El pianista Alexis Weissenberg act¨²a hoy en Madrid con un programa dedicado a Chopin
Vuelve a Madrid esta noche, con un programa dedicado a Chopin, uno de los grandes pianistas de nuestro tiempo, y tambi¨¦n uno de los favoritos de nuestro p¨²blico: Alexis Weissenberg (Sof¨ªa, 1929). Actuar¨¢ en el Auditorio Nacional a las 22.30.
En estos momentos triunfan por el mundo sus ¨²ltimos compactos dedicados a Juan Sebastian Bach y Sergio Rachmaninov, nuevo testimonio de una personalidad fuerte que si tiene plantadas sus ra¨ªces en la escuela de Schnabel y Wanda Landowska, ha sabido aportar una manera personal de pensar la m¨²sica, hecha de rigor y sabidur¨ªa. Formado como compositor junto a una extraordinaria personalidad contempor¨¢nea, como es Pantcho VIadierov, las versiones de Weissenberg acusan una hondura fruto de su conocimiento y de su esp¨ªritu anal¨ªtico y, no menos, de su imaginaci¨®n potente que unifica el ideal sonoro y la t¨¦cnica mec¨¢nica puesta a su servicio, de tal manera que el alto virtuosismo nunca cobra valor aut¨®nomo, sino que aparece como la mejor v¨ªa para alcanzar la ¨²ltima sustancia musical.
Estudioso
En sus actuaciones bajo la direcci¨®n de maestros como Szell o Karajan, o en sus cursos en Am¨¦rica y Europa, Weissenberg evidenci¨®, desde muy joven, la medida de una inteligencia que ordena el sentimiento y torna sensible la raz¨®n. Si a todo ello a?adimos el talante human¨ªstico del pianista, profundo estudioso de la filosof¨ªa, la est¨¦tica y la historia, en las que encuadra la exigencia de su manera art¨ªstica, comprenderemos algo del temple de Weissenberg, a trav¨¦s de sus versiones magistrales, y esta vez el t¨¦rmino se emplea con exactitud y justicia.Pocos autores permiten desde su riqueza ideol¨®gica y pros¨®dica una mayor flexibilidad de interpretaciones como Chopin, gran sintetizador del pret¨¦rito y anticipado portavoz del futuro, frente al cual Weissenberg no ejercita su capricho o inspiracionismo, sino la l¨®gica de su estructura mental fenomenol¨®gica por naturaleza y convicci¨®n.
"Quien improvisa, balbucea", afirmaba Ravel. Nada m¨¢s lejos de Weissenberg que improvisar. Su arte es responsable y de ah¨ª la fortaleza de su comunicatividad que el p¨²blico madrile?o volver¨¢ a ovacionar esta noche con aplausos de convencido y con familiaridad de cosa no s¨®lo conocida, que ser¨ªa poco, sino entra?ablemente vivida.
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