El pueblo nicarag¨¹ense vot¨® gallo-pinto
En plena campa?a electoral, una anciana campesina abord¨® al candidato a la presidencia por el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN), Daniel Ortega, con estas amargas palabras: "En las ¨²ltimas elecciones, usted nos prometi¨® gallo-pinto y dignidad. Llevamos seis a?os comiendo dignidad, pero ?d¨®nde est¨¢ el gallo-pinto?".Gallo-pinto es la comida popular (arroz y frijoles). de Nicaragua. La dignidad la conquist¨® este sufrido pueblo a golpe de fusil en una revoluci¨®n leg¨ªtima que puso fin en julio de 1979 a una larga historia de opresi¨®n.
Las recientes elecciones de Nicaragua se polarizaron finalmente, como es sabido, en torno a las dos principales fuerzas contendientes en la campa?a, el FSLN y la Uni¨®n Nacional Opositora (UNO).
El FSLN centr¨® su campa?a en los valores de la revoluci¨®n y en el fortalecimiento de la dignidad e independencia del pequeno David que durante una d¨¦cada se hab¨ªa enfrentado con ¨¦xito al gran Goliat (EE UU). El precio de la confrontaci¨®n fue, sin embargo, enorme para el pa¨ªs en vidas y pobreza. La guerra consumi¨® los recursos, y s¨®lo con dignidad no se alimenta al pueblo.
La oposici¨®n -la UNO- centr¨® su mensaje electoral en el fin de la guerra, en la desmilitarizaci¨®n, en la paz, en la recuperaci¨®n econ¨®mica y gallo-pinto para todos. Logr¨® identificar al FSLN con la continuaci¨®n de la guerra y, por tanto, con la escasez.
Este sufrido pueblo fue a votar el pasado d¨ªa 25 con el coraz¨®n dolorido y el est¨®mago encogido. En las elecciones m¨¢s limpias, libres y vigiladas de la historia de Am¨¦rica Latina, se podr¨ªa decir que gran parte de este pueblo vot¨® dos veces. Con el coraz¨®n vot¨® por lo que encarnaba los valores de una revoluci¨®n que le devolvi¨® su dignidad (de lo contrario no se entiende bien el voto oculto, ni el clima de la campa?a, ni el apote¨®sico cierre del Frente); pero el est¨®mago encogido por el hambre y el cansancio de la guerra le llev¨® a votar por el cambio, la paz y el bienestar.
Fue tanto, a mi juicio, la capacidad de convicci¨®n del programa y de los dirigentes de la coalici¨®n opositora -UNO, heterog¨¦nea, amalgama de partidos-; fue, m¨¢s probablemente, un grito de "no queremos sufrir m¨¢s"; fue un grito lanzado para recuperar la esperanza. ?Tendr¨¢ respuesta este grito?, ?tendr¨¢ sentido esta esperanza? Las transiciones a la democracia nunca son f¨¢ciles, y m¨¢s cuando implican abandono de un poder conquistado mediante una revoluci¨®n e identificado con todos los resortes del Estado.
El mayor esfuerzo tendr¨¢ que ser realizado en el interior y necesariamente habr¨¢ de hacerse desde la reconciliaci¨®n y la concertaci¨®n de todas las fuerzas y sectores pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos para lograr la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. El reto dom¨¦stico es de gran magnitud. El FSLN tendr¨¢ que renunciar a la direcci¨®n de las fuerzas armadas y de la polic¨ªa en aras de su neutralidad y profesionalidad. Deber¨¢ aprovechar adem¨¢s la oportunidad para, desde la oposici¨®n, transformarse de movimiento revolucionario en un verdadero partido pol¨ªtico. Por su parte, la UNO tendr¨¢ en primer t¨¦rmino que desembarazarse de la O de opositora, dar coherencia a trav¨¦s del programa de Gobierno a la heterogeneidad de su composici¨®n, abrirse con desprendimiento al di¨¢logo con los sandinistas y reorganizar el Estado con el mismo sentido de profesionalidad que ha exigido a los sandinistas y evitando, por tanto, la tentaci¨®n de recurrir a dirigentes y tecn¨®cratas c¨®mplices de la opresi¨®n en la dictadura somocista.
Los primeros mensajes del ex presidente Ortega: "Estoy listo para ayudarla a gobernar", y de la presidenta electa Violeta Chamorro: "La mejor ayuda que me pod¨¦s hacer es que hagamos la democracia entre los dos", al igual que el abrazo de los dos candidatos presidenciales tras los resultados, auguran un horizonte posible y deseable de entendimiento y colaboraci¨®n.
Esfuerzo regional
Pero el esfuerzo interno s¨®lo no basta. Tendr¨¢ tambi¨¦n que realizarse un esfuerzo regional cumpliendo el compromiso de respetar y aplicar ¨ªntegramente los acuerdos asumidos por todos los pa¨ªses centroamericanos en el marco de Esquipulas; un marco apenas medio realizado, y a¨²n hoy v¨¢lido porque est¨¢ a medio cumplir. Sin una soluci¨®n regional no hay soluci¨®n individual para los pa¨ªses de la regi¨®n.
La comunidad internacional que ha desempe?ado un importante papel en la democratizaci¨®n de Nicaragua (el papel de los observadores internacionales ha sido un eficaz instrumento de garant¨ªa en el proceso electoral) deber¨¢ continuar su contribuci¨®n para completar y consolidar las libertades conquistadas mediante un amplio programa de ayuda econ¨®mica que permita la reconstrucci¨®n del pa¨ªs y la puesta en marcha de un desarrollo integral y sostenido.
La Comunidad Europea (CE), que goza ya de presencia y credibil¨ªdad en la regi¨®n, tiene, a mi juicio, la obligaci¨®n moral de contribuir generosamente a cubrir este programa de reconstrucci¨®n y el deber pol¨ªtico de actuar de interlocutor con EE UU, cuyas relaciones con el pueblo nicarag¨¹ense no ser¨¢n en el futuro inmediato nada f¨¢ciles.
Los acontecimientos de la Europa del Este, y en particular el prop¨®sito de di¨¢logo y distensi¨®n de la URSS, son hechos con virtualidad para convencer a la Administraci¨®n norteamericana de que Nicaragua ha dejado de ser un peligro para la seguridad de EE UU. No hay ninguna raz¨®n v¨¢lida que impida poner fin a la ayuda a la contra, levantar el bloqueo econ¨®mico y normalizar sus relaciones. Conviene, por otra parte, que se haga ver al Departamento de Estado -la CE podr¨ªa hacerlo- que este resultado electoral -en el que el vencedor es en todo caso el pueblo nicarag¨¹ense- no le da carta blanca para una pol¨ªtica de tutelaje en los asuntos internos de Nicaragua. Semejente actitud comportar¨ªa una radicalizaci¨®n del sector m¨¢s duro del FSLN y la reactivaci¨®n del sentimiento antinorteamericano, enquistado en las entra?as del nicarag¨¹ense.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.