V¨ªsperas rumanas
EXISTE UNA preocupaci¨®n l¨®gica en Occidente sobre lo que pueda ocurrir en las elecciones del pr¨®ximo do mingo en Rumania. Este pa¨ªs, en el que fue preciso derribar por la violencia al dictador Ceausescu para abrir paso a la libertad, presenta rasgos bastante dis tintos de los que han caracterizado la transici¨®n en otros pa¨ªses del Este. El proceso democr¨¢tico ha corrido serios riesgos de descarrilamiento en varios momentos y ahora es fundamental -no s¨®lo para el pueblo rumano, sino para la seguridad de Europa- que las elecciones del domingo permitan asentar so bre la voluntad popular un Gobierno capaz de impul sar una verdadera democratizaci¨®n. Una Rumania sin estabilidad, sacudida por vendavales de naciona lismo, podr¨ªa convertirse en foco de graves conflictos.Estamos ante el cuarto experimento electoral en los pa¨ªses que abandonan el llamado socialismo real, pero con claras diferencias en relaci¨®n con los que han tenido lugar en Polonia, Hungr¨ªa y la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Principalmente en un punto: el pleno pluralismo pol¨ªtico tendr¨¢ que venir despu¨¦s de las elecciones. Hasta ahora, en el periodo transitorio vivido desde la revoluci¨®n de diciembre, el Frente de Salvaci¨®n Nacional (FSN) rumano, formado en gran parte por ex comunistas que se hab¨ªan enfrentado con el dictador, no s¨®lo ha ejercido el poder con escas¨ªsima presencia de otras fuerzas, sino que dispone del aparato del Estado, goza de grandes privilegios en la televisi¨®n y en los otros medios de comunicaci¨®n. Por ello, resulta dificil poner en duda su ¨¦xito en las inminentes elecciones. Ion Iliescu, su candidato a la presidencia, supera muy ampliamente en todos los sondeos -por inseguros que ¨¦stos sean- a sus contrincantes.
?C¨®mo se presenta la oposici¨®n al poder del FSN? Hay inflaci¨®n de partidos, m¨¢s de 80, de los cuales s¨®lo tres o cuatro (liberal, campesino, socialdem¨®crata,verde ... ) tienen cierto peso y posibilidades de futuro. Tal superabundancia es un factor de confusi¨®n. No hay ning¨²n l¨ªder opositor con popularidad, nadie que se acerque a lo que han sido Havel o Walesa. La prueba m¨¢s evidente de la debilidad de la oposici¨®n es que su acci¨®n de mayor efecto es la concentraci¨®n, organizada por los estudiantes, en una plaza de Bucarest proclamada "zona libre de comunisino", para exigir que ning¨²n ex comunista, y en concreto ni Iliescu ni Roman, pueda ser candidato o ejercer cargos. Se trata de una acci¨®n minoritaria, cuyo apoyo merma cada d¨ªa. Ello es l¨®gico: ante las elecciones, lo importante es transmitir a los votantes las ideas q ue uno considera justas; no pretender eliminar candidatos de antemano. Por otra parte, no se puede negar que Iliescu desempe?¨® un papel importante, y no sin riesgo, en la ca¨ªda del dictador. Es uno de sus argumentos para pedir el voto.
Pero tiene otros: el FSN representa la estabilidad, puede ofrecer garant¨ªas ante el resurgir de extremismos nacionalistas o neofascistas. Y en un pa¨ªs sin tradiciones democr¨¢ticas puede beneficiarse de la tendencia a votar al que manda. Es una tendencia con ra¨ªces en los reg¨ªmenes anteriores a la II Guerra Mundial y que se reforz¨® en la etapa del autoritarismo comunista. Aunque los estudiantes tengan raz¨®n al decir que gran parte del viejo aparato de poder sigue en pie, ?pod¨ªa haber discurrido de otra forma el proceso rumano? Mucho de lo que hoy ocurre es consecuencia de los brutales m¨¦todos de tierra quemada que usaba Ceausescu para liquidar discrepantes.
Es evidente que las urnas siempre pueden deparar sorpresas. Y m¨¢s a¨²n en un pa¨ªs que inaugura democracia. En todo caso, el actual Gobierno y los dirigentes del FSN tienen una gran responsabilidad en que la jornada electoral se desarrolle con el m¨¢ximo de autenticidad. En ese sentido, ser¨ªa desastroso que pretendiesen aplicar medidas represivas contra los estudiantes. Un clima de paz civil es imprescindible para la libertad del voto. Y la futura cooperaci¨®n de Rumania con Europa va a depender decisivamente del desarrollo de las elecciones del domingo.
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