S¨®lo el presidente conf¨ªa en ellos
La afici¨®n brasile?a, decepcionada con el nuevo estilo de su equipo
Vencer pero sin convencer no es s¨®lo una frase del fil¨®sofo de Salamanca. Esta es la torturante sensaci¨®n que ha empezado a inundar al pa¨ªs m¨¢s futbol¨ªstico del mundo: Brasil. Jam¨¢s un seleccionado verde-amarillo decepcion¨® de tal manera a los brasile?os como el once que juega ahora en Turin. El pasado jueves, pese a todo, hubo motivos de j¨²bilo y conmemoraci¨®n: se cumpl¨ªan 20 a?os desde que Pel¨¦ infligiera a Italia aquella dura derrota (4- l), que supuso la conquista de la Copa del Mundo en M¨¦xico 70. Brasil gan¨® entonces su ¨²ltimo t¨ªtulo internacional de importancia.
"Estamos llenos de saudade", dice un titular del prestigioso diario O Estado de Sao Paulo. Saudade es una palabra portuguesa intraducible, y, significa algo as¨ª como nostalgia. La duda cruel para los brasile?os se centra en el hecho de que no consiguen identificarse con el equipo que han enviado a Italia. Durante muchos a?os, Brasil ha exhibido un f¨²tbol sin grandes resultados pero de una belleza incomparable. La misma derrota ante Italia en el Mundial de Espa?a 82 fue digerida por los fan¨¢ticos del f¨²tbol brasile?o con una disculpa ejemplar: "Ten¨ªamos el equipo m¨¢s bonito".Los brasile?os ahora consiguen sacar adelante los partidos pero su f¨²tbol irrita con unanimidad a toda la torcida. "Si volvemos a ganar de esta forma, me dedico a otra profesi¨®n", coment¨® el conocido cr¨ªtico y cronista Armando Nogueira, que sigue al seleccionado brasile?o desde el Mundial de 1950. "No cabe duda de que este no es nuestro f¨²tbolarte", dijo Pel¨¦, ahora comentarista de una cadena de televisi¨®n.
Cuentan que las cr¨ªticas de Pel¨¦, publicadas tambi¨¦n en algunos peri¨®dicos italianos, han causado gran malestar en la expedici¨®n brasile?a. Incluso el seleccionador Sebastiao Lazaroni, hombre bastante acostumbrado a recibir ataques de todo tipo, le pidi¨® explicaciones a O rey, como es conocido Pel¨¦ en todo el mundo. "Nadie desea m¨¢s que yo que Brasil se proclame campe¨®n", dijo Pel¨¦ a Lazaroni, delante de las c¨¢maras de televisi¨®n. "Pero hay que mejorar mucho este equipo, sobre todo en el centro del campo".
Ya no hay magia
Es la falta de imaginaci¨®n y creatividad, dos caracter¨ªsticas b¨¢sicas y eternas del f¨²tbol brasile?o, lo que m¨¢s sorprende a los cr¨ªticos y a los aficionados. El pa¨ªs est¨¢ virtualmente paralizado por las discusiones sobre c¨®mo cambiar el grupo de trabajo de Lazaroni en una orquesta de artistas geniales. El jugador s¨ªmbolo del equipo sigue siendo Dunga, un hombre que tiene como caracter¨ªstica principal la ferocidad con que trata de robarle el bal¨®n a sus adversarios. Cuando lo posee, sin embargo, Dunga exhibe hacia la pelota una ofensa de intimidad que los brasile?os consideran fatal para los que visten la camiseta verde-amarilla.
En un pa¨ªs donde el f¨²tbol despierta tanta pasi¨®n, el pragmatismo calvinista del entrenador Lazaroni es un elemento tan ajeno como puede serlo la lambada para un sueco. Se piensa en Brasil que Lazaroni ha cambiado la magia y malic¨ªosa combinaci¨®n del centro del campo brasile?o en un ejercito profesionalizado que parece disputar la ¨²ltima de las batallas.
"Es importante actuar para el p¨²blico, pero me parece a¨²n m¨¢s importante vencer y clasificarse. ?Para qu¨¦ estamos aqu¨ª, si no es para ganar el Mundial?", pregunta Lazaroni a los periodistas.
Absolutamente fiel a sus principlos, el entrenador brasile?o ha puesto a la hinchada brasile?a al borde de un ataque de nervios por el hecho de que, pese a cambiar a algunos de jugadores, jam¨¢s altera su sistema t¨¢ctico. Por primera vez, dijo el ex jugador Faucao, Brasil tiene un equipo en el que no importa cambiar las piezas, pues el sistema siempre es el mismo. El resultado es un conjunto sin personalidad, otro punto inadmisible para aficionados acostumbrados a l¨ªderes como Pel¨¦, Gerson, Nilton Santos o Did¨ª.
La prensa brasile?a public¨® con gran despliegue tipogr¨¢fico la rebeli¨®n de los jugadores brasile?os cuando el seleccionador quiso sustituir a nueve de ellos ante Escocia, un partido que no decid¨ªa nada. Sobre todo Cara cas, el arquero Taffarel y el l¨ªbero Mauro Galvao le exigieron a La zaroni el mantyenimiento del mismo equipo, tolerando unica mente la alineaci¨®n de Romario, lesionado durante los tres ¨²lti mos meses. Sin embargo, sobre el cesped, los jugadores no de mostraron poseer la misma per sonalidad, parecida dureza.
La defensa del presidente
"Carece de sentido y de buena voluntad, la suposici¨®n de que Brasil vence pero no convence", dijo el presidente Fernando Collor, que escribe una cr¨®nica de cada partido en un peri¨®dico brasile?o. El es uno de los pocos optimistas de toda esta historia. Una reciente encuesta de opini¨®n revel¨® que ha disminuido el n¨²mero de brasilMos que creen en la conquista del Mundial despu¨¦s la p¨ªrrica victoria conseguida ante Escocia (1 -0). Disminuye tambi¨¦n el n¨²mero de brasile?os que conflian en el ¨¦xito del radical Plan de Estabilizaci¨®n Econ¨®mico lanzado hace 100 d¨ªas por Collor.
El pa¨ªs se paraliza cuando juega Brasil. Eso se repite cada cuatro a?os, cada vez que la selecci¨®n aspira a un t¨ªtulo mundial. Pero son muchas las cosas que han cambiado. La afici¨®n sigue saliendo a la calle despu¨¦s de cada victoria. Pero ya no hay tanta alegr¨ªa como antes. Ni tanta samba. Ni tanto entusiasmo. Pese a que la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde, los brasile?os no est¨¢n convencidos de que puedan ganar la copa. Esta selecci¨®n, el estilo Lazaroni, no les permite so?ar.
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