La 'fiebre' de las fusiones y adquisiciones
En el verano de 1987 mor¨ªa en EE UU uno de los paladines del pensamiento conservador norteamericano, James Burnham, a quien el entonces presidente Ronald Reagan elogi¨® como "uno de los principales responsables de la gran odisea intelectual de nuestro siglo: la huida del estatalismo totalitario hacia las doctrinas edificantes de la libertad". Autor de t¨ªtulos corno Los maquiavelos y La pr¨®xima derrota del comunismo, en su obra La revoluci¨®n de los directivos expuso lo esencial de un an¨¢lisis sociol¨®gico que hab¨ªa estado bullendo desde la aparici¨®n de la sociedad an¨®nima, a prop¨®sito de los efectos de la separaci¨®n entre la propiedad y la direcci¨®n en las empresas.Antes que ¨¦l, en 1932, Berle y Means (1) hab¨ªan estudiado un fen¨®meno que, en 19,45, llevar¨ªa a Gordon (2) a la conclusi¨®n de que en las grandes empresas el porcentaje del capital social en manos de los principales ejecutivos no superaba el 3%.
La obra de Burnham no era en realidad m¨¢s que una versi¨®n tosca del libro de Bruno Rizzi, publicado por ¨¦l mismo en Par¨ªs en 1939, La burocratizaci¨®n del mundo, que, con el subt¨ªtulo El colectivismo burocr¨¢tico. ?Quo vadis, Am¨¦rica?, planteaba la identidad entre los reg¨ªmenes estalinista y nazi (convencido de su diagn¨®stico, Rizzi hab¨ªa enviado el manuscrito a Mussolini y Stalin).
La conclusi¨®n apresurada a la que llegaba Burnham era la de que los accionistas, al no verse, en su mayor¨ªa, involucrados en la gesti¨®n, hab¨ªan perdido el control de las grandes empresas en favor de los directivos, que no ser¨ªan as¨ª m¨¢s que otra variante de los bur¨®cratas que administraban la sociedad sovi¨¦tica.
En s¨ªntesis, pues, tendr¨ªamos dos manifestaciones de un mismo fen¨®meno: la referida a los directivos empresariales y la burocr¨¢tica. Por lo que hace a la primera, los rasgos m¨¢s importantes ser¨ªan: a) la aparici¨®n del directivo como figura claramente separada del accionista general, propiciada por el abandono de la mayor parte de los accionistas de todo car¨¢cter o veleidad empresarial, y b) el acceso a la direcci¨®n de la empresa gracias a la titularidad de un peque?o porcentaje de su capital social.
En lo que a la burocracia sovi¨¦tica se refiere, la tesis de Bruno Rizzi era clara: conservaba en sus manos el cuadro de mandos de la econom¨ªa en un Estado policial construido con ese fin. Seg¨²n ¨¦l, la posesi¨®n de facto de las empresas colectivas a trav¨¦s del control del Estado hab¨ªa sustituido al sistema de propiedad capitalista. Esta pol¨¦mica, en realidad tan antigua como la propia sociedad an¨®nima (Marx y Hilferding hab¨ªan especulado tambi¨¦n a prop¨®sito), ha revivido con fuerza en los ochenta estrechamente ligada a dos rasgos caracter¨ªsticos de la ¨¦poca: a) los MBO (management buy-outs), o compra de grandes empresas por sus propios directivos mediante t¨¦cnicas de endeudamiento masivo, en las que los pr¨¦stamos son avalados con los activos de la misma compa?¨ªa que se compra, y b) el derrumbe de los sistemas pol¨ªticos estalinistas, que ha puesto a la orden del d¨ªa la cuesti¨®n de la propiedad en toda la Europa del Este.
El fen¨®meno de las OPA
En las econom¨ªas m¨¢s pr¨®speras de Occidente, fundamentalmente en EE UU y Europa Occidental, se ha vivido durante la d¨¦cada de los ochenta, y sobre todo en su segunda parte, una verdadera fiebre de fusiones y adquisiciones de empresas. S¨®lo para Estados Unidos la cifra asciende a 1,3 billones de d¨®lares (hablamos, naturalmente, del bill¨®n espa?ol). Esta actividad, que ha generado sustanciosas primas (se habla de 500.000 millones de d¨®lares) para los antiguos accionistas de las empresas objeto de la toma de control, se limitaba en los comienzos de la d¨¦cada casi exclusivamente a empresas norteamericanas, para convertirse m¨¢s tarde en una actividad transnacional (por ejemplo, en 1989, y s¨®lo en Europa Occidental, se produjeron casi 1.300 operaciones de este tipo, por 51.700 millones de d¨®lares).
Dentro de esta corriente de fusiones y adquisiciones (a cuyo aspecto de concentraci¨®n monopolista se le ha prestado poca o nula atenci¨®n), han jugado un papel important¨ªsimo, no s¨®lo por su volumen real, sino por lo que tiene de epitomizaci¨®n de toda una filosof¨ªa de los ochenta, las OPA lanzadas por directivos empresariales sobre la empresa que dirigen o sobre otra de caracter¨ªsticas parecidas (MBO o MBI, respectivamente, en terminolog¨ªa anglosajona). En conjunto, para EE UU, el total de LBO (leveraged buy-outs, expresi¨®n bajo la que se agrupa todo tipo de compra de empresas con t¨¦cnicas de endeudamiento masivo) ha superado los 235.000 millones de d¨®lares y afectado a 2.800 sociedades, es decir, un n¨²mero superior a las 1.713 que cotizan en la Bolsa de Nueva York.
Tambi¨¦n los sesenta
A pesar de que se ha considerado el fen¨®meno propio de los ochenta, en los a?os sesenta se vivi¨® tambi¨¦n una avalancha de OPA, que persegu¨ªan la construcci¨®n de grandes conglomerados. Las OPA de los ochenta, en cambio, se han concentrado en compa?¨ªas que despilfarraban sus recursos generados en abordar proyectos de escasa rentabilidad. Esto permit¨ªa comprarlas con cantidades ingentes de deuda (t¨ªpicamente en una relaci¨®n 1:9 de capita / deuda) y hacer frente a los costes financieros gracias precisamente a esa generaci¨®n de recursos.
1. A. A. Berle y Gardner C. Means: The modem corporation and private property.
2. R. A. Gordon: Business leadership in the large corporation.
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