La secta y el negocio
"La calle es mala, la droga mata, El Patriarca salva', repiten incesantemente los chavales", dice el sacerdote Enrique de Castro, miembro de la Coordinadora de Barrios de Madrid, vinculada a la asistencia a toxic¨®manos. "Tiene un cierto car¨¢cter de secta porque se controlan las visitas y la correspondencia y realizan de alguna manera un lavado de cerebro", explica, "porque los chicos no admiten una sola cr¨ªtica y se pretende que se queden all¨ª". Germ¨¢n G¨®mez, presidente de El Patriarca Espa?a, reconoce que el toxic¨®mano deposita su documentaci¨®n "al principio, cuando llega a un centro". Se controla la correspondencia el primer mes, "por proteger a la gente", seg¨²n un portavoz.Mar¨ªa Rosa Voladera, directora de la asociaci¨®n Pro Juventut, dedicada a la informaci¨®n sobre sectas, tras recordar que en Francia se somete a la multinacional "a un estricto control" afirma que El Patriarca "es una secta destructiva, con estructura piramidal, que no reintegra a los j¨®venes, utiliz¨¢ndolos como mano de obra barata para rehabilitar y mantener sus fincas". El sacerdote a?ade que los ex toxicomanos constituyen la misma carne de trabajo f¨¢cil para actuar como terapeutas, "al tiempo que est¨¢n pagando por rehabilitarse". La cuota mensual es de 40.000 pesetas. Pese a no estar reconocidos los centros El Patriarca recibi¨®, el pasado a?o, casi la mitad del dinero que manejan (119 millones sobre 437) de unas 200 administraciones y organismos p¨²blicos y privados, sea en forma de becas o aportaciones directas. Un 28,8% de los ex adictos no pagan nada ni gozan de subvenci¨®n, seg¨²n datos ofrecidos por ellos mismos. "No echamos a nadie", repiten.
Denuncias
Pro Joventut ha recibido el pasado a?o cinco denuncias "por malos tratos, deficiente comida y atenci¨®n, retirada de la documentaci¨®n, falta de eficacia del tratamiento, explotaci¨®n y lo peor , que para salir, tienen que huir", recu¨¦rda la directora. La acusaci¨®n es rebatida por G¨®mez, quien insiste, como otros entusiastas de la asociaci¨®n, en que "no se coacciona a nadie, se trata de convencerles por todos los medios de que no se vayan".
"S¨ª veo a un amigo m¨ªo que se quiere pegar un tiro, le coaccionar¨¦ para que no lo haga", d¨ªce ambiguamente Chus, de 32 a?os.
"Si dejan de atender a los chicos, que abandonen tambi¨¦n el patrimonio que tienen en Espa?a", afirma Sara Nieto, de Madres Unidas contra la Droga. Para ella, El Patriarca es la red m¨¢s completa. De Castro manda frecuentemente a toxic¨®manos all¨ª -"no tenemos medios y si se adaptan, da resultado"-, y asegura que la Administraci¨®n no tiene recursos propios para rehabilitaci¨®n y por eso no quiere investigar". Pilar ?lvarez, del Plan Nacional sobre Drogas, afirma que si se cerrasen las comunidades terap¨¦uticas de El Patriarca -2.000 plazas que a?adir a las casi 4.000 p¨²blicas o privadas que existen en Espa?a, seg¨²n el plan- "no se dejar¨ªa a la gente en la calle, aunque no se los acogiese en comunidades".
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