Derecho al pataleo

Soy sueca, y tras tres a?os de residencia en Espa?a, me siento tan espa?ola que s¨®lo me queda eso tan espa?ol que es el derecho al pataleo, porque parece ser que las cosas son y tienen que ser as¨ª.Habr¨¢ un tren de alta velocidad, pero al coger el tel¨¦fono, por arte de magia, puedes o¨ªr Radio Nacional de Espa?a. Usar las cabinas sale car¨ªsimo; el dinero entra bien; no es ¨¦se el problema. El problema es poder hablar, y ya no quiero decir recuperar ese dinero. Muchos se reir¨¢n, otros no lo creer¨¢n, y lo comprendo. Hace poco estuve en Suecia, en Estocolmo exactamente. Quise llamar desde una cabina; el dinero entr¨®, pero no pude hablar. Desde la misma cabina llam¨¦ a la central de tel¨¦fonos, por tanto, reclam¨¦ a la telefonista. La respuesta fue que pasase por la centralita m¨¢s pr¨®xima, que se me devolver¨ªa el dinero. As¨ª lo hice, fueron siete coronas las que perd¨ª y siete coronas me devolvieron. Como en Espa?a, pens¨¦ yo.

Y para qu¨¦ hablar de la burocracia... En mayo de 1989 envi¨¦ al Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia los papeles para la homologaci¨®n de mi t¨ªtulo de profesora de EGB. Ahora, en febrero de 1990 me ha llegado la respuesta. Pero en estos meses, nueve para ser exactos, como un embarazo, la cantidad de vueltas que me han hecho dar; siempre me faltaba algo, un sello, otro original, otra legalizaci¨®n, viajes a Madrid, solicitar papeles a Suecia. .. En definitiva, tiempo y dinero.

Y la pregunta es si de verdad se necesitan nueve meses para saber si unos papeles sirven o no sirven. Adem¨¢s, ahora mis originales casi no se pueden leer, est¨¢n llenos de sellos.- Kerstin Aus¨ªn Portal.