El nuevo eje franco-alem¨¢n
En 1950, e inspirado por Jean Monnet, Robert Schumann propuso la unificaci¨®n de los recursos carbon¨ªferos y sider¨²rgicos de Francia y Alemania. Desde entonces, el eje franco-alem¨¢n ha. desempe?ado un papel decisivo en el desarrollo hacia la unificaci¨®n europea.No s¨®lo nuestros dos pa¨ªses, sino tambi¨¦n Italia, el Benelux y, m¨¢s recientemente, otras naciones, como Espa?a, se han puesto en camino hacia la unificaci¨®n europea. Pero no se podr¨ªa haber dado ninguno de los pasos hacia adelante decisivos sin el impulso proporcionado conjuntamente por Francia y Alemania Occidental.
El reconocimiento de este hecho hizo posible el acercamiento, primero, de los l¨ªderes de ambos pa¨ªses y, posteriormente, de sus pueblos. En la actualidad, las encuestas de opini¨®n demuestran que los franceses y alemanes occidentales son "los mejores amigos" de la otra naci¨®n.
?Podr¨¢ sobrevivir esta relaci¨®n tan estrecha a la situaci¨®n creada por los recientes acontecimientos surgidos en Europa oriental, y muy especialmente en Alemania Oriental? ?Tiene el eje franco-alem¨¢n un papel espec¨ªfico que desempe?ar en la pol¨ªtica que ha de dibujar nuevamente el mapa de Europa?
Creemos firmemente que as¨ª es. Es necesaria una acci¨®n conjunta franco-alemana.
?Qu¨¦ es lo que esperamos de esta acci¨®n?
Los l¨ªderes pol¨ªticos de Europa occidental van a tener que enfrentarse a tres problemas: la reunificaci¨®n de las dos Alemanias, la unificaci¨®n de los 12 Estados miembros de la Comunidad Europea y la definici¨®n de las nuevas relaciones con los pa¨ªses democr¨¢ticos del Este de Europa. En lo que respecta a la reuni¨®n de las dos Alemanias -que es una palabra que nosotros preferimos a reunificaci¨®n, puesto que ¨¦sta sugiere el regreso a una situaci¨®n anterior-, los socios de Alemania Occidental pueden adoptar tres posturas, y muy especialmente Francia:
- Pueden tratar de ralentizar el proceso.
- Pueden tratar de buscar nuevas alianzas a fin de actuar como contrapeso de un posible poder alem¨¢n en crecimiento.
- Pueden actuar para incorporar la reuni¨®n gradual de las dos Alemanias en el proceso que conduzca a la uni¨®n federal de los Estados de Europa.
Es preciso hacer una advertencia acerca de las primeras dos opciones:
Cualquier intenci¨®n obvia de oponerse al deseo de unidad expresado por las dos Alemanias destruir¨ªa el clima de confianza entre Francia y Alemania Occidental que con tanta paciencia se ha construido. La oposici¨®n a la reuni¨®n alemana encender¨ªa la mecha de un peligroso brote de nacionalismo alem¨¢n.
En cuanto a la b¨²squeda de nuevas alianzas que act¨²en como contrapeso de la influencia alemana -con los pa¨ªses del sur de Europa, con el Reino Unido o incluso, como algunos han sugerido muy imprudentemente, con la Uni¨®n Sovi¨¦tica-, esto nos llevar¨ªa de nuevo a un tira y afloja, especialmente en lo tocante al tipo de relaciones existente entre los pa¨ªses europeos antes de las dos guerras mundiales, y nos retrotraer¨ªa a hace 80 a?os.
En la pr¨¢ctica, el problema de la reuni¨®n gradual de las dos Alemanias ser¨¢ el tema central del debate pol¨ªtico en Europa; surgir¨¢ inmediatamente despu¨¦s del 18 de marzo de 1990, cuando tengan lugar elecciones en Alemania Oriental. La proclamaci¨®n del resultado de estas elecciones tendr¨¢ un enorme impacto en la opini¨®n p¨²blica mundial: ser¨¢ la se?al que anuncie la muerte de los 45 a?os de dominio comunista en Europa oriental. Los dos Estados alemanes comprender¨¢n entonces la necesidad de un largo y laborioso proceso pragm¨¢tico que lleve hacia una estructura pol¨ªtica com¨²n.
Est¨¢ claro que la uni¨®n de las dos Alemanias ser¨¢ el foco del debate pol¨ªtico de Europa. El ¨²nico m¨¦todo en l¨ªnea con el mantenimiento de la amistad y el entendimiento franco-alem¨¢n consiste en incorporar la reuni¨®n de las dos Alemanias dentro de la estrategia del establecimiento de una uni¨®n federal entre los Estados miembros de la Comunidad Europea.
Esta federaci¨®n incluir¨ªa no s¨®lo la uni¨®n econ¨®mica y monetaria, sino tambi¨¦n la integraci¨®n de las pol¨ªticas exteriores y, en ¨²ltimo extremo, la de las pol¨ªticas militar y de seguridad, en las que Francia y Alemania tendr¨¢n un papel muy especial que habr¨¢n de desempe?ar conjuntamente.
Si se actuase de esta forma, se evitar¨ªa tener que marchar en contra de la corriente de la historia, al plantear el problema de la reuni¨®n en t¨¦rminos preb¨¦licos. Por el contrario, situar¨ªa a la reuni¨®n alemana en un contexto contempor¨¢neo, en la intersecci¨®n de dos grandes empresas: la construcci¨®n de una Europa unida y la consciencia de la solidaridad ¨¦tnica.
Los l¨ªderes alemanes deben tener en cuenta la com¨²n determinaci¨®n del resto de Europa de impedir la restauraci¨®n de la hegemon¨ªa alemana. Y no hay naci¨®n alguna en el mundo en mejor posici¨®n que Francia para conferir credibilidad al leg¨ªtimo deseo de unidad del pueblo alem¨¢n.
Optar por abordar este problema desde una perspectiva posb¨¦lica conlleva unas consecuencias pr¨¢cticas que facilitar¨¢n una prueba fehaciente de las intenciones alemanas. La respuesta que d¨¦ el Gobierno alem¨¢n a la siguiente pregunta influir¨¢ decisivamente en las opciones de futuro de una Europa unida: desde el punto de vista alem¨¢n, ?ser¨¢ una Europa unida nada m¨¢s que una vasta regi¨®n econ¨®mica y monetaria, sin una personalidad com¨²n, o consistir¨¢ en una uni¨®n federal de los Estados europeos?
La primera consecuencia del asentimiento alem¨¢n a una uni¨®n federal consistir¨ªa en el estricto y claro reconocimiento, sin sutilezas legales ni compromiso alguno, de la frontera entre Alemania Oriental y Polonia.
La segunda consecuencia ser¨ªa que la reuni¨®n debe tener en cuenta todas las normas y obligaciones que se han impuesto a s¨ª mismos los pa¨ªses miembros de la CE en su marcha hacia una Europa unida. Alemania Oriental no se unir¨ªa a una Alemania Occidental aislada en un contexto nacional, sino a un Estado que ya forma parte de la Comunidad Europea, que est¨¢ vinculado por sus m¨¦todos operativos y que participa en sus instituciones.
Esto quiere decir que los pasos hacia la reuni¨®n de las dos Alemanias deber¨¢n tener muy en cuenta la capacidad de Alemania Oriental para satisfacer las obligaciones comunitarias. Dichas obligaciones, que son muy estrictas y precisas, obligan a los nuevos miembros, como Espa?a y Portugal, a pedir y obtener un per¨ªodo de acceso transitorio.
Igualmente, el proceso unificador deber¨¢ garantizar los equilibrios establecidos por el Tratado de Roma y confirmados por todas las posteriores incorporaciones, que han visto expandirse a la CE de ser una comunidad de seis a ser una comunidad de doce. En lo que respecta al peso de los votos en el Consejo de Ministros y al n¨²mero de miembros del Parlamento Europeo, no se respetan estrictamente las proporciones demogr¨¢ficas. Los pa¨ªses con un menor n¨²mero de habitantes est¨¢n mejor representados, al mismo tiempo que se aplica una regla de paridad a los cuatro pa¨ªses m¨¢s poblados: Alemania Occidental, Italia, Francia y el Reino Unido. Esta paridad deber¨ªa seguir manteni¨¦ndose en el caso de que se uniesen las dos Alemanias.
La reuni¨®n de las dos Alemanias debe verse como parte de un proceso conducente al establecimiento de la uni¨®n de los Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior Estados miembros de la Comunidad.
El actual panorama hacia la unidad europea carece de dinamismo y claridad. ?Se dirige Europa hacia la b¨²squeda de un mercado ¨²nico, con una estabilidad monetaria, en el que todos los Estados miembros sigan conservando sus poderes de soberan¨ªa, o hacia una federaci¨®n en la que todos los Estados miembros compartan los poderes conjuntamente? Es el momento de establecer el objetivo con toda claridad: la instituci¨®n de una organizaci¨®n federal que respete la diversidad de los Estados miembros. La consecuci¨®n de esta opci¨®n exige un fuerte impulso pol¨ªtico, que s¨®lo puede ser dado conjuntamente por Francia y Alemania.
La primera tarea que hay que asumir sin demora consiste en aclarar cualquier malentendido, especialmente aquellos que afecten al Reino Unido. Debe redactarse una lista espec¨ªfica y exhaustiva de todas aquellas ¨¢reas que sean responsabilidad de la uni¨®n y de aquellas que sigan siendo responsabilidad de los Estados miembros y de sus autoridades locales. Dicha lista habr¨¢ de basarse en el principio de subsidiaridad, que limita los poderes y responsabilidades del Gobierno central a aquellos que no puedan ser gestionados a un nivel m¨¢s bajo.
Esta federaci¨®n, de un tipo nunca visto hasta ahora, exigir¨¢ una Constituci¨®n o ley b¨¢sica, debido a que las instituciones existentes no pueden hacer frente al ritmo vertiginoso de los cambios europeos.
Resulta esencial que esta tarea se desarrolle durante la d¨¦cada de 1990. No hay problemas insolubles, aunque habr¨¢ de buscarse ciertos compromisos. No obstante, ¨¦stos no podr¨¢n conseguirse sin un deseo pol¨ªtico que opere en los tres ¨¢mbitos comunitarios: el Consejo de Europa, la Comisi¨®n y el Parlamento. Para mantener este equilibrio de fuerzas, la CE debe concentrar sus energ¨ªas en la culminaci¨®n de su uni¨®n. Cualquier ampliaci¨®n que pudiera. ralentizar el proceso, o que minimice la voluntad pol¨ªtica, habr¨¢ de posponerse hasta que la CE haya llegado a un acuerdo definitivo acerca de su estructura y normas futuras.
Los l¨ªderes franceses y alemanes deber¨ªan unir sus esfuerzos para demostrar este compromiso pol¨ªtico. Sin su voluntad conjunta, los progresos ser¨¢n lentos e imperceptibles, como ha sucedido en la esfera monetaria desde 1980.
Si tenemos ¨¦xito en la puesta en marcha de un proceso que conduzca a la unificaci¨®n pol¨ªtica de Europa, el proceso de unidad de las dos Alemanias se incorporar¨¢ a un movimiento del que s¨®lo ser¨¢ una parte, y tendr¨¢ que tener en cuenta tanto la sustancia pol¨ªtica como el calendario de consecuci¨®n del resto de las partes del todo.
Antes de que tuviesen lugar los recientes acontecimientos, las relaciones entre la Comunidad y los pa¨ªses comunistas de Europa oriental se hab¨ªan desarrollado caso por caso. Los acuerdos comerciales se negociaban bilateralmente, pero los levantamientos democr¨¢ticos de los ¨²ltimos meses han cambiado este cuadro por completo.
A medida que se produce el reflujo del comunismo y el trozo de arena que queda al descubierto difiere de un pa¨ªs a otro, las respuestas deben variar. Francia y Alemania deben preparar conjuntamente una respuesta adecuada a las peticiones populares de unidad. Hay dos casos diferentes:
Algunos pa¨ªses tendr¨¢n capacidad para incorporarse a la Comunidad, y lo desear¨¢n. Por el momento, el ¨²nico candidato probable para una incorporaci¨®n relativamente f¨¢cil es Alemania Oriental. Otros pa¨ªses, como Polonia, Hungr¨ªa y, sin duda, Checoslovaquia, se marcar¨¢n como meta de su reestructuraci¨®n econ¨®mica un nivel de vida similar al que existe dentro de la Comunidad.
El reforzamiento dile sus lazos con la Comunidad podr¨¢ situarse entre la asociaci¨®n y la incorporaci¨®n. La forma m¨¢s adecuada de tratar con estos pa¨ªses es facilitarles ayuda: ayuda de emergencia, transferencia de conocimientos y ayuda tecnol¨®gica y de inversi¨®n. Al proceder esta ayuda casi enteramente de los fondos p¨²blicos, deber¨ªa ser canalizada exclusivamente a trav¨¦s de la Comunidad, con Francia y Alemania actuando a la vez.
Aunque es correcto y adecuado que los expertos industriales emprendan misiones en estos pa¨ªses, ?por qu¨¦ se emprenden de forma exclusivamente nacional? Deber¨ªan tomarse medidas para el env¨ªo de misiones comerciales conjuntas franco-alemanas, para que los bancos y compa?¨ªas de seguros de ambos pa¨ªses abran filiales conjuntas en estas naciones. La pr¨®xima cumbre franco-alemana deber¨ªa estar dedicada a la coordinaci¨®n de las operaciones econ¨®micas y financieras emprendidas por Alemania y Francia en los pa¨ªses de Europa oriental.
Debido a su largo aislamiento de la vida pol¨ªtica occidental, el pueblo y los nuevos l¨ªderes de los pa¨ªses de Europa occidental no son conscientes de la estrecha amistad que existe en la actualidad entre Francia y Alemania. Siguen imagin¨¢ndose que nuestros dos pa¨ªses sospechan y tienen celos el uno del otro. Ello los conforta y los preocupa a la vez.
En los pr¨®ximos meses se les deber¨¢ persuadir de que la Europa con la que van a asociarse estar¨¢ basada en una estrecha e irreversible relaci¨®n entre nuestros dos pa¨ªses, cada uno de los cuales, en el pasado, trat¨® de atraerlos a alianzas hostiles contra el otro. Las visitas conjuntas efectuadas por los ministros de Asuntos Exteriores demostrar¨ªan la existencia del nuevo clima de amistad y entendimiento al que estas naciones habr¨¢n de acostumbrarse.
El crecimiento en poder econ¨®mico de las dos Alemanias unidas deber¨¢ ser soslayado. Si la Comunidad se ha podido equipar con estructuras federales, y si respeta el principio de paridad, este aumento de potencial econ¨®mico no se manifestar¨¢ a nivel nacional. Pero est¨¢ claro que la cooperaci¨®n industrial y econ¨®mica tendr¨¢ lugar m¨¢s r¨¢pidamente si est¨¢ basada en una cultura alemana com¨²n, haciendo as¨ª que Alemania sea econ¨®micamente m¨¢s grande que los dem¨¢s. Y para ello tendremos que confiar en los compromisos conjuntos de los dem¨¢s pa¨ªses europeos, dentro de un contexto mercantil, para equilibrar el nuevo potencial econ¨®mico alem¨¢n.
Ello debe ir acompa?ado de la utilizaci¨®n de los recursos comunitarios para acelerar el desarrollo del sur de Europa -Italia, Espa?a y Portugal-, con el fin de mantener el equilibrio existente entre las distintas partes de la Comunidad Europea.
Creemos que, en los comienzos en Europa de una era enteramente nueva, Francia y Alemania deben actuar conjuntamente para superar los peligros y aprovechar las oportunidades, al igual que tan osadamente hicieron al unir sus recursos durante los a?os cincuenta.
Desde aqu¨ª hacemos un llamamiento a los l¨ªderes de nuestros dos pa¨ªses para que identifiquen claramente el nuevo objetivo de la Uni¨®n de los Estados Europeos, dentro de la cual podr¨¢ Alemania disfrutar de su unidad al mismo tiempo que Europa mantiene el equilibrio que tan vitalmente necesita.
Copyright 1990, New Perspectives Quarterly. Distribuido por Los Angeles Times Syndicate.
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