La RFA, obsesionada por ganar su tercer t¨ªtulo
"Devolver el prestigio a la selecci¨®n ha sido un ¨¦xito de todos: jugadores, clubes, periodistas y aficionados". La frase parece proceder de alguien que ha logrado superar una larga y profunda crisis. No es as¨ª. Pertenece a Franz Beckenbauer, el t¨¦cnico de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA), que se despedir¨¢ de su cargo el domingo en la final de Italia 90. "Devolver el prestigio" a un equipo as¨ª, que ha llegado a su sexta final mundialista -la tercera consecutiva-, parece una broma. Pero la RFA es un pa¨ªs ganador. Los premios de consolaci¨®n le saben a derrota. Por eso le obsesiona alcanzar su tercer t¨ªtulo.Desde 1954, con breves intervalos, la RFA siempre ha estado en la c¨²spide del f¨²tbol, con selecciones mejores o peores, y figura a la cabeza de una hipot¨¦tica clasificaci¨®n por puntos (81) de los Mundiales: 34 victorias, 13 empates y 14 derrotas, con 130 goles a favor y 81 en contra. La RFA gan¨® su primer campeonato en Suiza 54 al derrotar por 3-2 a una Hungr¨ªa que asombraba a todos. Czibor, Kocsis, Puskas Boszik y Hidegkuti hab¨ªan arrasado, pero los germanos, empujados por Walter y Rahn, impidieron que uno de los mejores equipos de la historia lograse el mayor premio. La segunda victoria la consigui¨® en 1974, en su casa, derrotando a Holanda, la naranja mec¨¢nica de Cruyff, Neeskens, Rep, Krol, Haan y Van Hanegen. Los tulipanes se adelantaron en el primer minuto con un penalti transformado por Neeskens, pero Breitner igual¨®, tambi¨¦n en una pena m¨¢xima, y M¨¹ller marc¨® el tanto del triunfo a pocos minutos del descanso. Aqu¨¦lla fue probablemente la mejor selecci¨®n que ha logrado componer, con Maier en la puerta, Beckenbauer como l¨ªder carism¨¢tico con compa?eros en la defensa de la categor¨ªa de Votgs, el pr¨®ximo seleccionador, y Schwarzenbeck y Breitner; Bonhof, Grabowski, Holzenbein y Overath formaban el centro del campo y Hoeness y M¨¹ller completaban un ataque demoledor.
Overath y Beckenbauer eran los ¨²nicos supervivientes de la RFA que perdi¨® su primera final, en Londres, en 1966, ante Inglaterra (4-2, en la pr¨®rroga), con aquel famoso gol de Hurst que, 24 a?os despu¨¦s, mantiene la pol¨¦mica sobre si el bal¨®n bot¨® o no dentro de la porter¨ªa. En 1982, en Madrid, la RFA perdi¨® por 3-1 ante una Italia en racha tras eliminar a Brasil en un encuentro sensacional. Y, finalmente, volvi¨® a caer en la final de 1986, en M¨¦xico, frente a Argentina por 32.
Igual, pero diferente
La final de Italia es la misma de M¨¦xico, pero el sabor, en las horas previas, es diferente. Aquella selecci¨®n alemana, tambi¨¦n dirigida por Beckenbauer, era m¨¢s poderosa en el aspecto f¨ªsico, pero no ten¨ªa las cualidades t¨¦cnicas de la actual. Entonces tuvo un recorrido ascendente. Ahora es descendente. Hace cuatro a?os, en la fase inicial, empat¨® con Uruguay (1-1), gan¨® a Escocia (2- 1) y perdi¨® con Dinamarca (0-2). Luego, derrot¨® con apuros a Marruecos (1-0), venci¨® a M¨¦xico (0-0) por penaltis y jug¨® su mejor partido en las semifinales derrotando a Francia (2-0). En la final, Argentina se adelant¨® con goles de Brown y Valdano. Rummenigge y V?ller empataron. Pero Burruchaga desnivel¨® el resultado en la ¨²nica acci¨®n en la que Maradona logr¨® evadirse de Matth?us, un perro de presa con mucho pedigr¨ª.
Matth?us ya no se ensucia las manos con trabajos tan complicados. A sus 30 a?os, se ha convertido, con el apoyo de Beckenbauer, en el l¨ªder de la selecci¨®n. Sin embargo, Matth?us, y con ¨¦l todos, ha ido empeorando en su rendimiento a medida que ha avanzado el Mundial. La RFA comenz¨® goleando (4-1 a Yugoslavia y 5-1 a Emiratos Arabes Unidos) y empat¨® con Colombia (1-1). Su mejor partido lo disput¨® ante Holanda (2-1). Pero marc¨® en ¨¦l un punto de inflexi¨®n en su rendimiento. Ante Checoslovaquia (1 -0, de penalti) e Inglaterra (1-1, por penaltis), se ha frenado a s¨ª misma. No ha buscado arrasar y s¨ª controlar al m¨¢ximo el juego.
La actual selecci¨®n, sin embargo, parece m¨¢s compacta que las de 1982 y 1986. Ya no es un equipo que basa su ¨¦xito ¨²nicamente en el esfuerzo f¨ªsico. De ah¨ª, las palabras de Beckenbauer sobre "el prestigio perdido".
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