La resistencia de don Jos¨¦
Alfonso Guerra gana una nueva batalla en Andaluc¨ªa mandando a casa a Rodr¨ªguez de la Borbolla
"Yo ser¨¦ siempre Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla", comentaba ante el periodista. "Jos¨¦, no. Usted, presidente, es don Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla", le replicaba el fiel ayudante. Pepote, como familiarmente se le ha conocido siempre en su Sevilla natal, en la Sevilla liberal de sus abuelos y bisabuelos, almorzaba en v¨ªsperas del Domingo de Ramos en un peque?o restaurante de su ciudad al que hab¨ªa acudido a tapear semanas antes con su mujer, Gracia S¨¢nchez Caballos, una de las pocas personas que han apostado por ¨¦l en los ¨²ltimos tiempos. Ayer, 16 de abril, su 42? cumplea?os, no fue precisamente su d¨ªa de la suerte. Ya sabe que dejar¨¢ de ser presidente andaluz, pero tambi¨¦n que seguir¨¢ siendo don Jos¨¦.
Estaba "enorme", como ¨¦l suele decir en privado, pero s¨®lo; resistente y con ganas, muchas ganas, de volver a ser presidente por cuatro a?os m¨¢s. Hab¨ªa hecho todos los c¨¢lculos: Manuel Chaves no quer¨ªa venir. Anto?ita Iborra, esposa del ministro de Trabajo, se encontraba ya acomodada a Madrid y, no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en ver a su marido de nuevo en Sevilla. Pero ten¨ªa la duda de que el disciplinado Chaves, tarde o temprano, por medio de una orden, no se sabe de qu¨¦ parte de la Moncloa, acabase en la Junta.Leocadio Mar¨ªn, candidato inicial y primer delegado del Gobierno socialista en Andaluc¨ªa, se hab¨ªa quemado por el caso Juan Guerra. Incluso lleg¨® a decir, tras dejar su cargo de presidente de la Cruz Roja y verse fotografiado en los peri¨®dicos en la retrospectiva, con el hermano cuestionado, que volver¨ªa a su Ja¨¦n natal a dar clases a sus alumnos sordomundos.
Y Jaime Montaner, consejero de su Gobierno, se estaba tambi¨¦n quemando por el caso Costa Do?ana y contaba con un punto en su contra: no es un hombre fiable para Alfonso Guerra. Montaner, cuestionado por el PSOE de Sevilla, calificado en petit comit¨¦ por los hombres de Carlos Sanju¨¢n en M¨¢laga como "una mala fotocopia de Escuredo", ten¨ªa a su favor que sabe moverse solo, que se le hab¨ªa visto por Sevilla mucho acompa?ado de Francisco Palomino y Lola Gonz¨¢lez, cu?ado y hermana del presidente del Gobierno, y tambi¨¦n mucho por El Puerto de Santa Mar¨ªa, de vacaciones con Carlos Solchaga. Y eso a Arfonso no le gusta.
Los dem¨¢s candidatos, Jos¨¦ Antonio Mar¨ªn Rite, presidente del Parlamento andaluz, y Enrique Linde, la mano derecha de Sanju¨¢n en Sevilla y all¨ª donde est¨¦, los hab¨ªa incluido el propio secretario general del PSOE andaluz en la lista a modo de relleno y para dar m¨¢s carnaza al juego period¨ªstico.
Cantado
Pepote confiaba en Felipe Gonz¨¢lez, pero los que conocen al presidente del Gobierno sab¨ªan de antemano que ¨¦ste no estaba dispuesto a intervenir en el ruedo andaluz. "Andaluc¨ªa es cosa de Arfonso", comentaba un aguerrido socialista de su cuerda. "Y lo de Pepote est¨¢ cantado. Que no, que no va a repetir.... Que no se haga ilusiones. Felipe no entra en esto. Esto es cosa de Arfonso.
Alfonso Guerra, virrey de Sevilla, le ha ganado la batalla a Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla. El hijo de un obrero fundidor de la Maestranza, nacido en Villalatas, al lado de la v¨ªa del tren, ha acabado con un Borbolla, bisnieto de un alcalde de Sevilla, que da nombre a una de las avenidas m¨¢s importantes de la ciudad, y que lleg¨® a ser por dos veces ministro de la I Rep¨²blica. Las cr¨®nicas llegaron a dejar escrito para siempre que al entierro del bisabuelo de Pepote, a quien el historiador Javier Tussell define como "un prototipo de cacique bueno", fue m¨¢s gente que al de Joselito.
El odio de clases, en esta Sevilla de c¨ªrculos conc¨¦ntricos, ha vuelto a imponerse. En esta ocasi¨®n ni ha valido el peso hist¨®rico -los Borbollas han estado con Castelar, con Mart¨ªnez Barrios y con el socialismo de Felipe Gonz¨¢lez- ni tampoco las encuestas, que dan mayor popularidad a Pepote que a otros, ni las frases elogiosas de sus contricantes dentro del partido sobre su gesti¨®n de Gobierno ni el serm¨®metro de la SER, que ayer demostr¨® que Pepote barr¨ªa a Chaves.
Sin teor¨ªa
Algunos dicen que Rodr¨ªguez de la Borbolla cae por cuesti¨®n de visceralidad. Otros lamentan que hasta hace unos d¨ªas no hab¨ªa un razonamiento te¨®rico para descabalgarle de la candidatura dentro del comit¨¦ director y por eso le na sido encomendada al fil¨®sofo Ram¨®n Vargas-Machuca, uno de los principales te¨®ricos del partido, que elabore unas cuartillas con la justificaci¨®n del relevo.
Pepote ten¨ªa su muerte pol¨ªtica anunciada desde el mismo d¨ªa en que Guerra le mand¨® a Sevilla a Carlos Sanju¨¢n, ahorahace dos a?os y pico. O quiz¨¢s antes cuando el borbollista Pepe Caballos, elegido con el 90% de los votos como secretario sevillano del PSOE, fue barrido por el vicepresidente. O cuando decidi¨® cargarse a Rafael Rom¨¢n, como consejero de Cultura, y reemplazarlo por Javier Torres Vela.
Sin embargo, son tres los defectos que sus contricantes le achacan en privado: la falta de compenetraci¨®n entre la Junta y el partido; una supuesta mala imagen popular -el guerrista Carlos Navarrete lleg¨® a decir que cuando sal¨ªa en pantalla la gente apagaba el televisor- y que se ha pasado de autonomista. Los borbollistas lo tienen claro: se despeg¨® de Guerra, le puso nervioso y lleg¨® a tenerle out respecto a Andaluc¨ªa. Y esto se paga caro.
Pepote, pese a todo, tiene desde hace tiempo hecho su pequeflo testamento como presidente de la Junta: lo dejar¨¢ todo. Pero tambi¨¦n tiene claro su futuro: "No voy a aceptar regalos compensatorios, ni alcalde de Sevilla para 1992 ni una embajada en el extranjero. Nadie me va a retirar de la pol¨ªtica y si es preciso vollver¨¦ a dar clases en la Universidad. ?Que de qui¨¦n soy? Soy un hombre de Felipe Gonz¨¢lez. ?Que qu¨¦ voy a hacer? Resistir, como siempre. Ya lo han dicho por ah¨ª. Aguanto m¨¢s que un buzo debajo de una pecera".
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