Tildes y comillas

Tras varios lustros de lectura diaria de su peri¨®dico, confieso que a¨²n tengo mis dudas sobre la t¨¦cnica que emplea para observar las reglas de la acentuaci¨®n ortogr¨¢fica de la gram¨¢tica, m¨¢s all¨¢ de la anunciada negativa a tildar la cabecera. Sin embargo, leyendo el n¨²mero correspondiente al martes 26 de junio he cre¨ªdo atisbar algo de ella: tras escribir el texto le siembran de virgulillas por aqu¨ª y por all¨¢, como si de una especie de lluvia salut¨ªfera se tratase. Me hago cargo de lo pedestre que resulta la imagen en estos tiempos de fotocomposiciones, teleimpresiones y otros adelantos inform¨¢ticos; pero d¨ªgame si no es plausible tal suposici¨®n cuando uno se encuentra con una noticia como la de la p¨¢gina 17 de aquella edici¨®n, columna de la derecha, que es un puro bald¨ªo, en el que no aparece ni una sola tilde m¨¢s abajo del titular y la capital irlandesa de donde procede la informaci¨®n, cuando tantas requiere.Claro que tambi¨¦n pudiera ser que tengan entre las terminales alg¨²n chip caprichoso o que responda acaso a alg¨²n sibilino dise?o del comit¨¦ de redacci¨®n para comprobar hasta qu¨¦ punto se cuenta con lectores avisados. ?O es, simplemente, que redactores y correctores, venciendo su sentido del humor a su profesi¨®n decidieron dejar correr alegres los gazapos por la gazapera dublinesa de Felipe Gonz¨¢lez?- Ra¨²l Mart¨ªn.