Thatcher, resignada a avanzar en la construcci¨®n de una sola Europa

Margaret Thatcher est¨¢ satisfecha con el resultado de la cumbre informal comunitaria de Dubl¨ªn del pasado s¨¢bado porque conf¨ªa en que el freno de dos meses impuesto a la idea franco-germana de acelerar la construcci¨®n pol¨ªt¨ªca de Europa le ayude a diluir lo que su Gobierno califica de vac¨ªa ret¨®rica grandilocuente. Thatcher parece resignada a acepta, la inevitabilidad de avanzar por ese camino y lo que trata ahora es de definir las ¨¢reas intocables de soberan¨ªa nacional.La primera ministra brit¨¢nica ha puesto el dedo en la llaga al insistir en que antes de seguir la pauta marcada por Helmut Kohl y Fran?ois Mitterrand hay que definir qu¨¦ se entiende por uni¨®n pol¨ªtica europea. En Dubl¨ªn incluso enarbol¨® el espantajo de los temores nacionales a la p¨¦rdida de se?ales de identidad hist¨®rica. "La gente en el Reino Unido interpreta esto como un llamamiento a la construcci¨®n de un Estado unitario europeo en 1993 y se pregunta qu¨¦ va a pasar con nuestro Parlamento, qu¨¦ va a ser de nuestro monarca".

Apoyo a su desconfianza

Thatcher refuerza su posici¨®n con el apoyo en diversos grados manifestado por los primeros ministros de Dinamarca, Holanda, Italia, Luxemburgo y Portugal a su desconfianza. La primera ministra estuvo menos beligerante que en otras cumbres y accedi¨® a que los ministros de Exteriores preparen los borradores de los t¨¦rminos de la eventual conferencia intergubernamental porque conf¨ªa en que a la hora de la verdad la ambiciosa ret¨®rica ceder¨¢ a una realidad m¨¢s pedestre.

Francis Maude, subsecretario del Foreign Office para Asuntos Europeos, lo dijo as¨ª ayer e incluso habl¨® de que no es seguro que se llegue a la conclusi¨®n de que es inevitable la introducci¨®n de cambios en el Tratado de Roma. Douglas Hurd, encargado de elaborar la propuesta brit¨¢nica de lo que se entiende por uni¨®n pol¨ªtica, se muestra esc¨¦ptico y dice no encontrar convincente el argumento de que es necesario acelerar la construcci¨®n europea.

A Thatcher le repugna la idea de que Europa recorte el poder de Westminster y Bruselas decida c¨®mo han de hacerse las cosas en el Reino Unido. En Dubl¨ªn fij¨® cuatro campos inviolables por los afanes europe¨ªstas: jefatura del Estado, Parlamento, ley electoral y sistema legal, aunque no son las ¨²nicas.

La consigna de Downing Strect en cuestiones europeas es subsidiaridad. La CE ha de llevar a cabo las pol¨ªticas que ¨²nicamente en com¨²n producen mejores resultados y lo que Londres propone en el plano comunitario no es un reforzamiento del Parlamento Europeo, sino un mayor control por parte de los parlamentos nacionales, de los consejos de ministros comunitarios y de la propia Comisi¨®n Europea.

La cautela tras la que se ampara la instintiva desconfianza de Thatcher ante Bruselas le ha vuelto a ganar las cr¨ªticas del ex primer ministro Edward Heath, quien le ha acusado de estar "refunfu?ando continuamente" y de carecer de visi¨®n.