Argentina mantiene su buena suerte
JOS? MARIA SIRVENT, Las estad¨ªsticas y la Prensa, encargada de divulgarlas, salvaron ayer a Argentina. Maradona salt¨® al c¨¦sped del estadio Comunale de Florencia con el r¨¦cord de ser el jugador sobre el que m¨¢s faltas han cometido sus rivales La cifra, puesta en letra impresa, amedrent¨® al ¨¢rbitro suizo Roethlisberger, que quiz¨¢ temi¨® por el tobillo de El Pelusa. Bastaron un par de entradas para que su marcador, Sabanadzovic, se fuera al vestuario anticipada mente, despu¨¦s haber sido obsequiado con una tarjeta que provoc¨® est¨²pidamente. Una vez m¨¢s, Maradona, aunque de una forma indirecta porque fall¨® un penalti, marc¨® la diferencia y puso a Argentina en semifinales. Ese lugar de honor debi¨® se para Yugoslavia, que super¨® ampliamente a la selecci¨®n argentina y que incluso forz¨® la pr¨®rroga, a pesar de jugar con 10 hombres durante el 80% del partido.
Posiblemente, Sabanadzovi no ser¨¢ sancionado por la federaci¨®n de su pa¨ªs; pero ayer mereci¨® que los aficionados al f¨²tbol le repudien durante bastante tiempo. Su inocencia y su candidez se cargaron un partido que promet¨ªa grandes cosas y que comenz¨® con tintes de dramatismo para Argentina. Era el encuentro de los n¨²meros 10, Maradona y Stoikovic. De su habilidad, de su picard¨ªa y de su concepci¨®n del f¨²tbol depend¨ªan el resto de sus compa?eros. Naturalmente, para ellos ten¨ªa que haber un marcaje especial y lo hubo.
Carlos Bilardo, seleccionador argentino, encarg¨® esa misi¨®n a Olarticoechea e Ivica Osim, t¨¦cnico de Yugoslavia, al ya mencionado Sabanadzovic. A los dem¨¢s, con la etiqueta de obreros, los distribuyeron por el campo para que trabajaran para ellos.
La distribuci¨®n, para dar la raz¨®n a Bilardo -asegura que le copian los sistemas de juego- fue id¨¦ntica en ambos equipos: amontonamiento de hombres en el centro del campo y tan s¨®lo un punta. No obstante, Osim se permiti¨® una cierta licencia y di¨® en trada en el equipo al joven Prosinecki, para realizar una mezcla explosiva de veteran¨ªa y juventud.
Esa mezcla estuvo a punto de estallar y romper a Argentina durante la primera media hora de juego. Gracias a su superior t¨¦cnica individual y una excelente colocaci¨®n en el tereno de juego, los yugoslavos controlaron el partido desde el comienzo. Su f¨²tbol era especulativo, porque hab¨ªa que economizar fuerzas sobre un terreno de juego al que s¨®lo pod¨ªan adaptarse los reptiles, dado el calor reinante. Pero ten¨ªa una frescura de ideas muy superior a la de sus rivales: Prosinecki, Jozic y Stojkovic merecieron los honores del gol.
A pesar de su inferioridad num¨¦rica, Yugoslavia regres¨® del vestuario, tras el descanso, con el mismo orgullo de los primeros 45 minutos. Argentina, por su parte, segu¨ªa espesa, con su f¨²tbol rampl¨®n y siempre a la espera de una nueva genialidad de Maradona.
Bilardo, que se sabe todas las triqui?uelas, cambi¨® a Olarticoechea, marcador de Stojkovic, porque ya ten¨ªa una tarjeta y en cualquier momento pod¨ªa llegar la ley de la compensaci¨®n. Osim le respondi¨® haciendo saltar al terreno de juego a otro fino estilista, Savicevic, para que se peleara con la defensa argentina.
Y Yugoslavia sigui¨® dando sustos, con un p¨²blico entregado que comenz¨® a gritar: "Camer¨²n, Camer¨²n". Argentina tan s¨®lo in quiet¨® en un par de ocasiones a Ivkovic, que resolvi¨® bien el peligro. Maradona no ten¨ªa ayer su d¨ªa y fue incapaz de evitar la pr¨®rroga. Llegaba el cara o cruz.
Sin fuerza y con la mente embotada se jugaron los 30 minutos suplementarios. El marcador no se movi¨®, aunque Hadzibegic, en tres ocasiones, Troglio, Dezotti y el propio Marad¨®na tuvieron el gol en sus botas. El de Burruchaga no vali¨®, por una supuesta mano, que desencaden¨® un conato de tangana entre jugadores argentinos y el banquillo yugoslavo. Hubiera sido injusto. Yugoslavia ten¨ªa que hacer sufrir a Argentina hasta en la tanda de penaltis. Osim ni siquiera vi¨® los lanzamientos. Se fue directo al vestuario. Hab¨ªa cumplido su misi¨®n. Maradona ni eso. El Pelusa fall¨® desde el punto fat¨ªdico.
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