Para fracasar con ¨¦xito
Una de las estrategias preferidas por los provocadores de todos los tiempos es llevar las cosas hasta un punto en que cualquier salida l¨®gica sea imposible. Como aquellos sujetos que en las asambleas de la facultad propon¨ªan linchar al decano cada vez que el grupo m¨¢s o menos racional de agitadores hab¨ªa conseguido convencer, tras una (o varias) agotadoras sesiones, a una masa tibia aunque proclive a inusitadas explosiones de que mantuviera un d¨ªa de huelga o algo similar. Los provocadores pod¨ªan llegar a tener un gran prestigio por su entereza ajena al trapicheo y no colaboraban en acci¨®n alguna que no pusiese en juego su profunda sustancia pol¨ªtica. Es decir, no hac¨ªan nada como ir a manifestaciones, hacer panfletos, repartirlos, etc¨¦tera, aunque parec¨ªan estar dispuestos para la hora gloriosa de la toma del palacio de El Pardo, con Eisenstein incluido. Los provocadores y otras variantes conductuales aplican ultrasoluciones a los problemas y consiguen con frecuencia dos objetivos: desbaratar las soluciones m¨¢s racionales y convertirse ellos en protagonistas de un dudoso triunfo ("la operaci¨®n ha sido un ¨¦xito, el paciente ha fallecido", por repetir el ejemplo m¨¦dico que cita Paul Watzlawick en su libro Ultrasolutions. How to fail most successfully). Pensemos en aquellos individuos satisfechos de los fiascos en que han participado porque ello signific¨® la evidencia ante la gente de algunas de sus numerosas virtudes. Que tal arrojo moral haya llevado al desastre a una familia, o a un trasatl¨¢ntico, o a un pa¨ªs, no es nada comparado con las excelencias personales del que pod¨ªamos llamar el necio bondadoso, cuya m¨¢s odiosa caracter¨ªstica es el no someter a juicio cr¨ªtico sus intervenciones (someterlas ser¨ªa someterse a s¨ª mismo al tal juicio). Por eso resulta emocionante, como muestra de vitalidad personal y colectiva, las revisiones que algunas personalidades hacen a veces de sus costumbres, acciones y creencias, quebrando esa inquietante imagen enteriza del necio bondadoso, preludio siempre de peores desastres.Ahora que se habla tanto y mal de los vicios individualistas de la sociedad contempor¨¢nea (y si no fuese por tales vicios a¨²n seguir¨ªamos de mozos de mulas de los incansables caballeros andantes o de sus actuales ectoplasmas) hay que decir que el individuo o el individualismo m¨¢s vergonzante es aquel que, heredero de la caballer¨ªa, usa su individualidad para gestionarse un prestigio a la sombra de sus estrepitosos fracasos con ¨¦xito: es el necio bondadoso que emerge en toda crisis para hacerla definitiva o irreversible y que, en medio del desastre, se asegura una plaza en el santoral.
Para fracasar con ¨¦xito y ganar el cielo es necesario observar algunas normas: a) cualquier salida a cualquier conflicto debe plantearse en los t¨¦rminos m¨¢s inaceptables para la parte contraria; b) como en estas condiciones la lucha es inevitable, hay que prepararse para tal lucha no en t¨¦rminos de obtener la victoria, sino de refrendar una verdad ¨²ltima de la que uno es due?o, verdad que (tal es su fuerza) se impone incluso (y sobre todo) en la derrota; c) una vez obtenida la derrota, subrayar el coraje de su principal defensor, aun en el fracaso, y d) elaborar alguna teor¨ªa justificativa del fracaso o insistir en la fuerza moral de su protagonista.
Recorriendo esta v¨ªa de salvaci¨®n, y habiendo dejado el camino cubierto de cad¨¢veres, habremos ganado el cielo aunque hayamos perdido la tierra.
Tal estrategia de la derrota victoriosa puede ser usada no s¨®lo por individuos, sino por los sujetos colectivos y sus organizaciones. As¨ª ha sido a lo largo de la historia y as¨ª seguir¨¢ siendo. Con frecuencia el necio bondadoso alcanza un carisma que otros de su misma entidad refuerzan y difunden. La guerra civil espa?ola ha dado a la historia unos cuantos personajes de este estilo, cuya insigne memoria sobrevive al olvido de los cientos de miles de cad¨¢veres que fueron quedando en el largo camino hacia la gloria de sus ilustres y bondadosos necios, derrotados pero triunfadores.
Tambi¨¦n podemos ensayar estos procedimientos en la vida cotidiana y hacer planes perfectos para traer la felicidad a los ciudadanos, planes que ser¨¢n tercamente desmentidos por la realidad, pero ¨¦sa es su grandeza (y la nuestra, sus autores). Porque la grandeza est¨¢ en esa abstracci¨®n perdurable, en ese dise?o perfecto: ese plan econ¨®mico que se olvida de los planificados o esa reforma que niega la palabra a los reformados.
En sus m¨¢s diversos usos, matices y variantes, la b¨²squeda de ultrasoluciones, con sus fiascos exitosos, tiene un gran pasado y quiz¨¢ un fant¨¢stico presente: cada vez que el mundo cambia en serio los necios bondadosos tienen una nueva oportunidad de llevamos a la jugosa derrota y a la ¨ªntima satisfacci¨®n.
As¨ª, los m¨¢s ambiciosos de entre los bondadosos necios Podr¨ªan estar tratando de apuntillar a la URSS y otras operaciones de este alcance, mientras otros se conforman con desestabilizar alg¨²n partido, alg¨²n sindicato e incluso alguna inocente relaci¨®n de amistad o alguna persona o paseante. Y as¨ª son felices y nos hacen felices a los dem¨¢s. Porque la verdad prevalecer¨¢ entre los cascotes, y alguien seguir¨¢ predic¨¢ndola en los siglos venideros y los cascotes venideros.
es soci¨®logo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.