El temor al estallido social en Argentina
Debate sobre el papel de las fuerzas armadas ante una crisis de orden p¨²blico
La posibilidad de un estallido social en Argentina, provocado por la crisis econ¨®mica, ha desencadenado en Argentina un intenso debate y una ola de rumores sobre una eventual reforma de la ley de Defensa Nacional para devolver a las fuerzas armadas, en caso necesario, un papel protag¨®nico en el restablecimiento del orden p¨²blico.
Las usinas (f¨¢bricas) de rumores no cesan de lanzar trascendidos (filtraciones) sobre los planteamientos del alto mando militar ante la hip¨®tesis de un conflicto social abierto en Argentina. El deterioro de la situaci¨®n econ¨®mica plantea la pregunta de hasta cu¨¢ndo podr¨¢ aguantar la gente los continuas aumentos de precios sin lanzarse al asalto de los supermercados.El fantasma del estallido social flota sobre un verano austral pasado por agua. El c¨²mulo de acontecimientos y de crisis ha hecho casi olvidar que hace poco m¨¢s de medio a?o, a finales del pasado mayo, las masas se lanzaron sobre los comercios en Rosano y en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires. Los disturbios obligaron a decretar el estado de sitio y se saldaron con, por lo menos, 15 muertos.
La cuesti¨®n abierta es si, en caso de estallido social, deber¨ªan intervenir las fuerzas armadas en la represi¨®n y en el restablecimiento del orden. Desde fuentes militares se deja traslucir que los mandos desean que la posible intervenci¨®n de las fuerzas armadas en un conflicto interno quede amparada por la ley y no en una zona gris de dudosa legalidad.
Otra reivindicaci¨®n de los militares para una eventual intervenci¨®n es que sobre su actuaci¨®n s¨®lo sea competente la justicia militar. No quieren los uniformados que tribunales civiles juzguen sus conductas, como ocurri¨® en los procesos que siguieron al final de la dictadura militar. Desde la aprobaci¨®n, en abril de 1988, de la ley de Defensa Nacional, la intervenci¨®n de las fuerzas armadas en conflictos internos ha quedado vetada. Se enterr¨® as¨ª la llamada doctrina de la seguridad nacional. El asalto terrorista al regimiento de La Tablada, el 23 de enero de 1989, qued¨® sofocado en 48 horas con la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito.
En aquella ocasi¨®n se plantearon varias cuestiones sobre la legalidad de la intervenci¨®n. Se legitim¨® la actuaci¨®n del Ej¨¦rcito con el argumento de que hab¨ªa sido atacada una instalaci¨®n militar y de que la orden de intervenci¨®n hab¨ªa partido del presidente de la Rep¨²blica, que es el comandante supremo de las fuerzas armadas.
Un asado con Menem
El pasado fin de semana, el presidente Carlos Menem, acompa?ado de varios de sus colaboradores, se reuni¨® en un asado con los altos mandos militares. Tras un asado similar se produjo d¨ªas atr¨¢s el cese del entonces ministro de Defensa, Italo Argentino L¨²der, que no hab¨ªa sido invitado. En esta ocasi¨®n el nuevo ministro de Defensa, Humberto Romero, formaba parte del grupo. Despu¨¦s de la reuni¨®n, Menem dijo que la intervenci¨®n de las fuerzas armadas en conflictos internos "es algo que se est¨¢ contemplando", y a?adi¨® que esa decisi¨®n no depende s¨®lo del Ejecutivo y que se necesita el apoyo del Congreso Nacional.Menem puntualiz¨®, en una entrevista radiof¨®nica, que "el Gobierno no est¨¢ estudiando modificaciones a la ley de Defensa Nacional", y que "no hay posibilidad de un eventual estallido social". Esto no disip¨® los temores que despierta una reforma de la ley de Defensa. Menem realiza declaraciones contradictorias con tal frecuencia que m¨¢s bien parece que se trata de un sistema para confundir y distraer a potenciales oponentes.
El tema de la modificaci¨®n de la ley de Defensa es una piedra de toque importante en la situaci¨®n actual argentina. Los militares quieren garant¨ªas para su actuaci¨®n en caso de crisis interna. El ministro Romero declar¨® que no se necesita modificar la ley de Defensa, y en su argumentaci¨®n cit¨® el caso de La Tablada. Es claro, sin embargo, que existe una diferencia cualitativa entre una intervenci¨®n militar contra un grup¨²sculo de izquierdistas iluminados que toman un regimiento, y centenares de mujeres y ni?os que, azuzados por el hambre, asaltan supermercados.
La crisis econ¨®mica y la gesti¨®n de Menem empiezan a ser comparadas con la de la presidenta Isabel Per¨®n en 1975. El desenlace del Gobierno de la viuda de Per¨®n fue el golpe militar del 24 de marzo de 1976 y una dictadura de m¨¢s de siete a?os con 10.000 desaparecidos por lo menos.
Argentina parece sumida en un estado de desencanto colectivo que ya no es la mufa (mala leche) de los d¨ªas de la presidencia de Ra¨²l Alfons¨ªn. Este sentimiento palpable de desencanto podr¨ªa ser capitalizado por cualquiera de los que est¨¢n dispuestos a salvar la patria.
El coronel en la reserva Mohamed Al¨ª Seineld¨ªn recorre sin cesar el pa¨ªs y mantiene continuas reuniones con sus potenciales seguidores. Las ciudades donde se presenta Seineld¨ªn aparecen llenas de pintadas, como "Seineld¨ªn es honradez" y "Seineld¨ªn contra la corrupci¨®n". El ex teniente coronel Aldo Rico no para de hablar y se re¨²ne hasta con los trabajadores en huelga del metro de Buenos Aires.
Una de las palabras m¨¢s en boga estos d¨ªas en Buenos Aires es bordaberrizaci¨®n. Este concepto sirve para designar un proceso en el que un presidente civil gobierna formalmente, pero manejado por una c¨²pula militar. La palabreja procede del presidente de Uruguay Juan Mar¨ªa Bordaberry, que entre 1972 y 1976 fue un aut¨¦ntico t¨ªtere en manos de los militares.
El pasado domingo, un comentarista del diario de izquierda P¨¢gina 12 barajaba ocho hip¨®tesis sobre el futuro de Argentina. Entre los modelos hab¨ªa dos tipos diferentes de golpe militar, dos clases de bordaberrizaci¨®n, dos variantes de renuncia de Menem: una reforma constitucional para crear la figura de un primer ministro y la aplicaci¨®n de la ley de acefalia, con elecci¨®n de un nuevo presidente por el Parlamento. El semanario Noticias, de reciente aparici¨®n y que critica duramente la gesti¨®n de Menem, recoge una cita, atribuida a un dirigente peronista al que no identifica, que dice: "?l [Menem] sabe que no es Per¨®n. El problema es que se parezca demasiado a Isabel".
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