenciales de 1992 al eliminar a un candidato que, como Jackson, tiene asegurado el importante voto de la minor¨ªa negra y de parte de la hispana.
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