El v¨¦rtigo de la remuneraci¨®n
Bonn y Berl¨ªn Este temen perder el control del tr¨¢nsito hacia una sola Alemania
JOS? M. MART? FONT, En Berl¨ªn Este, los lamentos sobre el supuesto caos hacia el que resbala r¨¢pidamente la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) ganan cada d¨ªa en tono y volumen. La presi¨®n de unos ciudadanos que tienen prisa por recuperar 40 a?os perdidos no deja respirar al Gobierno. En Bonn, por su parte, la peque?a hoguera de la revoluci¨®n de oto?o empieza ya a percibirse como un dantesco incendio forestal. Unos y otros buscan el mismo objetivo: acabar con una situaci¨®n cuyo mantenimiento no hace m¨¢s que deteriorar las posibilidades de una r¨¢pida reconstrucci¨®n. Esto es, la reunificaci¨®n.
Pero no est¨¢n solos. El resto del mundo, en especial los viejos aliados de una y otra parte de Alemania, creen tener algo que decir, pero el v¨¦rtigo de los acontecimientos impide que ninguno de los conceptos que se ponen sobre el tapete aguante m¨¢s all¨¢ de unas semanas. El paso dado el jueves pasado por Hans Modrow, el primer ministro de la RDA, al presentar su plan para la reunificaci¨®n, ha venido a demostrar, entre otras cosas, la velocidad con que envejecen los grandes planes en la actual situaci¨®n hist¨®rica, dejando en la cuneta el plan de diez puntos para la reunificaci¨®n del canciller federal Helmut Kohl, considerado ambicioso cuando fue hecho p¨²blico el pasado 28 de noviembre.El concepto, de "comunidad contractual", por ejemplo, que iba a suponer el primer paso en el proceso de la unificaci¨®n, y que fue considerado entonces como todo un hallazgo, parece ahora un simple juego sem¨¢ntico destinado a dividir en dos mitades el aut¨¦ntico primer paso, que no ser¨ªa otro que el de una confederaci¨®n y la r¨¢pida adaptaci¨®n a estructuras federadas dentro de la propia RDA.
Kohl, ante las cuerdas
Kohl, consiguientemente, se encuentra de nuevo ante las cuerdas al haber perdido la iniciativa. Modrow cogi¨® a todo el mundo por sorpresa y ha abierto una nueva espita poniendo sobre el tapete la neutralidad de la futura Alemania unida y a?adiendo la inmediata unidad econ¨®mica, monetaria y legal de las dos Alemanias. Porque, si bien en Bonn las primeras reacciones fueron de total rechazo a esta vieja idea de Stalin, no han tenido que pasar ni cuarenta y ocho horas para que la neutralidad de la futura gran Alemania amenace con convertirse en una de las importantes cuestiones de la larga campa?a que lleva a las elecciones generales de la RFA del pr¨®ximo mes de diciembre. El Partido Socialdem¨®crata (SPD), o por lo menos la facci¨®n que encabeza el casi seguro candidato a la canciller¨ªa, Oskar Lafontaine, ha aprovechado la primera ocasi¨®n para dejar claro que no la descarta en absoluto.
Dos d¨ªas despu¨¦s de que el ministro-presidente de la RDA pusiera las cartas sobre la mesa, se reun¨ªan en M¨²nich -en torno a la conferencia anual de la Wehrkunde- los ministros de Defensa de Francia, la RFA, y el Reino Unido, el asesor de Seguridad de George Bush, y el secretario de la OTAN, adem¨¢s de importantes personalidades pol¨ªticas y militares de los pa¨ªses de dicha Alianza.
Todos se mostraron de acuerdo sobre la importancia de la creaci¨®n de un "pilar europeo" de defensa, para cuya configuraci¨®n se piensa en una ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea Occidental, y nada hac¨ªa prever, pese a la amenaza norteamericana de "salir corriendo de Europa" si los pa¨ªses europeos consideraban que la presencia militar estadounidense ya no era necesaria, que los socialdem¨®cratas de la RFA, sin usar exactamente la palabra maldita -neutralidad- empezaran a jugar con conceptos cuyo significado final no era otro que ¨¦ste.
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