La oportunidad inversora el nuevo Chile
El presidente del Banco Santander, en este texto que recoge la conferencia pronunciada en Santiago de Chile sobre inversiones, destaca la evoluci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de este pa¨ªs andino y el ejemplo que la transici¨®n espa?ola ha supuesto en aquella regi¨®n americana. Al mismo tiempo, muestra su confianza en las expectativas inversoras que ofrece el nuevo Chile y que deben llevar a un estrechamiento de relaciones con la Comunidad Europea.
Es una evidencia que los negocios tienden a adquirir un car¨¢cter universal. Conceptos como "pol¨ªticas globales", "alianzas estrat¨¦gicas" o "diversificaci¨®n internacional", tan vigentes en el mundo econ¨®mico y financiero de nuestros d¨ªas, ponen de relieve este proceso de internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa.Sus causas son dos, fundamentalmente: la natural expansi¨®n de las empresas y la necesidad de las econom¨ªas nacionales de ampliar su propio escenario.
En este contexto, ?qu¨¦ factores hacen que un inversor dirija su atenci¨®n a un sector o a otro, a uno u otro pa¨ªs?
Como inversor pienso que es as¨ª de sencillo: que existan condiciones m¨ªnimas de estabilidad que permitan al empresario planificar sus negocios durante un horizonte determinado de tiempo con la confianza en que los criterios utilizados en su evaluaci¨®n no ser¨¢n alterados significativamente por factores ajenos al propio negocio. Creo que esto siempre ser¨¢ as¨ª, porque la finalidad de un buen inversor ha sido y ser¨¢ hacer buenos negocios.
Naturalmente, la cuesti¨®n ser¨¢ entonces: ?cu¨¢les son esas condiciones capaces de suministrar confianza?
A mi juicio, existen cinco puntos clave:
- Claridad y estabilidad en las reglas del juego.
- Expectativas de rentabilidad.
- Estabilidad macroecon¨®mica.
- Cohesi¨®n social y estabilidad pol¨ªtica.
- Y por ¨²ltimo, aunque no en ¨²ltimo lugar -como dicen los ingleses, last but not the least-, capacidad humana y profesional; la cultura, en suma, que esa sociedad puede ofrecer.
Creo que ¨¦stos son los c¨¢nones por los que se rigen los inversores extranjeros cuando analizan un pa¨ªs.
Puede haber situaciones interesantes en las que no se cumpla alguno de estos principios orientadores. Pero en esos casos el inversor habr¨¢ de descubrir otros elementos de valoraci¨®n que le ayuden a despejar esa incertidumbre. Aquellos que de esta forma se adelantan a los acontecimientos son los que dan en la diana del ¨¦xito.
Antes de entrar en los puntos citados, me referir¨¦ a la particular experienia del grupo Santander en Chile. Porque este pa¨ªs, que hoy responde a las exigencias se?aladas, no era el mismo hace 12 a?os, cuando comenzamos all¨ª nuestra andadura.
Hoy, un profundo ajuste econ¨®mico, una pol¨ªtica presupuestaria y fiscal sana, un buen manejo de la deuda externa y un fuerte impulso exportador han colaborado, con el alto nivel empresarial de la sociedad chilena, en el logro de un crecimiento sostenido de la econom¨ªa.
Por otro lado, el decidido respaldo al modelo de libre empresa se ha reflejado en la confirmaci¨®n de una mentalidad empresarial moderna, competitiva y eficiente que ya comienza a hacerse notar en el mundo y, sobre todo, que resulta indispensable para un pa¨ªs que quiera entrar con paso firme en el siglo XXI.
He vivido todo este proceso desde dentro y en todas sus etapas. Han sido a?os dificiles pero altamente estimulantes de nuestra experiencia internacional. Cre¨ªmos, y seguimos creyendo, que incluso en los momentos dificiles existen oportunidades. Descubrirlas o intuirlas constituye, como antes dec¨ªa, la clave del ¨¦xito.
Dicho esto, vuelvo a los cinco puntos se?alados anteriormente:
1. Un inversor est¨¢, naturalmente, expuesto a los riesgos propios de su actividad, como son los ciclos econ¨®micos. Pero har¨¢ frente a esas dificultades si hay reglas claras y si el sistema manifiesta expresamente su confianza en la iniciativa privada, sin recelos ni ambig¨¹edades. Claridad en las reglas del juego y una voluntad pol¨ªtica transparente constituyen requisitos b¨¢sicos para que todo empresario pueda desarrollar su funci¨®n libre y responsablemente.
A los dos principios citados hay que a?adir un tercero en el caso concreto del inversor extranjero: la no existencia de discriminaci¨®n; es decir, que pueda operar en las mismas condiciones que el inversor nacional.
La claridad de las reglas del juego guarda estrecha relaci¨®n con la estabilidad normativa en cuestiones b¨¢sicas. Cambios permanentes en las reglas que rigen en materia de tributaci¨®n o de inversi¨®n extranjera, por ejemplo, llevan al inversor a revaluar sus decisiones constantemente y, por tanto, a demorarlas, con la consiguiente p¨¦rdida para el pa¨ªs receptor.
Deuda externa
Qu¨¦ duda cabe que hay instrumentos transitorios por su misma naturaleza. Y un ejemplo muy claro lo tenemos en el cap¨ªtulo XIX, que desaparecer¨¢ en la medida que Chile normalice su situaci¨®n de deuda externa.
Pero ello no puede impedir la estabilidad de principios b¨¢sicos sobre los que se asienta el sistema. Y recalco esta exigencia de seguridad jur¨ªdica e institucional porque pienso que es condici¨®n previa a otros requisitos.
2. Chile, que tiene el reconocimiento internacional por su esfuerzo para resolver los problemas con que el continente iberoamericano se ha enfrentado en la pasada d¨¦cada, tiene tambi¨¦n hoy -y conviene no olvidarse- mayor competencia en otras naciones europeas o del Pac¨ªfico, e incluso en la propia ¨¢rea de Iberoam¨¦rica. Por ello, la inversi¨®n exterior que aqu¨ª se haga estar¨¢ sometida a una exigencia de rentabilidad clara en los proyectos.
Desde este punto de vista es muy importante cuidar los factores que afectan a dicha rentabilidad. Y me refiero a aquellos que lo hacen de forma tan directa como la libertad de precios, el tratamiento fiscal o las propias condiciones de inversi¨®n de capital extranjero; como tambi¨¦n a otros como la eficiencia de la Admin¨ªstraci¨®n y la estabilidad social y econ¨®mica del pa¨ªs. Todos ellos constituyen a la postre elementos de confianza, b¨¢sicos en la toma de decisiones por parte del inversor.
3. No es menos importante la existencia de un marco de estabilidad macroecon¨®mica. Todo parece apuntar a que en este sentido la econom¨ªa chilena no ofrece hoy problemas estructurales, con independencia del proceso de ajuste coyuntural en que el pa¨ªs se encuentra en estos momentos. Pero tambi¨¦n parece claro que el presupuesto nacional habr¨¢ de hacer frente a nuevas exigencias sociales haciendo compatible su satisfacci¨®n con las condiciones de estab¨ªlidad necesarias para un crecin-¨²ento sostenible y duradero.
Por ello, la concentraci¨®n de esfuerzos y un grado de consenso social arraigado llevar¨¢ a despejar el cuarto de los criterios mencionados: el de la cohesi¨®n social.
4. La construcci¨®n de un tipo de relaciones de cooperaci¨®n entre los agentes sociales, eliminando -o cuando menos evitando- situaciones de conflicto, se hace imprescindible. Y a ello estoy convencido de que contribuir¨¢ decisivamente la democracia.
A juicio de todos los observadores y analistas internacionales, Chile est¨¢ viviendo una transici¨®n pol¨ªtica ejemplar, como nosotros lo hicimos en Espa?a hace ya m¨¢s de una d¨¦cada.
Este nuevo clima de convivencia aflorar¨¢, sin duda, tensiones hasta ahora encubiertas, pero no parece menos cierto que habr¨¢ de facilitar un marco de relaciones m¨¢s integradas que deber¨ªa hacer posible un mayor di¨¢logo y responsabiliz aci¨®n por parte de todos los agentes sociales.
En este sentido ha sido gratificante para todos los interesados en el proceso chileno ver c¨®mo esta necesidad ya se ha visto atendida con la firma del acuerdo tripartito, entre empresarios, trabajadores y Gobierno, hace tan s¨®lo tres semanas. Un acuerdo similar, los pactos de la Moncloa, fue trascendental en el proceso de transici¨®n espa?ol. Porque esta voluntad de encuentro y di¨¢logo no significa renuncia, sino cesi¨®n parcial, coordinaci¨®n de esfuerzos y compensaci¨®n de derechos, con el objetivo superior de consolidar el proyecto de convivencia y progreso que el pa¨ªs se ha fijado.
Esfuerzos de Espa?a
Hace ahora un a?o le¨ª en la revista de Ciepl¨¢n una referencia a Espa?a que me pareci¨® muy certera. Era un art¨ªculo sobre los esfuerzos de Espa?a, desde que comenz¨® la transici¨®n, para hacer frente a la incorporaci¨®n al resto de Europa.
Dec¨ªa as¨ª: "Para la entrada de aquel pa¨ªs (se refer¨ªa a Espa?a, como he dicho) en Europa ha sido necesaria casi una d¨¦cada de continuado esfuerzo y sacrificio de los espa?oles. El pueblo espa?ol ha mostrado en el proceso un alto grado de motivaci¨®n y paciencia para tolerar desempleo, desajustes sectoriales y regionales y la necesidad de encuadrar la demanda social dentro del marco fijado por m¨¢s de 100 pactos, cuyo objetivo ha sido hacer compatibles en el tiempo la atenci¨®n gradual de las demandas sociales con la necesidad de cambio estructural en una Espa?a que se moderniza aceleradamente".
El autor de aquel art¨ªculo era el actual ministro de Hacienda de Chile, Alejandro Foxley. Su an¨¢lisis no pod¨ªa ser m¨¢s certero.
5. Pero todo lo anteriormente expuesto, incluidas las pol¨ªticas gubernamentales id¨®neas, no ser¨ªa suficiente si no se diera el quinto y ¨²ltimo de los puntos a que hice referencia al comienzo: una cultura moderna de libre empresa, niveles profesionales adecuados en los cuadros t¨¦cnicos y la capacidad de trabajo necesaria para competir con ventaja internacionalmente.
Futuro prometedor
Para m¨ª no tiene duda que Chile satisface con creces esta exigencia. Y lo digo con el conocimiento que me da el colaborar d¨ªa a d¨ªa con los m¨¢s de 1.200 hombres y mujeres chilenos que constituyen aqu¨ª el grupo Santander.
Por todo ello, creo que Chile tiene abierto ante s¨ª un futuro prometedor. Un futuro que, en mi opini¨®n, reclama mayores dosis que nunca de responsabilidad, imaginaci¨®n y creatividad. Los empresarios chilenos pueden seguir atrayendo nuevos capitales y generando nuevas actividades de negocio que no impliquen necesariamente el control de sus empresas.
Y no s¨®lo se trata de atraer capitales. Hay empresas chilenas que pueden expandirse en otros mercados junto a socios extranjeros, intern¨¢ndose as¨ª en el mundo de los negocios transnacionales mediante alianzas o joint ventures. Los empresarios chilenos tienen capacidad interna y fuerza para hacerlo, y ¨¦ste es un buen momento. Un momento que los empresarios debieran aprovechar plenamente, porque estoy convencido de que existe la voluntad pol¨ªtica necesaria para promover mercados abiertos y eficientes, apoyar a la libre iniciativa y reconocer el papel esencial que el empresario juega en el progreso de un pa¨ªs.
Finalizar¨¦ con una referencia a una cuesti¨®n que s¨¦ positivamente que tiene gran inter¨¦s. Me refiero a la Europa 92, uno de los hitos relevantes en el futuro inmediato de la econom¨ªa internacional.
Europa 92 es el proyecto con que nuestro viejo continente afronta el desafio del siglo XXI. La v¨ªa: apertura de los mercados, interdependencia, competitividad y solidaridad.
Muchos interrogantes se plantean, y, por qu¨¦ no decirlo, tambi¨¦n inquietudes, frente al impacto que en el resto del mundo tendr¨¢ la implementaci¨®n del Mercado ¨²nico Europeo. Los temores podr¨ªan ser explicables. Un continente de 320 millones de habitantes, el m¨¢s activo socio comercial del mundo, que genera y absorbe un quinto del comercio mundial, sin barreras arancelarias, puede llevar a pensar en una comunidad que se cierra, se protege y se toma autosuficiente.
No comparto esos temores a la llamada "fortaleza europea". Creo, muy por el contrario, que Europa 92 refuerza la vocaci¨®n de una comunidad de naciones comprometida con el crecimiento, pero tambi¨¦n con la libertad y el libre mercado.
Y que su consolidaci¨®n y engrandecimiento representar¨¢ oportunidades comerciales de trascendencia indudable para el resto del mundo.
Por otra parte, la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y de cuanto ello significa en la Europa orienta] hacen pensar a muchos en el Nuevo Continente que la Europa de los Doce volver¨¢ interesadamente sus ojos hacia aquellas naciones a las cuales siente m¨¢s cercanas, desviando su atenci¨®ri de Am¨¦rica Latina.
Creo que ello no es una interpretaci¨®n adecuada del futurc probable.
La Comunidad Econ¨®mica Europea es el primer comprador y el segundo proveedor de Iberoam¨¦rica. Por tanto, un socio importante. Durante cinco siglos ha estado unida a sus procesos hist¨®ricos, sociales y culturales, hoy mira con entusiasmo la posibilidad de iniciar acuerdos m¨¢s sustantivos y permanentes con este continente.
En este sentido, y como espa?ol, me siento plenamente solidario con el ¨¢nimo que impulsa Espa?a y que el presidente del Gobierno ha puesto ya de manifiesto.
Lo importante -y ¨¦se es el desaf¨ªo de Am¨¦rica y, por tanto de Chile- es revitalizar los lazos con Europa y plantear nuevas originales f¨®rmulas de relaciones.
Las posibilidades de lograrlo depender¨¢n, en gran medida, del nivel de sus profesionales, de la capacitaci¨®n de sus trabajadores, de la habilidad para identificar y aprovechar las oportunidades que se presenten. Y, por que no decirlo, de la valent¨ªa que tengan sus empresarios para romper prejuicios y temores y salir de sus fronteras para mejor defender sus intereses y hacer nuevos negocios.
Porque una econom¨ªa productiva y eficiente -es decir, el progreso econ¨®mico de un pueblo- no puede quedarse encerrada entre los bellos picachos andinos las playas tranquilas del Pac¨ªfico. Antes, por el contrario, ha abrir sus puertas y ventanas mundo en la b¨²squeda, con impulso propio, de nuevas oportunidades.
Emilio Bot¨ªnes presidente del Ban Santander.
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