La casta ind¨®mita
La casta, esa rara avis del panorama ganadero de hoy, cuando se hace presente, espor¨¢dicamente, en los ruedos, coge por sorpresa a los lidiadores, hab¨ªtuados al enemigo perezoso, al que s¨®lo con machacona insistencia se consigue darle un pase. Habituados al borrego, los matadores, y no digamos los novilleros, cuando sale un animal encastado le dan id¨¦ntico tratamiento que a aqu¨¦l, y naturalmente no se deja.
Ayer hubo tres novillos bravos, con singular casta: los dos del conde de la Maza y el sexto de Sancho D¨¢vila. Adem¨¢s hubo una hermana de la Caridad, que se lidi¨® en cuarto lugar, tambi¨¦n de D¨¢vila, quien debut¨® como ganadero en la Maestranza con una novillada incompleta, pues se rechazaron dos novillos, al parecer por exceso de peso.
D¨¢vila / Corona, Posada, Bl¨¢zquez
Cuatro novillos de Sancho D¨¢vila, bien presentados y de desigual juego; 1? y 5? del conde de la Maza, bien presentados y bravos. Manolo Corona: pinchazo y media (ovaci¨®n); pinchazo y estocada baja (vuelta). Antonio Posada: estocada corta ca¨ªda (ovaci¨®n); estocada ca¨ªda (silencio). V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez: dos pinchazos, estocada y descabello (ovaci¨®n); estocada y descabello (ovaci¨®n). Plaza de la Real Maestranza, 10 de junio. Dos tercios de plaza.
Caus¨® muy buena impresi¨®n en su primero el debutante V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez. Alborot¨® el cot arro de salida al recibirlo con tres faroles de rodillas, el ¨²ltimo muy comprometido. Banderille¨® con acierto, cuadrando muy bien en la cara y con singular dominio de los terrenos. Se par¨® el novillo en la muleta, pero antes de que lo hiciera, tuvo ocasi¨®n el valenciano de torearlo sobre la mano derecha con pureza y elegancia. Repiti¨® la tanda con iguales calidades, y ya el novillo s¨®lo quer¨ªa irse a las tablas, por lo que la culminaci¨®n del lucimiento result¨® imposible. En el sexto, con mucha casta, no se arredr¨®, pero anduvo muy lejos de poderlo dominar, y sufri¨® adem¨¢s un serio revolc¨®n
Suizo de nacimiento
El primero, de Manolo Corona, se quer¨ªa comer los enga?os, y adem¨¢s se revolv¨ªa en un palmo de terreno. El de Coria, aunque suizo de nacimiento, le dio algunas series con la derecha estimables, junto a otras de escaso brillo. Lo tore¨® al natural con desigual fortuna, y tambi¨¦n en un pase en redondo, sali¨® atropellado. Al cuarto, la hermana de la Caridad, nobil¨ªsimo, debi¨® cortarle las orejas. La faena, aceptable, no estuvo desde luego a la altura de la bondad de su enemigo.Antonio Posada tuvo que pechar con el encastado quinto. Le dio Innumerables muletazos sobre ambas manos, sin que consiguiera transmitir con su toreo la emoci¨®n que el novillo derrochaba. El segundo, blando y complicado, miraba al torero, y no par¨® de mirarlo hasta que le alcanz¨® y le dio un buen testarazo, sin m¨¢s efectos que el desgarro de la taleguilla. En su labor no hubo, no pod¨ªa haber, nada para el recuerdo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.