La muerte de Vokshi
Los albaneses entierran a sus muertos en Kosovo en un clima de preguerra civil
Llegan de todos los rincones de Kosovo para expresar su respeto a la familia del muerto. "?Lavd¨ª, lavd¨ª!" (iglorial), responden decenas de voces al "Lavd¨ª" entonado por gargantas solitarias. Son los amigos, admiradores y miembros de la gran familia de Ozman Vokshi que lloran su muerte y juran que no sera vana. Partisano en la guerra de liberaci¨®n, director de f¨¢brica despu¨¦s, franco y sabio -dicen sus paisanos-, era un hombre conocido y respetado por todos los albaneses en esta provincia yugoslava. Vokshi era un s¨ªmbolo de este pueblo, el alban¨¦s, cada vez m¨¢s acosado en Kosovo. Un enviado especial de EL PA?S presenci¨® los hechos.
La mano izquierda alzada, formando con dos dedos la V de la victoria, y la derecha posada en el pecho en gesto musulm¨¢n de saludo, los tres hijos de Vokshi reciben el saludo y el p¨¦same de los reci¨¦n llegados, que desfilan ante ellos. "?Lavd¨ª, lavd¨ª!". El m¨¢s anciano de cada delegaci¨®n, de Pristina, de Decine, Titowa Mitrovica o JakoNica, cubierto con su tradicional gorro blanco alban¨¦s, plis, recita unas frases en honor de Vokshi. "No ha muerto en vano, ha muerto por nuestra libertad".Fuera del patio, frente al agujero en el cristal por el que entr¨® la muerte en la casa familiar, centenares de velas han creado ya c¨²mulos de cera y siguen ardiendo. Junto a ellas, tres j¨®venes enarbolan una gran bandera roja con el ¨¢guila negra, s¨ªmbolo de la Albania hist¨®rica.
Dos peque?as casas de dos pisos habita la familia Vokshi en la parte alta de Pej? (Pec, en serbio), casi ya en la sima que se abre en la sierra fronteriza con Albania y Montenegro. Es una familia culta y casi adinerada en este rinc¨®n de miseria que es la provincia de Kosovo. Los hijos han ido a la universidad y nunca ha faltado cornida, como sucede en tantos otros hogares kosovares. En esta ceremonia no existen, sin embargo, las clases ni los resentimientos sociales. Todos son "ante todo, albaneses".
El protocolo es; estricto. Las delegaciones se dividen por sexos. Los hombres pasan a ver a los hijos en la ceremonia central en el patio; las mujeres, a la otra casa a ver a la esposa y las hijas del muerto. Al concluir cada delegaci¨®n el homenaje, parientes y amigos de Vokshi en Pej? obsequian a los hombres con cigarrillos. Una vez se han alejado ¨¦stos entran las mujeres al patio a saludar a los hijos. Resuenan constantemente los gritos de "?Lavd¨ª!" coreados por los centenares de asistentes que franquean la estrecha calle en la parte alta de esta peque?a ciudad. A las doce en punto llega por las estrechas calles entre muros de adobe la letan¨ªa del muec¨ªn.
Ozman Vokshi muri¨® el 16 de febrero. Dos certeras balas le atravesaron, una la barbilla y el cuello y la otra un hombro cuando ya se tambaleaba por el primer impacto. Sus hijos no se hallaban en casa y el jefe de la familia se dispon¨ªa a abrir la puerta que alguien hab¨ªa golpeado. Cay¨® en el umbral de su casa y muri¨® una hora despu¨¦s en el hospital local, rodeado por la milicia especial yugoslava, uno de cuyos miembros le hab¨ªa dado muerte.
No fue la de Ozman Vokshi una muerte casual como otras varias decenas que se han producido en las ¨²ltimas semanas entre la poblaci¨®n albanesa bajo las balas de la milicia yugoslava, dedicada ¨²ltimamente a disolver manifestaciones a tiros. Cuando sonaron los disparos s¨®lo hab¨ªa milicianos en la citada calle y unos ni?os fuera del ¨¢ngulo de tiro que muestra el agujero en el cristal y el impacto en la pared de la bala que le atraves¨® el hombro.
H¨¦roe nacional
El t¨ªo de Vokshi fue un h¨¦roe nacional alban¨¦s por su actuaci¨®n en la guerra civil espa?ola como brigadista internacional. Uno de sus hijos es el abogado defensor de tres albaneses que se enfrentan a largas penas de prisi¨®n en un juicio en la ciudad de Titova Mitrovica por su supuesta connivencia con el separatismo terrorista. El movimiento nacionalista alban¨¦s en Kosovo no ha sido separatista ni nacionalista hasta ahora. Con la cruzada antialbanesa lanzada desde Belgrado por el nacionalismo serbio, la radicalizaci¨®n est¨¢ anunciada.
Cada vez son m¨¢s los albaneses para los que el r¨¦gimen de Albania deja de ser un factor disuasorio para la unidad debido al estado policial represivo impuesto en Kosovo por Serbia. A¨²n llaman los l¨ªderes kosovares al di¨¢logo y al respeto a la integridad yugoslava. La pol¨ªtica del kalashnikov del l¨ªder serbio Slobodan Milosevic debilita a los dialogantes a favor de grup¨²sculos radicales hasta ahora insignificantes. "A base de luchar contra terroristas separatistas inexistentes, Milosevic lograr¨¢ crear el terrorismo y el separatismo. Los primeros pasos ya se han dado", dicen l¨ªderes universitarios albaneses. El escritor y presidente de la Liga Democr¨¢tica de Kosovo, Ibrahim Rugova, cree que, tras los acontecimientos recientes, la provincia se halla "al borde de la guerra civil".
El enconamiento entre los dos nacionalismos, el serbio auspiciado por Milosevic y el alban¨¦s, siempre latente, ha llegado a un l¨ªmite que parece condenar al fracaso todos los intentos de soluci¨®n pac¨ªfica. La milicia especial en Kosovo -compuesta en su mayor¨ªa por serbios y, seg¨²n persistentes rumores, por voluntarios de este cuerpo especialmente motivados por razones familiares, econ¨®micas o de prejuicios ¨¦tnicos en contra de los albaneses- act¨²a con desprecio de los derechos humanos.
Las detenciones, palizas e interrogatorios a j¨®venes albaneses proliferan como nunca. Granjas albanesas reciben visitas regulares de la milicia, que lanza botes de humo en los patios sin que medie provocaci¨®n. Los disparos no se hacen esperar incluso cuando las manifestaciones son de pocas decenas de personas.
Manifestaci¨®n de ni?os
El d¨ªa en que muri¨® Vokshi la milicia hab¨ªa disuelto una manifestaci¨®n de ni?os albaneses junto a su casa lanzando gases lacrim¨®genos en la calle y en los patios adyacentes. Las granadas provocaron un incendio en casa de un vecino. Vokshi se apresur¨® a ayudar a sofocarlo. Momentos despu¨¦s, a las tres y media estaba comentando la situaci¨®n con su mujer y tres de sus hijas cuando alguien llam¨®. ?l se acerc¨® a la puerta de cristal opaco que delataba claramente su presencia. Sus familiares oyeron ruido de cristales rotos. "?Pasa algo?". Vokshi respondi¨®: "Estoy bien", y se desplom¨®.
Un hijo del muerto, Adem Vokshi, abogado en el juicio pol¨ªtico de Mitrovica en el que dos directores y un trabajador de las minas de Trepca est¨¢n acusados de "cooperar con el terrorismo separatista alban¨¦s", est¨¢ convencido de que la muerte de su padre estaba planeada. "Ten¨ªan dos objetivos", manifest¨® a EL PA?S, "primero, asesinar a mi padre para provocar indignaci¨®n, nuevas movilizaciones albanesas y poder continuar la escalada de violencia. Por otra parte, quieren intimidarme a m¨ª y a todos los abogados en causas pol¨ªticas en Kosovo".
"Estamos ante una nueva fase, en la que sin renunciar a las muertes indiscriminadas en ametrallamientos de manifestaciones han pasado al asesinato selectivo de dirigentes y otras personas destacadas de la sociedad albanesa", dijo hace cuatro d¨ªas Adem. El atentado que cost¨® la vida a un dirigente alban¨¦s kosovar en Bruselas el domingo convierte las palabras de Vokshi en algo m¨¢s que un mal augurio.
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