Parec¨ªan toreados
Pereda / Vega, Punta, ZamoraCinco novillos de Jos¨¦ Luis Pereda, con trap¨ªo de toros, mansos y resablados; 5? sobrero de Rom¨¢n Sorando, bien presentado e inv¨¢lido, en sustituci¨®n de otro inv¨¢lido del mismo hierro. Joselito de Vega: estocada ladeada (ovaci¨®n y salida al tercio); dos pinchazos, estocada corta perpendicular desprendida y varias ruedas de peones (palmas y tambi¨¦n pitos cuando saluda). Antonio Punta: media tendida trasera baja, metisaca trasero baj¨ªsimo y cuatro descabellos (silencio); estocada trasera y dos descabellos (silencio). Juli¨¢n Zamora: pinchazo, otro bajo, pinchazo a toro arrancado y bajonazo descarado (aplausos y tambi¨¦n protestas cuando saluda); cuatro pinchazos, otro hondo descaradamente bajo -primer aviso con mucho retraso-, pinchazo hondo ca¨ªdo, pinchazo, rueda de peones -segundo aviso con retraso- cuatro pinchazos -tercer aviso con retraso- y el novillo es devuelto vivo al corral (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas, 24 de junio.
JOAQU?N VIDAL
Los, novillos primero, segundo y sexto, parec¨ªan toreados. El primero y el segundo, por gente normal. El sexto, por mono que la hubiera cogido de an¨ªs. Quiere decirse que primero y segundo buscaban al torero por donde sab¨ªan que pod¨ªa andar, con resabios similares a los de toros toreados, mientras el sexto tiraba ga?afones a todas partes como si alguien le hubiera vuelto gil¨ª. Quiz¨¢ el mono, qui¨¦n sabe.
Lo primero que hizo nada m¨¢s saltar al redondel ese sexto novillo, que adem¨¢s ten¨ªa trap¨ªo de torazo, fue brincar al callej¨®n. Lo hizo limpiamente, apoyando pezu?as en el borde de la barrera, al estilo de Espl¨¢ cuando la salta apoyando zapatillas, dicho sea sin ¨¢nimo de ofender y mejorando lo presente. Cuando el novillo reapareci¨® en la arena, estaba hecho una furia. No le pod¨ªan banderillear, hasta que Juli¨¢n Zamora tom¨® capote, impuso orden y concierto, breg¨® para ponerlo en suerte y entonces ya pudieron. Los banderilleros prend¨ªan un solo palo pero peor hab¨ªa sido antes, que no prend¨ªan ninguno. En el primer muletazo, el novill¨®n tipo toro furioso y gil¨ª se tir¨® al bulto, empiton¨® a Juli¨¢n Zamora, y qued¨® perfectamente claro que no iba a permitir pases de ning¨²n tipo, ni de cerca ni de lejos.
Ese s¨ª era un toro pregonao. Ese s¨ª era un toro para medir las posibilidades lidiadoras de un diestro experimentado. No los bronquetes y s¨®lo bronquetes que se quitan de en medio toreros de moda y encima les llaman maestros. Bueno, pues hubo de encontrarse el toro pregonao, el m¨¢s peligroso que haya salido esta temporada en Las Ventas, un novillero poco placeado, casi un chaval a sus 18 a?os, sin m¨¢s recursos que su pundonor. Machete¨® el pundonoroso novillero librando cornadas, pinch¨® donde pod¨ªa, le echaron el toro vivo al corral, y todo el mal trago no constituy¨® un fracaso porque puso de relieve su verg¨¹enza torera, el p¨²blico la valor¨® cuanto merec¨ªa y le recompens¨® con una larga ovaci¨®n.
Por la ley de las compensaciones, el ¨²nico novillo manejable le correspondi¨® tambi¨¦n a Juli¨¢n Zamora y lo tore¨® con reposo y mando, templado y ce?ido, sobre la mano derecha. Otro sin peligro, pero medio aplomado, fue el sobrero, al que Antonio Punta porfi¨® pases citando muy en corto; quiz¨¢ demasiado. El cuarto se qued¨® en seguida sin apenas recorrido y cuando lo tuvo, Joselito de Vega le instrument¨® redondos de buen corte. En el primero tambi¨¦n apunt¨® detalles de excelente torer¨ªa Joselito de Vega, a pesar del peligro. El segundo de poco coge a Curro de la Riva cuando lo acercaba al tercio y quiso hacer lo mismo con el valiente Antonio Punta, col¨¢ndose en cada muletazo que intent¨®.
La racha de buenas novilladas que estaba ofreciendo la nueva empresa de Las Ventas se ha quebrado. Con la de ayer daba la sensaci¨®n de que se hab¨ªa vuelto a los peores tiempos de la etapa Chopera, y la afici¨®n no est¨¢ por la labor. La afici¨®n tom¨® nota del moruchero que envi¨® semejante saldo con cuajo de corrida de toros e intenciones asesinas; de la empresa que se atrevi¨® a comprarlo; de la encerrona en que se vieron envueltos los novilleros sin tener culpa de nada. Y no le hizo ninguna gracia. Cada vez que el presidente enviaba un aviso a Juli¨¢n Zamora, la afici¨®n lo trasladaba a los empresarios, como responsables de aquel turbio asunto. As¨ª que avisados est¨¢n. Tres veces, tres.
Babelia
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