El Ni?o causa estragos
Las alteraciones clim¨¢ticas provocadas por las corrientes marinas siembran la pobreza en Per¨²
Los agricultores peruanos est¨¢n en vilo por culpa de las alteraciones meteorol¨®gicas que provoca el choque de la corriente fr¨ªa te Humboldt con el Ecuador y el efecto de la corriente c¨¢lida de El Ni?o (llamada as¨ª porque llega normalmente en Navidades). El concurso de ambas corrientes y la cordillera de los Andes originan sobre Per¨² un fen¨®meno cuyas imprevisibles consecuencias lo mismo suponen inundaciones persistentes que atroces sequ¨ªas. Este a?o la ausencia de lluvias ha sembrado de pobreza los valles de la cordillera peruana donde se ha perdido la mitad de los cultivos.
Un a?o normal, de buenas cosechas, le avisa al campesino pune?o con los vientos fuertes y silbantes de agosto. "Para que las nubes se carguen", dicen ellos. Sin embargo, el secretario general de la Federaci¨®n Departamental de Campesinos de Puno, Benigno Guti¨¦rrez, explica que "el a?o pasado el tiempo no silb¨®... y para agosto las nubes no tuvieron tiempo de cargarse nuevamente".El presentimiento de la naturaleza se acentu¨®. Los p¨¢jaros anidaron en cauces y hondonadas. "Tambi¨¦n el zorro estuvo alocado, y por las noches aullaba en todas las direcciones. Eso en el campo significa sequ¨ªa", cont¨® a la prensa lime?a Guti¨¦rrez. La familiaridad de los campesinos con su entorno les dio otros avisos: las estrellas y la direcci¨®n de las flores de los cactos fueron la confirmaci¨®n final de malos augurios para sus futuras cosechas.
En enero pasado, los campesinos de Puno consideraban que la ausencia de lluvias en la regi¨®n hab¨ªa dejado p¨¦rdidas del 50% en sus cultivos. Para finales de mayo, la Junta Nacional de Usuarios de los Distritos de Riego calculaba que la producci¨®n agr¨ªcola peruana se hab¨ªa reducido en el 70%, situaci¨®n en la que las costas norte y sur del pa¨ªs estaban ya afectadas cerca del 45%.
Extrema urgencia
Hacia finales de marzo, vista la agudizaci¨®n y extensi¨®n de la sequ¨ªa, el Gobierno peruano declar¨® una emergencia de 120 d¨ªas en 79 provincias de m¨¢s de 12 departamentos. Al norte del pa¨ªs tres departamentos son los m¨¢s afectados por el fen¨®meno; en cuanto al sureste, nueve ya viven situaciones de extrema urgencia.Empero, la situaci¨®n de los departamentos de la cordillera es peor porque, adem¨¢s de la sequ¨ªa, la aparici¨®n de plagas como la langosta y el gusano rosado, y la ca¨ªda frecuente de heladas, han acabado de marchitar las esperanzas de tener un panorama menos dif¨ªcil.
As¨ª, mientras las organizaciones campesinas piden que se declare en emergencia todo el campo peruano, los expertos llaman la atenci¨®n sobre la posibilidad de que en agosto pr¨®ximo, Puno, el departamento m¨¢s afectado por las calamidades, sufra la hambruna mayor de su historia.
Por ahora, el 80% de su siembra se ha perdido y miles de campesinos dejan sus tierras para ir a engrosar las barriadas de capitales regionales como Arequipa. Hasta ahora un n¨²mero superior a 10.000 campesinos ha llegado en los ¨²ltimos meses a esa ciudad huyendo de la sequ¨ªa y en condiciones precarias sobreviven bajo covachas en la periferia arequipe?a.
La mendicidad en esa capital tambi¨¦n ha aumentado. La estaci¨®n ferroviaria y las terminales de los autobuses interurbanos reciben a diario decenas de familias campesinas que muy seguramente aumentar¨¢n las filas de supervivientes de la sequ¨ªa en el campo peruano.
Por lo general, las familias campesinas de la cordillera pe ruana destinan m¨¢s del 50%. de sus cultivos al consumo propio; menos del 30%. es para llevar al mercado.
Apoyando el reparto de tierras posterior a la reforma agraria que se hizo entre los a?os sesenta y setenta -llamado reestructuraci¨®n de la tierra- y abogando por una tregua con los rebeldes radicales mao¨ªstas de Sendero Luminoso, el obispo de Ayavuri, en las alturas pune?as, Francisco d'Alteroch, da un testimonio dram¨¢tico de la situaci¨®n.
"Nosotros ya sabemos lo que esto significa. Lo hemos vivido en 1983. Aqu¨ª mismo ven¨ªan madres con sus hijos que me dec¨ªan: 'Se lo regalo padre, cu¨ªdelo usted, porque si no se me muere'. He visto tambi¨¦n c¨®mo las se?oras iban a esperar al tren y por la ventana ofrec¨ªan sus hijos a los turistas".
Francisco d'Alteroch recuerda de paso 1983, el a?o en que el fen¨®meno de alteraci¨®n climatol¨®gica que se da en Per¨² y que se conoce como el fen¨®meno de El Ni?o afect¨® sobremanera el territorio nacional produciendo todo tipo de situaciones extremas. Para Luis Brea Kaik, jefe de hidrograf¨ªa del Servicio Nacional de Meteorolog¨ªa e Hidrolog¨ªa, fen¨®menos climatol¨®gicos como el actual ya hab¨ªan tenido precedentes preocupantes en 1978, 1980 y 1983, en que la agricultura y la pesca sufrieron da?os devastadores por el efecto de lluvias e inundaciones prolongadas.
Varios especialistas se?alan ahora que la sequ¨ªa actual, que tambi¨¦n se extiende por amplias zonas de Bolivia y Chile, es el presagio m¨¢s firme de la llegada de un nuevo Ni?o, que se dar¨ªa de una forma m¨¢s benigna que la de 1983 y que se presentar¨ªa entre diciembre y febrero pr¨®ximos.
Catastr¨®fico
Pero si en el campo la situaci¨®n es dram¨¢tica, en las ciudades es desesperante. En Lima, capital que ya llega a los casi siete millones de habitantes, son habituales desde el a?o pasado los racionamientos de agua y luz que se prolongan durante semanas y adem¨¢s de producir p¨¦rdidas importantes en los cinturones fabriles, el caos de la ciudad se hace mayor en el tr¨¢fico, en la prestaci¨®n de servicios, en el funcionamiento de restaurantes y almacenes y en las propias casas, donde el aprovisionamiento de agua ha cambiado totalmente la costumbres. A medida que pasan los d¨ªas se agudizan las consecuencias de la falta de lluvia. Se cree que a partir de este segundo semestre de 1990 los efectos de una situaci¨®n tan deteriorada se har¨¢n sentir con m¨¢s dureza, lo que, por ejemplo, hace pensar que pronto la escasez de alimentos en el campo se sentir¨¢ fuertemente en las ciudades.Ante este cuadro, el Gobierno peruano pidi¨®, a mediados de mayo pasado, ayuda alimentaria de emergencia a 17 naciones cooperantes con Per¨² y tambi¨¦n a las Naciones Unidas. Seg¨²n los c¨¢lculos gubernamentales peruanos, hasta ese momento Per¨² hab¨ªa perdido un mill¨®n de toneladas en productos agr¨ªcolas.
Uno de los primeros pa¨ªses en responder a ese llamamiento ha sido Espa?a, que hace 15 d¨ªas don¨® un mill¨®n de d¨®lares que permitir¨¢n la distribuci¨®n, tratamiento y protecci¨®n de pozos, as¨ª como el saneamiento ambiental en zonas urbano-marginales y rurales afectadas por la sequ¨ªa. Tambi¨¦n el Gobierno espa?ol piensa promover, en este sentido, alternativas no convencionales para el mejoramiento del agua potable.
La ONU ya envi¨® una misi¨®n evaluadora. Seg¨²n esta organizaci¨®n, los efectos de la sequ¨ªa en Per¨² son catastr¨®ficos, afectan a 3,8 millones de personas, y la situaci¨®n requiere una ayuda financiera de unos 8.500 millones de pesetas para aliviar en parte el problema.
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