?tica y pol¨ªtica
El autor de este art¨ªculo, que distingue tres formas de entender los v¨ªnculos entre ¨¦tica y pol¨ªtica (la c¨ªnica, la fundamentalista y la democr¨¢tica), estima que el Programa 2000 del PSOE es un planteamiento racional de Ios valores morales y las propuestas pol¨ªticas de la izquierda".
Hay tres formas de entender las relaciones entre ¨¦tica y pol¨ªtica: la maquiav¨¦lica o c¨ªnica, la fundamentalista y la democr¨¢tica. Para el c¨ªnico, el ¨²nico objetivo de la pol¨ªtica es conquistar y conservar el poder del Estado, y a ¨¦l debe supeditarse cualquier valor moral o consideraci¨®n ¨¦tica. Para el fundamentalista, por el contrario, la acci¨®n pol¨ªtica s¨®lo se justifica como instrumento al servicio de unos valores morales que se consideran inamovibles e independientes de toda consideraci¨®n racional de las situaciones concretas en que se produce la acci¨®n. En la pr¨¢ctica no es f¨¢cil distinguir un fundamentalista declarado de un c¨ªnico recalcitrante: un fundamentalista convencido de que, para imponer los propios valores morales al conjunto de la sociedad, necesita disponer del poder del Estado, siempre encontrar¨¢ justificaciones para comportarse en la pr¨¢ctica como un perfecto c¨ªnico.Auge maquiav¨¦lico
Una de las ventajas de los sistemas democr¨¢ticos es que, por la propia naturaleza de las relaciones de poder que en ellos se establecen, dan pocas oportunidades a c¨ªnicos y fundamentalistas. Parecer¨ªa que no es as¨ª si atendemos a muchos diagn¨®sticos sobre el auge del maquiavelismo en las democracias actuales o a las descalificaciones morales del poder pol¨ªtico, tan en boga en la Espa?a castiza. Pero lo cierto es que en las sociedades abiertas y plurales coexisten muchos c¨®digos morales diferentes y cualquier fuerza pol¨ªtica que pretendiera imponer el suyo propio resultar¨ªa minoritaria, lo que le privar¨ªa de la oportunidad de comportarse de forma c¨ªnica. Aunque es cierto que el puro maquiavelismo es siempre una opci¨®n en el horizonte de cualquier fuerza pol¨ªtica, resulta improbable que, estando garantizados la libertad de informaci¨®n y el ejercicio libre de los derechos c¨ªvicos, pueda nadie mantenerse en el poder si carece de un m¨ªnimo de legitimaci¨®n moral. De manera que lo m¨¢s plausible es suponer que el propio sistema democr¨¢tico favorecer¨¢ a la larga el desarrollo de una concepcion mas racional y aut¨¦ntica de las relaciones entre ¨¦tica y pol¨ªtica, seg¨²n la cual el objetivo de la pol¨ªtica es, desde luego, el uso y el control del poder del Estado, pero no por s¨ª mismo, sino para gestionar la sociedad de acuerdo con unos objetivos sociales, unos valores morales y unas normas jur¨ªdicas, que merecen el apoyo mayoritario y libremente expresado de los ciudadanos.
Esto no siempre se ha visto as¨ª en la tradici¨®n del pensamiento de izquierdas. Hay algo de raz¨®n en la idea de que la mayor¨ªa de los pol¨ªticos de izquierda, a lo largo de la historia, puede clasificarse en dos grupos: los que gestionan c¨ªnicamente el poder que conquistaron cuando eran fundamentalistas y los fundamentalistas que esperan una oportunidad para gestionar el poder. (Hay tambi¨¦n ejemplares de otra especie, la de los fundamentalistas resignados, pero ¨¦sta parece haber encontrado su nicho ecol¨®gico fuera de la pol¨ªtica y son cada vez m¨¢s lejanas y dudosas sus relaciones con el pensamiento de izquierdas.) Lo que no creo que sea de recibo es afirmar que tal es la situaci¨®n mayoritaria del socialismo espa?ol en estos d¨ªas, y menos a¨²n la opci¨®n que se plantea en el borrador del Manifiesto del Programa 2000 del PSOE.
Es leg¨ªtimo pensar que estar en la OTAN es inmoral, pero se trata de un juicio discutible a la luz de los acontecimientos del Este. Tambi¨¦n es l¨ªcito pensar que nuestra sociedad va de mal en peor, que hay cada d¨ªa m¨¢s injusticias, que la culpa la tienen nuestros gobernantes y que ¨¦stos s¨®lo aspiran a mantenerse en el poder. Pero quien as¨ª piensa deber¨ªa a?adir que, en su opini¨®n, una buena parte de sus conciudadanos (esos mismos que tendr¨¢n alg¨²n d¨ªa que darle la raz¨®n, si es que la tiene) son masoquistas o imb¨¦ciles.
Leer sin prejuicios
En todo caso, no creo que nada de esto sea especialmente relevante para enjuiciar las ideas que se presentan en el Manifiesto del Programa 2000 del PSOE. Cualquiera que leyera sin demasiados prejuicios este documento podr¨ªa percibir que no se trata de un panfleto propagand¨ªstico ni de un serm¨®n ideol¨®gico autocomplaciente. Veremos en qu¨¦ se queda al final y para qu¨¦ sirve. Por el momento puede decirse, al menos, que es un ejemplo de planteamiento racional y democr¨¢tico de los valores morales y las propuestas pol¨ªticas de la izquierda. Cabr¨ªa esperar, por eso, que sirviera de punto de referencia para un debate que necesariamente se ha de producir y en el que tendremos que pronunciarnos sobre algunas cuestiones pendientes, desde hace dos siglos, en el pensamiento pol¨ªtico progresista y sobre otras nuevas. He aqu¨ª algunas sugerencias: el an¨¢lisis de las relaciones de dominaci¨®n y sus variadas formas (la explotaci¨®n econ¨®mica, la discriminaci¨®n sexual, racial, etc¨¦tera), el papel del Estado como instrumento de compensaci¨®n de desigualdades sociales, la extensi¨®n de la democracia (desde el municipio o la empresa hasta los foros internacionales) como m¨¦todo de redistribuci¨®n del poder, el desarrollo de pol¨ªticas solidarias basadas en la cooperaci¨®n y en la discriminaci¨®n positiva a favor de los sectores sociales marginados, la reivindicaci¨®n del control democr¨¢tico sobre el desarrollo tecnol¨®gico, la actitud activa y solidaria frente al deterioro ecol¨®gico, la propuesta de un nuevo orden econ¨®mico internacional.
?Simples palabras bonitas? Puede ser, pero ello depender¨¢ de que se entiendan y se discutan o, por el contrario, se ignoren y desprecien. Lo menos que se puede esperar, en todo caso, es que se lean.
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