Espa?a no convence a Francia ni a Portugal para suprimir las fronteras
Espa?a no ha tenido suerte con sus dos vecinos europeos. Sus esfuerzos por conseguir que se anticipen al reto del mercado ¨²nico, que prev¨¦ la desaparici¨®n de las fronteras entre Estados miembros de la Comunidad Europea en enero de 1993, suprimiendo bilateralmente algunos puestos fronterizos, han fracasado hasta ahora por razones de ¨ªndole nacionalista, en el caso de Portugal, y por el miedo a la inmigraci¨®n clandestina magreb¨ª, en el de Francia.
En febrero, en Carmona (Sevilla), los jefes de Gobierno de Espa?a y Portugal, Felipe Gonz¨¢lez y An¨ªbal Cavaco Silva, anunciaron el desmantelamiento de un puesto fronterizo -la delegaci¨®n espa?ola pidi¨®, sin ¨¦xito, que fuesen tres- que deb¨ªa ser elegido en el encuentro que mantuvieron recientemente en Bayona (Pontevedra) sus ministros de Interior. Jos¨¦ Luis Corcuera y Manuel Pereira se reunieron en esa localidad gallega pero no hubo acuerdo, aunque dieron a entender que podr¨ªa lograrse el 7 y 8 de mayo cuando se reunan en Lisboa altos funcionarios de ambos pa¨ªses.Hace 11 meses, el titular de Asuntos Exteriores franc¨¦s, Roland Dumas, anunci¨® en Par¨ªs, al t¨¦rmino de un seminario ministerial hispano-galo, la puesta en practica de "una experiencia piloto en materia de cooperaci¨®n transfronteriza" que, explic¨® Corcuera, consistir¨ªa en suprimir los puestos fronterizos de nada menos que una comunidad aut¨®noma, Catalu?a o, mejor a¨²n, el Pa¨ªs Vasco. Las reuniones t¨¦cnicas bilaterales no han dado desde entonces ning¨²n resultado concreto.
El empe?o espa?ol por acabar con las fronteras tiene algo de psicol¨®gico. "A m¨ª no me gustan desde que hace 20 a?os las cruzaba con libros de Ruedo Ib¨¦rico escondidos en la maleta", afirma un asesor de Corcuera.
El Gobierno est¨¢, adem¨¢s, convencido de que, como dijo Felipe Gonz¨¢lez en una conferencia que pronunci¨® en Bruselas en diciembre de 1988, en los confines no se caza a los terroristas. "Apenas un 1% de los terroristas", asegur¨® entonces el presidente espa?ol, "son detenidos en una frontera".
Exportaci¨®n del terrorismo
En contra de lo que se pudiera pensar, la exportaci¨®n del terrorismo de ETA o de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) que azota a Espa?a no es el temor que incita a Lisboa y Par¨ªs a mostrarse reacios a la liberalizaci¨®n de los cruces fronterizos hasta el punto de convertirlos en fronteras similares a las existentes entre los pa¨ªses del Benelux (B¨¦lgica, Holanda y Luxemburgo), donde los automovilistas no se paran y a los pasajeros de los trenes no se les pide documento alguno.Los argumentos avanzados por los portugueses para justificar sus reservas han sido considerados por los espa?oles de lo m¨¢s peregrinos. Abarcan desde el miedo a que se dispare la evasi¨®n de dinero hacia Badajoz o Salamanca, como si la liberalizaci¨®n de los movimientos de capitales en la Pen¨ªnsula no estuviese a la vuelta de la esquina, hasta el deseo proclamado de proteger a Espa?a de la inmigraci¨®n ilegal, sobre todo africana, asentada en Portugal.
La raz¨®n de fondo es muy diferente, y s¨®lo la lectura de la prensa la pone de relieve: el temor a perder parte de su identidad y soberan¨ªa en beneficio de Madrid. "La creciente transferencia hacia Bruselas", recalcaba, por ejemplo, la revista Semanario, "de poderes decisorios en ¨¢reas que hasta hace poco eran del ¨¢mbito de la soberan¨ªa nacional podr¨¢ servir de instrumento para que Madrid ejerza una mayor influencia sobre Portugal".
Mientras el Di¨¢rio de Noticias, el segundo rotativo portugu¨¦s, describ¨ªa en un editorial al paso fronterizo que fuese a ser elegido como el "portal del riesgo", Semanario prosegu¨ªa subrayando que "si Lisboa no marca las debidas distancias frente a la ficci¨®n de una identidad ib¨¦rica, esta evoluci¨®n (la fijaci¨®n en Madrid de las orientaciones de la pol¨ªtica portuguesa) ser¨¢ inevitable".
"Si el min¨²sculo Luxemburgo no ha perdido su personalidad ni su soberan¨ªa tras levantar sus fronteras con B¨¦lgica", replica un alto cargo de la Administraci¨®n espa?ola que prefiere permanecer en el anonimato, "no hay motivos para pensar que, si suprimimos los controles en un puesto fronterizo hispano-luso, se confirmen los temores de los portugueses".
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