Extrema derecha
ISAAC SHAMIR ha puesto fin a tres meses de crisis al constituir un Gobierno basado en una coalici¨®n del Likud con una serie de peque?os partidos de extrema derecha y ultrarreligiosos. Este Gobierno es el m¨¢s derechista de la historia de Israel. En ¨¦l se perfila -con una intransigencia que de la esfera pol¨ªtica se traslada a la religiosa- un fundamentalismo israel¨ª doblemente preocupante cuando el fundamentalismo isl¨¢mico se extiende entre los ¨¢rabes.Durante seis a?os, Israel tuvo Gobiernos de uni¨®n nacional, abocados parcialmente a la impotencia a causa de la oposici¨®n en su seno de los laboristas y el Likud. La inclinaci¨®n de los primeros a la negociaci¨®n quedaba anulada por la negativa rotunda del segundo. Con ello, la pol¨ªtica israel¨ª mostraba su ineficacia en un momento en que la OLP evolucionaba hacia la moderaci¨®n renunciando al terrorismo, lo que incrementaba la presi¨®n de la comunidad internacional sobre Israel a favor de la negociaci¨®n.
La ca¨ªda del Gobierno de Shamir Peres el pasado 15 de marzo se produjo precisamente a causa de la voluntad laborista de aceptar una negociaci¨®n condenada por el Likud. Ahora el empate se desvanece, pero negativamente para los intereses de la paz. Cuando en la pol¨ªtica mundial predomina la b¨²squeda de soluciones negociadas de los conflictos, el nuevo Gobierno de Shamir representa una l¨ªnea diametralmente contraria: represi¨®n m¨¢s dura contra los palestinos de la Intifada, negativa a negociar y aspiraci¨®n al gran Israel, ensanchando sus fronteras actuales con la absorci¨®n de los territorios que ocupa militarmente.
A pesar de palabras apaciguadoras de Shamir y de su nuevo ministro de Exteriores, David Levy, no caben dudas sobre la orientaci¨®n militarista del nuevo Gobierno. En ¨¦l figuran grupos mucho m¨¢s reaccionarios, si cabe, que el propio Likud, partidarios de expulsar en masa a los palestinos. Se refuerza el ala extremista liderada por Sharon, con un superministerio encargado de asentar a los nuevos inmigrantes. En esta coyuntura, la diplomacia europea necesita reafirmar su actitud claramente favorable a una negociaci¨®n con la OLP, sin disimular su deseo de que Israel evolucione hacia pol¨ªticas menos brutales y m¨¢s sensatas.
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