El nacimiento de una pasi¨®n
A.A A medida que Pilar Mir¨® crec¨ªa, crec¨ªa su conocimiento en salas de cine. El primero al que la dejaban ir sola fue el cine Pelayo, justo al lado de su casa, en el barrio madrile?o de Arguelles. Era la posguerra, "no ten¨ªamos nada, s¨®lo prohibiciones". . Del Pelayo, y de otras salas, el Nares y el Californ¨ªa, -"¨¦l ¨²nico que queda", recuerda amargamente- le gustaban el vaporizador que ol¨ªa a hierba, los empleados que vend¨ªan bombones y caramelos y el refugio de la oscuridad y las im¨¢genes. Transcurr¨ªan as¨ª las tardes, ante los fotogramas de los filmes del Oeste, -recuerde el lector la idolatr¨ªa de esta cineasta por el actor Gary Cooperlos anuncios de Okal, el NO-DO y los amados terrores encarnados en Frankenstein.
En alguna de esas salas la linterna, del acomodador la buscaba al impacientarse su padre ante la puerta y ella coleccionaba vales de descuento -"creo que entonces la entrada costaba 2,50", precisa- que regalaban en las tiendas del barrio.
El guionista y director Antonio Drove, que ronda la cincuentena, como Mir¨®, rod¨® una pel¨ªcula hace veinte a?os en la que se archivan los escenarios de sus memorias infantiles de celuloide. Aquel corto, Qu¨¦ se puede hacer con un chica, era la historia de dos cin¨¦filos que antepon¨ªan el cine a todo. "Y claro, no sab¨ªan qu¨¦ hacer con la chica". Cita con ¨¦nfasis una frase, que descubri¨® entonces, de Max Oph¨¹Is: "Cuando empieza a iluminarse en la pantalla en la sala oscura, empieza para m¨ª la ¨²nica vida que me interesa". A?os despu¨¦s siente tentaciones de convertirse en atracador de bancos, porque hoy, aquellas salas que atesoraban la magia "de convertir la pantalla blanca, s¨²bitamente, en una estaci¨®n de tren, por ejemplo", se han convertido en bancos. Drove, director de El t¨²nel y La verdad sobre el caso Savolta, fue un chaval enamorado de Jean Simmons y de las piernas de Cyd Charisse, "y resulta que actuaba en La verdadera historia de Jesse James. As¨ª descubr¨ª a Nicholas Ray.
El cine del recuerdo de Agust¨ª Villaronga es hoy una tienda de moda. M¨¢s joven, -37 a?os-, la infancia y juventud en Palma pasaba en el Cine Born, "muy rococ¨®, lleno de estucados, escaleras, espejos y telones". Pero debut¨® con tres o cuatro a?os en otro, el Avenida, con una pel¨ªcula italiana, Susana Puranata. Luego se hizo cr¨ªtico de un diario local s¨®lo para poseer un pase. Tambi¨¦n recuerda con placer el Cine Protectora -hoy, Jaime III-, sala de Arte y Ensayo, y que, "como no iba nadie, cambiaba de programaci¨®n cada tres d¨ªas, era toda una filmoteca particular", dice el autor de Tras el cristal.
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